En estos momentos resulta difícil vislumbrar el día en que la pandemia del coronavirus sea un recuerdo del pasado. Las consecuencias de esta crisis global, que no entiende de nacionalidades, etnias, convicciones o patrimonios, son difíciles de imaginar. Pero cuando llegue ese día, ¿habremos cambiado sustancialmente? ¿O la sociedad volverá a sus inercias actuales? ¿Podría esta pandemia global dar lugar a una suerte de revolución social?
Cambiar la mentalidad del “Sálvese quien pueda”. Entender que la actual desigualdad social no es sostenible. Reconquistar nuestro olvidado aprecio por la moral del esfuerzo. Recuperar la ética en la política. Que esta y la paz permanente se conviertan en el principio rector de sus decisiones. Escindir las consideraciones religiosas del ámbito público. Rebelarnos contra la intolerancia y las injusticias. Repensar las prioridades, es más rentable para todos invertir en ciencia e innovación, cultura, educación, y sanidad pública, que las exorbitantes inversiones en gastos militares o en ejércitos de funcionarios dispuestos sólo a cobrar. Reflexionar sobre lo inapropiado de primar el modelo de sistema económico que tenemos, para que quienes logren sobrevivir mantengan inalterado el actual estilo de vida. Y de paso, adquirir una mayor conciencia sobre los peligros del menosprecio de la naturaleza.
Una oportunidad de oro para concebir un nuevo pacto social donde solidaridad e interdependencia sean los valores que presidan nuestro futuro.
¡¡Muchas Felicidades en el próximo 2021!!
La preciosa acuarela es de Kurt Sturm Jüngling. El tema «Donosti-San Sebastián»