VadeReto (noviembre II)

VadeReto, ¿Jugamos a Inventar Historias? En el blog “Acervo de letras” de Jose Ant. Sánchez, existe este juego que me encanta. Es una invitación a escribir, sólo un tema cada mes que puedes desarrollar como más te guste. Así que, aceptando el desafío de Jose, aquí os presento mi relato que este mes va de ¡¡La muerte!!

La despedida

Hola papá. Si, sé que no estás en casa, sé que no puedes atenderme.

Acabo de dejarte en el aeropuerto y no llegarás hasta dentro de muchas horas. Pero quería decirte tantas cosas, quería contarte todo lo que me está pasando y no pude. En realidad, no sé si no pude o no quise. Me pareció más importante disfrutar estos días, estos últimos días contigo. Escuchar tu voz, caminar tranquilos por el malecón, mojarnos los pies en el mar, tu amado mar, como cuando era chiquito y me llevabas de la mano y calmabas mis miedos, enfrentándome a cualquier problema que surgiera.

Como haces ahora, que apoyado en mi brazo, caminamos despacio mientras me cuentas tus últimos tratamientos y el avance del maldito cáncer que no ha logrado robarte la sonrisa. Esa sonrisa que sé que no volveré a ver, pero que anida en mi corazón.

¡Cuántas cosas quería contarte! Pero el viaje acabó demasiado pronto. Era tanta la necesidad de tenerte cerca, de ir los dos solos a comer al puerto, eligiendo el pescado más fresco, ese que acabábamos de ver bajar del barco. Ya no está tu amigo Antxon para reírnos con él, pero Manu, su hijo, tiene el mismo humor y, sentados en popa, nos regaló un millón de risas y el mejor rape que se había guardado para él. Me sentí de nuevo niño, escuchando historias del mar y de la dura vida de los marineros, pasada por el tamiz de su carácter jovial y dicharachero. ¡Cómo disfrutamos esa tarde!

Y el domingo, en Santa María, escuchando la misa y las voces fuertes y graves de los hombres cantándole a Dios, a su madre y a la vida. No sabes la de años que llevaba sin entrar en una iglesia. Sobre todo en Santa María, porque su ambiente, su religiosidad me recordaba tanto a mamá, que no podía soportarlo. Ya sabes que llevo muy mal la falta de mamá. ¡A quién se lo voy a decir! Pero el otro día fue como si me hubiera reconciliado con ella y con los abuelos. Me sentí tan bien que lamenté no haberlo hecho antes. 

¡Me arrepiento de tantas cosas! Ya sé que me dirás, como siempre, que no hay que mirar atrás para arrepentirse, que las cosas se hacen y se dicen en el momento, que aún no tenemos una de esas máquinas que soñábamos con inventar cuando me leías a Julio Verne y a Wells.

Pero es que mamá era demasiado inflexible en todo lo que pensaba y chocábamos a cada momento. Me acuerdo lo mal que me lo hizo pasar cuando empecé a salir con Estitxu. No había gesto que ella hiciera o ninguna decisión que ella tomara que no fuera criticada por mamá. ¡Y ni digamos cuando llegaron los niños! Que la educación, que las buenas costumbres, que no permitirles cualquier cosa, que las reglas, ¡las malditas reglas que había que cumplir!

Ya sé lo que piensas, que al final tu Karmina no estaba tan desacertada, porque nunca me imaginé la arpía que estaba enmascarada dentro de Estitxu. Cuando al final, después de tantas broncas y tantos llantos, nos separamos, no puedes ni sospechar cómo me lo hizo pasar, con denuncias permanentes de que yo la acosaba y la maltrataba. Hasta logró que me metieran preso un mes, menos mal que los amigos se portaron bien y me ayudaron. Bueno, de los amigos sólo puedo hablar de Patxi, que movió cielo y tierra para que se resolviera todo. Los demás se borraron rápido y no he vuelto a tener contacto con ellos. Nunca quise contaros todas las cosas horribles por las que tuve que pasar. Para qué, estábais tan lejos.

Lo que peor llevé fue la guerra por los niños. Cuando me quitaron la custodia por los malos tratos, que te juro que eran falsos, ya me conoces que no soy capaz de matar una mosca, y mucho menos de tocar a mi mujer a la que adoraba. Cuando me quitaron la custodia, Txema se pasaba los recreos de la escuela junto a la verja, para verme pasar, hablar dos palabras y tocar mi cara. ¡Eso si que era un suplicio! Maite, la pequeñaja, la princesita de su papá, sucumbió a las palabras y los regalos de su mamá y su abuela, y no quiso verme más. ¡Vete a saber todo lo que le han contado de mí!

Pero bueno, ahora lo que me preocupa es tu salud. Estoy seguro que Alejandra te acompañará a los médicos y a los tratamientos, que cuidará tus comidas y tus ejercicios, como he visto que lo hacía cuando estuvisteis aquí. ¡Te mima tanto! ¡Os reís tanto juntos! No sabes lo feliz que me he quedado al conocerla, al hablar con ella y escuchar sus opiniones y, sobre todo, al ver cómo está pendiente de todo lo que haces y te pasa. Es un milagro que por fin hayas conocido una mujer que te ama como si no hubiera un mañana. ¿Quién dijo esa frase tan cursi?

