VadeReto, ¿Jugamos a Inventar Historias? En el blog “Acervo de letras” de Jose Ant. Sánchez, existe este juego que me encanta. Es una invitación a escribir, y las reglas digamos que son blanditas: no hay cantidad máxima de palabras, ni plazos que cumplir, ni palabras que hay que incluir forzosamente, ni ná. Sólo un tema cada mes que puedes desarrollar como más te guste. Así que, aceptando el desafío de Jose, aquí os presento mi relato que este mes va de contar una historia protagonizada por niños, que nos haga sonreír.
https://jascnet.wordpress.com/2021/11/01/vadereto-noviembre-2021/
Bla Bla
Sabía que algo pasaba, que se avecinaba algún planteamiento o reflexión, porque Kati estaba especialmente callada y seria.
Cuando le pregunté cómo le había ido en el campamento, me dijo que bien pero no me contó detalles.
Cuando le pregunté qué había comido, me dijo que no se acordaba.
Y cuando quise que me contara a qué había jugado con sus amigos, la memoria seguía fallándole y tampoco se acordaba.
En un momento en que estábamos dibujando, tomó una tarjeta y escribió un garabato de trazos pequeños, pero largo como si se tratara de una larga frase.
Al inicio había un número 6 muy claro.
Entonces se me ocurrió decirle: – ¿Qué has escrito ahí? A ver. Aquí dice: cuando tenga 6 años seré más alta.
La sonrisa más resplandeciente se dibujó en su rostro y entre sorprendida y absolutamente entusiasmada, me dijo: – Es que, tita, es justo lo que he escrito. Y en letras chiquitas. Y tú lo has entendido.
Ahí entendí por dónde venía el problema que le estaba rondando. A sus 5 años recién cumplidos, ella sabía escribir unas cuantas palabras, empezando por su nombre. Pero todo en mayúsculas, todavía no conocía las minúsculas.
Comprendí que en esos días de compartir juegos y risas con sus compañeritos, Kati habría descubierto que los demás hacían algo de lo que ella aún no era capaz, escribir con letras pequeñitas. Y eso le había molestado hasta el punto de hacerle perder la sonrisa.
Inmediatamente empezó a escribir filas de garabatos que yo, haciendo gala de imaginación y de intuición, descifraba fácilmente:
– Cuando tenga 6 años sabré escribir en minúsculas.
– Dentro de unos días vendré a dormir a casa de la tita.
– No quiero que mi hermano me rompa los juguetes.
– Me gusta jugar al fútbol con mis amigos.
– Quiero escuchar siempre música con mi Aita.
– El viernes que viene vendré a la oficina de nuevo y pintaré dibujos muy bonitos.
– Me gustan los chuches, pero los que se me pegan a los dientes no.
– Fue muy divertido dormir fuera de casa, en el campamento con mis amigos.
– Me gustan los caballos y los unicornios.
– Quiero ponerme sólo la ropa que me gusta.
Y hubo que seguir y seguir leyendo las frases escritas. Aunque tuve que explicarle que lo que ella escribía lo entendíamos ella y yo, pero que ya le enseñaría a escribir todo lo que quisiera, para que lo entendiera todo el mundo.
La sonrisa de satisfacción plena no se le borró en toda la tarde y me bombardeó con sus frases, reclamando toda mi atención y quitándole protagonismo a su hermano.
A cada lectura, ella aseguraba que era justo, justo lo que acababa de escribir. Y poco antes de irnos, guardó en un sobrecito todas las tarjetas con las frases escritas. Y en el sobre puso mi nombre TITA, porque me aclaró que era un regalo para mí.
Demás está decir que ya he empezado a preparar dibujos con las letras en mayúscula y minúscula, para incursionar en la maravillosa tarea de escribir y que alguien lea y entienda lo que has escrito.

Qué rápida para el reto! Tu relato me encantó. Los niños y su inocencia siempre pintan una sonrisa ven el rostro. Abrazo…
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¡Qué bien que te gustó Ana! El tema que nos ha propuesto este mes VadeReto es dulce y precioso. ¡Me apetecía mucho, después de los sustos e impresiones! A ver lo que nos muestras, que me gusta lo que escribes. Un abrazo también para ti.
