La casa en la literatura

Pensaba hoy en obras de literatura, tanto fantástica como de otros géneros, en las que la casa ocupa un lugar central: un lugar de horror, fantasía o protección contra el resto del mundo. Aunque tal vez, esta diferenciación no sea tan correcta, porque como decía Jorge Luis Borges toda literatura es fantástica en la medida en que es un producto de la imaginación y las primeras manifestaciones literarias de la humanidad, como el libro del Génesis, son ya en el sentido más amplio “fantásticas”. Así se expresaba el maestro argentino: “La literatura fantástica empieza por la mitología, por la cosmogonía, y se llega después a la novela, por ejemplo, o al cuento. Se empieza por el mito, luego se llega al razonamiento y luego, muy tardíamente, a la literatura realista…”

La casa, ese sagrado recinto que alberga los más íntimos anhelos de nuestro corazón, ha sido desde tiempo inmemorial un motivo recurrente en la literatura. A través de ella, se han tejido complejas tramas que, como hilos de una telaraña, capturan en su red las más variadas ideas y temas, dependiendo del contexto y del autor en cuestión. A menudo está dotada de tanto peso y presencia como un personaje, mantiene un vínculo muy fuerte con los protagonistas. Es uno con la trama.

Para muchos escritores, la casa es el reflejo del hogar, la familia y la seguridad. Un lugar de calidez y acogimiento donde el alma halla reposo y la mente, sosiego. En ese sentido, representa la comodidad y la estabilidad emocional que se encuentra en un espacio íntimo y personal, así como la sensación de pertenencia a un lugar o comunidad.

No obstante, la casa también puede ser vista como una jaula, donde los personajes se sienten atrapados y encerrados en un lugar que se supone que debería ser un refugio seguro. Es entonces cuando se transforma en un objeto opresivo y restrictivo, reflejando la sensación de prisiones emocionales que los personajes padecen en su interior.

La casa, además, tiene la capacidad de representar la identidad y el pasado de los personajes, reflejando su clase social, su historia familiar o su cultura. En este sentido, puede ser vista como un objeto que conecta al personaje con sus raíces y su herencia, un testigo mudo de su devenir y de sus desventuras.

Con la casa llegan también todos los temas del límite que separa este lugar del resto y que traen muchas reflexiones acerca de la relación entre el ser humano y su entorno, y cómo la construcción de espacios íntimos y personales puede afectar nuestra percepción del mundo que nos rodea.

En la literatura, la casa se convierte en un espacio de transición y transformación, un lugar en el que los personajes pueden atravesar el umbral y enfrentarse a sus miedos y anhelos más profundos. Es a través de la casa que ellos pueden explorar su identidad y su pasado, y comprender cómo estos elementos influyen en su relación con el resto del mundo.

Además, también puede ser vista como un espacio de conflicto y de marcar la divisoria. Es un lugar donde los personajes pueden luchar contra las fuerzas externas que amenazan su seguridad y su bienestar, ya sean estas fuerzas físicas o emocionales. La casa se convierte así en una demarcación que separa a los personajes de los peligros que les acechan afuera, pero también en una orilla que separa a los personajes de los demás, creando así una sensación de aislamiento y soledad.

En definitiva, la casa en la literatura es un lugar complejo y multifacético que permite explorar una gran variedad de temas y conflictos. No en vano muchas de estas obras incluyen la palabra en el título. En conclusión, la casa es un elemento literario de gran riqueza simbólica, capaz de condensar en sí misma las más variadas ideas y sentimientos.

Aquí os traigo algunas obras que contienen la palabra “casa” en su título:

Cuando era pequeña, antes de descubrirla en televisión, “La casa de la pradera”, de Laura Ingalls Wilder me contaba la historia de la familia Ingalls que vive en una casa en la pradera durante la época de la colonización del Oeste americano. La casa representa la estabilidad y la seguridad que proporciona un hogar, así como la lucha por sobrevivir en un entorno inhóspito.

En “La casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca se cuenta la historia de una viuda autoritaria que vive con sus cinco hijas en una casa de un pequeño pueblo de Andalucía. La casa representa aquí el encierro y la opresión, ya que las hijas están confinadas allí bajo la vigilancia constante de su madre.

