La casa del fauno

La historia se quedó atascada en el tiempo. La erupción del volcán del monte Vesuvio en el año 79 d.C, cubrió con un manto de olvido la ciudad, sus gentes y su vida, hasta que Pompeya resurgió de sus cenizas y comenzamos a entender la importancia de esa civilización perdida.

En el siglo II a.C, Pompeya era una urbe con influencias romanas debido a las invasiones del Imperio, convirtiéndose así en una importante colonia romana.

En ella se construyeron grandes edificios, y entre ellos, encontramos La Casa del Fauno, una de las domus (casas) más grandes y ricas de Pompeya. Aquí residía una persona de gran relevancia para la ciudad, un rico comerciante sobrino del dictador Sila. La vivienda data del siglo II a.C y fue construida sobre otra más antigua sufriendo varias reformas.

Con sus tres mil metros cuadrados de superficie que ocupan toda la “ínsula” (equivalente de la manzana de nuestros centros urbanos) con entrada desde Via della Fortuna, era sin duda una de las casas más grandes y lujosas de Pompeya.
Esta vivienda toma su nombre del bronce del Fauno danzante (que en principio estaba en el borde y ahora en el centro) del impluvium (estanque para recoger agua de lluvia) del atrio (entorno principal de la casa, donde se recibía a los invitados). 

Una obra de detallada técnica y calidad. Se cree que la original es griega, ubicada actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, ya que la imagen que se encuentra ahora en Pompeya es una copia. Estas pequeñas estatuas se situaban en los jardines haciendo referencia al mito del Dios Baco. Se colocaban debido a la creencia de que proporcionaban abundancia y prosperidad a la casa. 

La singularidad arquitectónica de la casa se debe no sólo a su tamaño, sino al hecho de presentar dos atrios, dos peristilos, cuatro triclinos y un pequeño balneario.

El atrio era el corazón de la doma. Era una zona de tránsito y espera. Tenía la función de captación de luz, de agua, de aireación, e incluso, pudo servir para eliminar los humos. Un espacio interno de la casa, abierto como un patio, una especie de plaza en pequeño donde se articulaba el tránsito interno de la vivienda.

Alrededor de los atrios se desarrollaban dos partes diferentes de la casa. La primera, con atrio columnado, es reconocible por el saludo “Have” escrito en mosaico en la acera, y por las paredes de la entrada decoradas en estilo pompeyano. Era ciertamente de carácter residencial, y allí se recibía a quien llegaba de fuera: clientes y visitas.

Mientras que el otro, reconocible por el atrio tetrastilo (con 4 columnas), estaba destinado a los servicios.

En el segundo y más grande peristilo, con 48 columnas dóricas, encontramos, a la izquierda, un Larario (pequeña capilla donde se guardan los Lari, dioses protectores de la casa) y, a la derecha, algunos ambientes para el jardinero, además de una entrada secundaria desde el callejón de Mercurio.

Tras el primer peristilo (patio interior rodeado por una columnata con un porche al que daban otras habitaciones) con 28 columnas, se abre, con dos columnas, la exedra en la que se encontró la obra maestra del suelo de Mosaico de la batalla entre Alejandro Magno y Darío en Isso.

Este mosaico es uno de los ejemplos más impresionantes y bien conservados del arte romano antiguo. Cubre todo el piso de la exedra, la habitación más grande de la casa, que mide aproximadamente 320 metros cuadrados. 

La exedra era una sala de reunión, no techada, con forma de media luna, que tenía asientos y respaldos fijos en la curva interna y cuyo suelo, en este caso, está cubierto por el mosaico.

La Casa del Fauno representaba a la clase de élite de la República Romana. Símbolo del estatus y la influencia del propietario, que quería mostrar su riqueza y sofisticación. Y el mosaico era la pieza central de la casa, testimonio de la habilidad de los artesanos romanos que lo crearon. 

El mosaico fue descubierto a principios del siglo XIX por un equipo de arqueólogos, y ha sido estudiado y admirado desde entonces.

Es una obra de arte muy detallada, que presenta una amplia gama de colores y diseños. El panel central representa una escena de la batalla de Issus del 333 a. C. entre Alejandro Magno y el rey Darío de Persia. La escena está rodeada por un borde de intrincados patrones geométricos, y hay varios paneles más pequeños alrededor de los bordes del mosaico que representan varias escenas de la mitología griega y romana.

El mosaico se creó utilizando la técnica “opus vermiculatum”, que implicaba la creación de pequeños azulejos de mosaico hechos de vidrio de color, piedra o cerámica. Esta técnica es identificable mediante el uso de teselas para delinear el tema del trabajo. El resultado es una obra de arte que es a la vez hermosa y compleja.

La casa está llena de simbolismo e historias que revelan mucho sobre la cultura y las creencias de los antiguos romanos. El panel central del mosaico contiene la Batalla de Issus y nos recuerda la fascinación romana por la historia y la cultura griegas. Alejandro Magno es representado como el más racional y estratégico de los dos líderes, ya que el arte buscaba simbolizar el triunfo de la razón sobre la fuerza bruta.