Yo también te amo, papá. No te lo digo muchas veces. ¡Tonterías de hombres! Pero te amo, siempre te he amado, desde que de pequeño armaste un mundo para mí, en el que la fantasía y el cariño tenían absoluta prioridad. ¡Fuiste el mejor papá del mundo mundial!

Hoy me estoy despidiendo de ti, no tuve el coraje para hacerlo frente a frente.

Mañana, al amanecer, saldré en la txalupa hasta alta mar, me ataré una piedra grande que tengo preparada a los pies y dejaré este mundo que ya no soporto. Mi enfermedad, de la que tampoco te he hablado, es la causante de que haya adelgazado. Mamá estaría encantada de que, por fin, su hijo hubiera logrado un físico espléndido.

Se acerca el final y no quiero pasarlo en la soledad de un hospital. Tampoco quiero ir a vuestra casa, me lo habéis propuesto y sé que estaría rodeado de amor, pero prefiero que nuestra despedida sea la que hicimos.

Os he escrito una carta para ti y otra para Alejandra. En ellas os explico más cosas. En otra que he escrito para mi amigo Patxi, le dejo todas las instrucciones y cómo debe actuar. Mi cuerpo no aparecerá, pero si lo hiciera, que lo entierren en Polloe junto a la familia. Dejo mis papeles en orden, testamento, etc. Dejo un fondo de inversión para los niños, pero que no puede ser tocado hasta que cumplan los dieciocho. No quiero que Estitxu toque ni una moneda.

También dejo un cuaderno en el que les he escrito todo lo que no he podido decirles en estos años. Este cuaderno te lo envío con las cartas a ti. Vosotros sabréis en qué momento entregárselo a ellos. Te pediría que intentes mantener el contacto con los niños. ¡Ya sé que es muy difícil! Pero necesitan a su abuelo, más que nunca.

Adiós papá. Os mando un beso muy grande a los dos. ¡Te quiero mucho! ¡Os quiero mucho a los dos!

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

9 comentarios sobre “VadeReto (noviembre II)

  1. Ufff, Marlen.
    Solo se me ocurre una expresión, muy gaditana: ¡¡¡Qué bastinazo!!!
    Me has encogido el corazón. ❤️
    Menos mal que es viernes y no lunes. 😅😂
    Esas relaciones entre padres e hijos, siempre tan complicadas. Las de pareja, que a veces nunca debieron empezar y que culminan con el uso de los hijos como castigo. La odiosa enfermedad cuyo nombre da pánico mencionar. En otro sentido, de otras formas, hay aquí muchos mensajes que a uno le hacen darle al coco una voltereta. Por cosas personales y por gente cercana. Es tremendo.
    Has escrito un relato muy intenso, muy duro, muy profundo. Creo que perfecto para el tema que se me ocurrió plantear. La muerte puede venir de tantas formas y en tales modos que produce historias dramáticas, como la tuya.
    Felicidades, istorioak kontatzen. Sabes emocionar maravillosamente.
    Abrazo con los clinex en la mano. 😜😂🤗👍🏼

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    1. Sí Jose, la muerte que llega con varios temas interesantes para escribir sobre ellos, no para vivirlos. Tú ya has nombrado algunos: el tan temido cáncer, las relaciones entre padres e hijos, a veces lejanas, siempre complicadas, las relaciones de pareja que a veces terminan con el uso/abuso de los hijos como moneda de cambio, el feminismo mal entendido. Y el suicidio como última alternativa por una enfermedad, la desesperación, la soledad, la falta de apoyo familiar y/o de amigos…
      Historias dramáticas que merecen ser contadas, aunque duelan.
      Gracias por tus palabras. Espera, que voy a buscar el rollo de papel de cocina (los kleenex se me acabaron esta madrugada). Un abrazo grandote.

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  2. Un relato muy, muy emotivo. Has escrito muy bien sobre el tema de la muerte desde otro punto de vista, el de una enfermedad debilitante que hace que alguien quiera dejar este mundo. Y alrededor de ello, las relaciones familiares, las cosas que uno no dice de frente, las cosas que se quedan en una carta, (con suerte) y a veces ni eso, se llevan a la tumba. Muy buen relato. Saludos.

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    1. Buenos días Ana.
      Me alegro que, a pesar del tema, te haya gustado el relato.
      Sí, en el relato están presentes las dos muertes, la del padre y la del hijo. Pero cada una se resuelve de forma totalmente diferente. El padre tiene un cáncer que lleva bastante bien, sobre todo acompañado y mimado por su pareja. Ni siquiera sabemos si su muerte está próxima o si el tratamiento le permitirá seguir disfrutando de la vida y hasta de los viajes, como el que acaba de hacer.
      Del hijo nos enteramos por su confesión telefónica, ni siquiera sabemos qué tipo de enfermedad padece (sólo que es una enfermedad terminal), ni ha querido contárselo al padre en persona (yo creo que para no arruinar su último encuentro, de esta forma lo han podido disfrutar los dos). La muerte del hijo no es sólo provocada por la enfermedad, le ha tocado vivir un infierno entre la separación en malos términos, el corte de todo contacto con sus hijos, la soledad, la falta de amigos, la lejanía de su padre para poder apoyarse en él. Toda una combinación desastrosa que lo ha llevado a planear minuciosamente su suicidio.
      Gracias por tu comentario. Saludos.

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