La casa de los espíritus”, de Isabel Allende es una novela que cuenta la historia de la familia Trueba a lo largo de varias generaciones. La casa de la que permanentemente se habla, es la casa familiar de los Trueba y se convierte en un personaje en sí mismo. Representa la opulencia y el poder de la familia, pero también alberga secretos oscuros y traumas que afectan a los miembros de la familia.

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La novela “La casa de las bellas durmientes”, de Yasunari Kawabata, sigue a un anciano que frecuenta una casa donde los hombres mayores pueden dormir con mujeres jóvenes que han sido drogadas para permanecer dormidas. La casa representa la muerte y el final de la vida, ya que los hombres que la visitan están al final de sus vidas y las mujeres jóvenes están «dormidas».

La casa de papel”, de Carlos María Domínguez es una novela que narra la historia de Bluma Lennon, una lectora apasionada que desaparece misteriosamente después de comprar un libro en una librería de Buenos Aires. La casa es el lugar donde Bluma se aloja y representa la vida imaginaria del personaje y la naturaleza fugaz de las experiencias de la vida.

El cuento “La casa de Asterión”, de Jorge Luis Borges, es una reescritura del mito del Minotauro y se narra desde la perspectiva de Asterión. La casa es el laberinto donde vive el Minotauro y representa la soledad y la exclusión social de Asterión.

La casa de cristal”, de Pramoedya Ananta Toer cierra el Cuarteto de Buru. La novela cuenta la historia de un joven que se muda a una casa de cristal para escapar de la realidad. La casa representa la búsqueda de la perfección y la belleza, pero también la fragilidad y la transitoriedad de la vida.

La novela “La casa de la colina”, de Shirley Jackson, cuenta la historia de un grupo de personas que pasan una noche en una casa encantada en una colina. La casa representa la locura y el miedo, ya que los personajes empiezan a experimentar extraños fenómenos al estar en ella.

Y otra de casas encantadas, “La casa de las sombras”, de Diane Setterfield es una novela en la que un grupo de personajes se reúnen en una casa aislada para contar historias de fantasmas. La casa representa la oscuridad, la soledad y el misterio, y es el escenario para una serie de eventos sobrenaturales.

La casa de los mil pasillos”, de Lucy M. Boston es una novela de literatura mágica que leí con mis sobrinos a raíz de… Harry Potter. Cuenta la historia de una joven que se muda a una casa antigua y descubre una serie de pasillos y habitaciones secretas. La casa representa el misterio y la aventura, y es donde la protagonista encuentra una conexión con el pasado y descubre la verdad sobre su familia. 

Por último, no podía faltar en esta lista «Casa tomada«, un cuento de Julio Cortázar, que cuenta la historia de dos hermanos, Irene y el narrador, quienes viven en una gran casa antigua y hermosa en Buenos Aires. Los hermanos llevan una vida tranquila y ordenada, dedicados a sus actividades cotidianas, pero un día descubren que la casa está siendo «tomada» por algo o alguien que les impide acceder a algunas partes de ella. A medida que avanzan los días, la casa es cada vez más inaccesible y los hermanos se ven obligados a trasladar sus actividades a habitaciones cada vez más pequeñas. Finalmente, los hermanos deciden abandonar la casa, dejándola en manos de la entidad desconocida que la ha tomado.

El cuento tiene una interpretación ambigua y puede ser leído de varias maneras. Una posible interpretación es que la casa representa la vida segura y ordenada de los hermanos, y la entidad desconocida que la toma representa la incertidumbre y el cambio, que los obliga a abandonar su zona de confort. Algo así como que la casa representaría para los hermanos el útero materno del cual no quieren salir por miedo al exterior. Otra posible interpretación es que la casa representa la Argentina misma, y la toma representa la opresión y la censura del gobierno peronista, que Cortázar denunciaba en ese momento. En cualquier caso, «La casa tomada» es un cuento simbólico y enigmático que ha sido considerado como uno de los mejores cuentos cortos de la literatura argentina y latinoamericana.

¿Y vosotros qué? ¿Os acordáis de alguna obra? No, no vale citar a “La casa de papel”, porque la popular serie no está basada en ninguna obra literaria existente.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

4 comentarios sobre “La casa en la literatura

  1. Buenos días, Marlen.
    Disculpa porque ando algo disperso últimamente y no me paso, como debiera, por este hogareño rincón, otra habitación añadida a mi CASA. 😊😍

    Como dijo alguien, mi casa es mi reino y he conseguido sentirme en ella confortable, seguro y feliz. Aunque, como bien dices, algunas veces se convierta en jaula; sobre todo cuando te obligan a encerrarte a ella, ya sea por problemas en el entorno o por tus propios achaques.