Mosaico de la batalla entre Alejandro Magno y Darío en Isso

Las otras escenas representadas alrededor de Alejandro y Darío incluyen una escena del dios Dioniso, el dios del vino y la juerga, que simboliza la celebración de los placeres de la vida y una escena de sus seguidores, el dios Pan, tocando sus pipas y los sátiros. Pan es el dios griego de la naturaleza y simboliza los aspectos salvajes e indómitos de la naturaleza.

La casa fue creada durante una época de gran intercambio cultural entre los romanos y los griegos. El período helenístico tardío se caracterizó por una mezcla de estilos y tradiciones griegas y romanas, y esto se refleja en el diseño y la composición del mosaico.

Una pieza maravillosamente conservada del arte y la arquitectura romanos tempranos, que ha influido en innumerables artistas y diseñadores a lo largo de la historia. Sus complicados diseños han inspirado todas las artes, desde las decorativas hasta la moda, y sus temas y simbolismo han sido explorados por arqueólogos, académicos e historiadores desde que se descubrió por primera vez en 1830.

Reflejando el intercambio artístico entre las culturas romana y helenística, sus intrincados diseños y patrones, sus temas, su simbolismo y su importancia histórica, convierten a la Casa del Fauno en una de las obras de arte más importantes del mundo antiguo.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

2 comentarios sobre “La casa del fauno

  1. Hola, Marlen.

    Al leer tu entrada me surgen dos reflexiones:

    ¿Cuántas maravillas como esta se habrán perdido?

    ¿De verdad hemos evolucionado en nuestra forma de vivir?

    La primera no tiene respuesta. La iremos descubriendo en la forma en que se vayan revelando estos tesoros.

    La segunda, sin embargo, me hace dudar mucho. Ahora puede que tengamos más comodidades, más tecnología, más seguridad… Pero hemos perdido muchísimo en belleza y disfrute de los espacios.

    Para mí es fácil moverme por esas fotografías y adentrarme en esas maravillosas estancias; tengo que darle gracias a mi imaginación. Sin embargo, no deja de ser complicado sentir lo que de veras sentían sus moradores.

    También está claro que, en nuestros mundos civilizados y superpoblados, no tiene cabida una «casa» como esta. Al menos, para los que estamos muy abajo en la escala económica.

    Me gustó mucho esta clase de historia y «vivir» por unos minutos como un Fauno. 😉

    Muchas gracias, amiga.

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  2. Hola Jose.

    Me gusta rescatar en estas páginas, de vez en cuando, lugares donde he tenido la inmensa suerte de haber estado y disfrutado. Viajar siempre fue una de mis prioridades y tuve el buen tino de hacerlo cuando podía y mi cuerpo estaba dispuesto a enfrentar cualquier reto para recorrer los lugares que me volvía loca por conocer. Cuando decidí ver Italia, sabía que había ciudades que no quería perderme, y Pompeya era una de ellas. Pero nunca pensé que me impactaría tanto. Caminar entre los restos de edificios y avenidas, tocar las piedras, imaginar todo eso en pie y el horror de ver cómo el volcán despierta y empieza a cubrir todo. Fueron sensaciones que creo no olvidaré nunca.

    Esta casa del Fauno invitaba a pasear tocando, tratando con la mano de apartar la tierra de las columnas y teselas para que volvieran a la vida. Recuerdo haberme sentado en una piedra grande, preguntándome cuánto habría aún bajo mis pies, sin descubrir. Cerrar los ojos reconstruyendo y paseando por los maravillosos salones. ¡Fue un inmenso placer conocerla!

    Te preguntas si hemos evolucionado en nuestra forma de vivir. Creo que hemos conseguido facilitar tareas que, en general, hacían los servidores de la casa: limpiar los diferentes ambientes, la ropa, cocinar, planchar, coser… Pero en lo que es el disfrute de la belleza a la que tenían acceso los señores, hemos perdido muchísimo. Cuando veo los departamentos de alto precio que se venden por la zona (hobby´s que tiene una), empezando por las dimensiones imposibles de lograr por el precio de la construcción y la uniformidad blanca de la decoración minimalista, sin cuadros ni cosas bellas, lamento que nos parezca más importante que el lugar sea fácil de limpiar, que el placer de sentarte a mirar el fuego de una chimenea, disfrutar de un baño o un sauna en compañía de amigos, las pinceladas de un cuadro y la textura de una cerámica o un estuco veneciano. Por suerte, me pasa como a ti, la imaginación me sigue acompañando y dándome momentos de plena satisfacción.

    Me alegro que hayas aprovechado el viaje y espero que el mapa te haya servido para no perderte y seguir ejercitando la imaginación. Te espero en el peristilo mayor. He hecho colocar unas gasas de Oriente sobre algunas columnas para que los reflejos del sol sobre las telas nos inunden de colores y disfrutemos del té de China que acabamos de recibir. Trae ropa cómoda, el sol está fuerte estos días.

    Fortem amplectaris te. Et bonam habent initium in hebdomada.

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