Vivir por el placer de vivir

Lo cierto es que «Vivir por vivir» tiene muy mala fama y se supone que nos lleva a perder lo que tendríamos que vivir, a morir sin sentido. Pero el resto de los seres de la creación viven por vivir, no se desesperan por las preocupaciones diarias.

Hay personas que adoptan un estilo de vida de preocupación, están preocupados porque no tienen suficiente Wifi en el móvil, porque tienen que ir al médico y a lo mejor tienen algo malo, porque su jefe no les saludó o porque su pareja parece no prestarles atención, por el pasado que ya no tiene remedio o por el futuro que aún no ha llegado. Siempre tienen algo por lo cual preocuparse y su vida es un continuo tormento.

¿No es más lógico vivir por vivir nomás, resolviendo los problemas en la medida en que van llegando, disfrutando de los instantes sin pensar en porqués o consecuencias?

Tal vez tiene que ver con vivir intensamente cada momento, buscar tus sueños y eliminar la rutina como estilo de vida.

Tal vez con hacer del perdón un principio fundamental del día a día y evitar la ira y los sentimientos negativos.

Tal vez con dejar de preocuparte por lo que no depende de ti y aceptar lo que venga, bueno o malo, con la fuerza que te puede dar la creencia en algo superior.

Tal vez, como le explicaban Timón y Pumba a Simba en la película “El rey león”: “¡Hakuna Matata! ¡Vive y sé feliz.” La filosofía “hakuna matata” es la de no preocuparse, vivir con las menores inquietudes posibles, con la idea de que la vida proveerá lo necesario y que mas allá de lo necesario, no vale la pena inquietarse. Es una vida sin mayores aspiraciones, desprendida, más simple, similar a la filosofía del movimiento hippie.

Claro que vivir una vida así implica no poseer nada, pues cualquier posesión material, conlleva un mantenimiento y por ende una preocupación. Evadir toda responsabilidad. Además, trabajar lo menos posible, apenas lo suficiente para lograr el alimento, cultivando por ejemplo tu propia comida. Ni siquiera se puede predicar o evangelizar este estilo de vida, porque angustiarse por lo que hacen los demás, es una preocupación.

Y ahora me pregunto: ¿Es tan malo ser como los demás, uno más del montón? En realidad, casi todos somos del montón. La sociedad nos hace creer que debemos ser algo, cuando ni siquiera sabemos quiénes somos, en dónde estamos, ni mucho menos, qué es lo que vinimos a hacer a este sitio, en este preciso tiempo.

Nuestro planeta no es más que una mota de polvo, flotando en nuestra galaxia, entre miles de galaxias. Así que ¿Cuál es la importancia real de una persona? Por más importante que sea, ¿Puede detener el viento? ¿un huracán? ¿un terremoto? ¿puede viajar al pasado? ¿Es mortal? (en eso todos somos iguales y ni las riquezas, ni la fama, ni la gloria nos acompañan a la tumba).

Entonces ¿Es realmente necesario ser importante? ¿Para qué matarse por un ideal? No vinimos a demostrar nada. Sino a ser, a experimentar la vida. Vive, y sé consciente de ello y estarás cumpliendo tu razón de ser. Todo lo demás son conceptos, ideas, programaciones que la misma humanidad ha ido acumulando y nos ha obligado a seguir.

Y si alguna cosa buena resulta del esfuerzo de la gente, de su lucha por hacer un mundo mejor, las razones por las que lo hacen, establecen la diferencia.

Si me permites un pequeño consejo, intenta llevar la vida más armoniosa que te sea posible vivir, porque eso te ofrecerá satisfacción y plenitud e intenta hacer más feliz la vida de quienes te rodean. No se trata de ser importante o mediocre, sino simplemente de vivir y ser plenamente consciente de ello.

Una frase que siempre me ha inspirado y que confronta la realidad actual, es del escritor italiano Antonio Tabucchi: “Hay que vivir por el placer de vivir, no para contarlo.”

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

2 comentarios sobre “Vivir por el placer de vivir

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