    Yo, como supongo que ya te habrás dado cuenta, soy muy hogareño, doméstico que dice un amigo mío, y paso mucho tiempo en mi casa. Lo cual no quita que me guste pasear, departir con los amigos o disfrutar de las maravillosas calles de mi ciudad, antes más que estaban más tranquilas sin tanto turista, o perderme en cuerpo y alma en mi playita. Pero como mi casa ná de ná.
    Será por eso que me encantan las obras en dónde la casa también es protagonista. Tomo nota de todos los libros recomendados. Siempre eres una muy buena consejera.

    A propósito, la mención a «La casa de la pradera» me ha hecho sentir muy añejo, aunque cómplice. 😝

    Entre mis libros leídos, aparte de algunos mencionados, tengo:
    – ¡Marciano, Vete a Casa!, de Fredric Brown; una invasión extraterrestre divertida y con muchas reflexiones hacia nuestras costumbres.
    –La Casa del Crepúsculo, de Laura Gallego; una aventura fantástica de fantasmas e intrigas.

    Entre mis pendientes en digital y papel:
    –La Casa Torcida, de Agatha Christie; crímenes y suspense. Considerada por su autora como su mejor novela. (esta no estoy seguro si la ley allá por mi prehistoria.)
    –Casa Oscura y Otros Relatos de Terror, de Marta Abelló; recopilación de cuentos de terror.
    –La Casa del Alfabeto, de Jussi Adler-Olsen; intriga en la Segunda Guerra Mundial en un psiquiátrico. La casa más polifacética e intrigante de la literatura.
    –La Casa y el Cerebro, de Edward George Bulwer-Lytton; un relato de casa encantada, recomendada por Lovecraft.
    –Casanova y la Mujer sin Rostro, de Olivier Barde-Cabuçon; no podía faltar mi cachonda referencia. 😝
    Como bien deducirás, esta obra no habla de casas, sino del curioso veneciano Giacomo. Es un thriller histórico y policíaco en el París de 1759.

    Y paro, que tengo más libros que tiempo y vidas para leerlos. 😁
    Abrazote casero.

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  2. Hola Jose.
    Totalmente disculpado. Yo también estoy muy liada estos días y me cuesta llegar a leer los blogs tan interesantes que se van actualizando. Intento tener actualizado el mío, que ya es bastante y responder a los comentarios (aunque no tan rápido como quisiera). Y, como tú, aunque me gusta estar con los amigos y salir a caminar por mi plaza y el malecón, o pasar unos días en la bella Donosti, soy muy hogareña y disfruto de mi sillón/trono y todo lo que tengo montado en cuanto a libros, música y escritorio.
    Por eso llegué a este tema, por la importancia que le doy/que le damos a nuestra casa y a la que ha solido despertar en la literatura de todos los tiempos y estilos.
    Me apunto alguno de los libros que me comentas (aunque estoy pensando en alquilar un galpón para ir almacenando convenientemente los que ya saturan la biblioteca). El otro día mi sobrino me preguntó por qué tenía cada vez más libros y le dije que por la noche se multiplicaban. No creo que coló, porque las risas se escuchaban desde los bancos de la plaza.
    Pongo en la lista «¡Marciano, Vete a Casa!», de Fredric Brown que debe ser divertida y «La Casa Torcida», de Agatha Christie, que me encanta.
    «Casa nueva y y la Mujer sin Rostro», de Olivier Barde-Cabuçon debe estar muy bien también. 🤣😂🤣
    ¿Tú también leíste «La casa de la pradera»? ¿Veías la serie que hicieron por televisión? En Argentina se llamaba «La familia Ingalls» y se empezó a emitir cuando yo ya era mayorcita, pero no me la perdía. Años después Michael Landon apareció en la serie «Camino al cielo» y también arrasó.
    Bueno amigo, como siempre, gracias por tu comentario.
    Un abrazo grandote desde mi sillón al tuyo.

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  3. Hola Carlos.
    Sí, tienes razón. Es un tema muy interesante sobre el cual escribiré en algún momento. Y Julio Caro Baroja tiene una obra importante sobre la casa en Navarra, que suelo consultar porque me interesa.
    Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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