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Muchas gracias, voy a batallar para escribir algo dulce pero lo intentaré. Saludos.
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Igual los que escribimos garabatos somos todos los demás, y es esa bendita inocencia la que ha descubierto la escritura en minúsculas. Tiene que ser así. Porque las minúsculas son las letras más afectuosas y sencillas; se enlazan unas con otras, se acarician y se cogen de la mano para formar palabras, no como las mayúsculas, tan distantes y altivas, que solo sirven para darle rimbombancia a los nombres o para crear odiosos acrónimos y siglas.
Las minúsculas, esas letras tan afables, solo las puede haber descubierto un alma limpia, como las de tu maravillosa historia.
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¡Ay Isra, qué bonito lo que escribes! Tengo que compartir con mi sobrina lo que cuentas de las minúsculas! ¡Seguro que le encanta! De la anécdota que tomé para mi relato ya han pasado unos años y la pre-adolescencia se hace sentir. Pero su alma sigue siendo limpia y descubre, como todos los niños, las cosas que los adultos hemos olvidado cómo ver. La incito a escribir y lo hace con minúsculas, esas que tú sabes muy bien describir. Un cálido abrazo.
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Precioso, Marlen.
Me arrancó la sonrisa que pedía y me sacó del ambiente jalogüeño. 👍🏼👌🏼
Esa conexión, entre tita y sobrina es divina y por mucho que se quiera manipular, es cada niño el que elige a esa personita especial. Lo sé de primera mano, porque mi sobrino tiene a su Tato que lo quiere con locura. 😜
Muchas gracias por este relato tan dulce, bonito e inspirador. Esa pequeña llegará a ser alguien muy grande y su tita, su heroína sin capa, la ayudará feliz en su camino.
He intentado descifrar lo último que ha escrito y creo adivinar, porque es muy difícil:
«Lo he escrito para mi Tita»
¿Acerté? ¡Seguro que no! 😝
Un abrazo
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Gracias por tus palabras. Me alegro que Tato haya entendido el sentimiento que se despierta en esa relación entre tío/tía y sobrino/sobrina. Nos regalan tantos momentos dulces y tiernos que da gusto compartir con ellos sus vivencias y descubrimientos. Y creo que tienes razón en lo que has sabido descifrar. ¡Seguro que si! Un abrazo cálido para tí.
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Hermosa historia. Refleja tu feeling y amor por los pequeños….gracias Marlen.
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¡Qué hermoso encontrarte por aquí, Amik! Gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado el relato y espero que los virus nos permitan vernos pronto. Un beso grandote.
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Para entender a los niños solo hay que quitarse unos años y ponerse a su altura. Es la mejor manera de contactar con ellos..😊😊
Esa ha sido siempre mi máxima,
Tal vez por haber estado durante muchos años rodeada de ellos y porque cada cual tenía su personalidad y quería ser el o la protagonista de la historia (fui monitora de teatro)
Bonito relato, enhorabuena.💚💚
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Pues si, es cierto. Y ellos, sin pensarlo, nos ponen a su altura con sus reflexiones. ¡Es un privilegio tener contacto con los niños! Gracias por tu comentario. Saludos.
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Jajajaja, esta muy bien tu relato. Un placer leerte. Saludos
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Gracias por tu comentario Nuria. Me alegro que te haya gustado y te hayas divertido leyéndolo. Esa era mi intención. Saludos para ti también.
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Bonita implicación tía y sobrina que te dibuja una sonrisa.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo
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Gracias Lola por tu comentario. Me alegro que te haya gustado y te haya sacado una sonrisa. Era lo que intentaba. Un abrazo para ti también.
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Hola, Marlen. Todo lo que han dicho los compañeros y yo añado que buena paciencia. Hay que tener mano y humor para que no acabe en berrenchín y frustración. 🥂👍🏼
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Hola JM, gracias por tu comentario. Paciencia me sobra, pero muchas veces me da la impresión que son ellos los que tienen más paciencia con muchos adultos que creen estar a otro nivel y… ¡Pobrecitos, cómo se equivocan! Siempre aprendo cosas de los niños y además de dejarme muchas veces con la boca abierta, me divierto muchísimo. Un abrazo.
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