A veces me sorprende que los temas que eligen Lidia o Jose (o tantos otros) que crean retos para despertar las neuronas de quienes les seguimos, para inspirarnos y conseguir microrrelatos, consigan que salgan a la luz cosas tan diferentes e interesantes.
Pero ayer me puse a pensar en una frase trivial, escuchada al azar en la sala de espera del dentista. ¡No te rías!, no tenía mucho que hacer mientras aguardaba mi turno y, en esos sitios, mejor tener la mente ocupada. La frase en cuestión era: “Bueno, sacamos una mesa al jardín y montamos la comida con los niños, mis padres y los amigos.”
¿Simple no? Y me preguntarás por qué me quedé enganchada con la frase de marras.
En primer lugar, porque significa que ese señor cuarentón y bien vestido que hablaba por el móvil, tiene, además de una casa, un jardín que ya me hace volar la imaginación hasta plantas, flores, e incluso una pequeña piscina tal vez. Un lugar alegre y al aire libre donde poder montar una mesa, crear su propio festejo y disfrutar de momentos agradables de relax, compañía y felicidad.
Tiene además comida, que no es poco en un mundo en el que tantos no tienen ni para subsistir. Tiene niños propios o de amigos, y donde hay niños hay alegría, risas, juegos y cantos.
Tiene a sus padres vivos y mantiene con ellos buenas relaciones. Un lugar donde diferentes generaciones comparten mesa y mantel, es un lugar que apetece visitar.
Y por último, y no menos importante, también tiene amigos, esa gente que son familia, aunque se supone que no lo es, esos que están en las malas y en las buenas (porque también es importante saber estar en las buenas).
Así que, mientras seguía a la auxiliar hasta el consultorio, me quedé pensando si sabrá la suerte que tiene… si sabemos la suerte que tenemos de tener todo lo que tenemos, si le damos importancia a abrir el grifo y que salga agua, cruzar la puerta de tu casa (sea rancho o chalet, propia o prestada) y respirar aire de una plaza o un bosque, no vivir en medio de una guerra, poder llevar a los niños a una escuela mientras nos dirigimos a nuestro trabajo, seguir vivos. Y sobre todo, poder abrazar o besar a quienes queremos, poderles decir cuánto les queremos, poder hacer planes para compartir, poder charlar, sentarnos a ver el mar, las estrellas o las paredes de la cocina. Poder disfrutar conscientemente de quienes tenemos a nuestro lado y agradecer, en una suerte de plegaria muda, por todo lo que el universo pone a nuestro alcance.

Qué verdad, Marlen, agradecer y ser consciente de nuestra fortuna es vivir con mayúsculas.
Me ha gustado mucho y eso que lo del dentista me inspira miedo tanto físico como a la dolorosa pero tú has sabido traernos una bonita experiencia.
Un abrazo y buen fin de semana
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El dentista nos da ¡Puaj! a todos, por eso meterse en reflexiones o juegos mentales es una buena manera de escapar. Escuchar a quienes tienes a tu alrededor me divierte. ¡Aunque a veces, te enteras de cada cosa! ¡Ja Ja! Y ya que hablamos de agradecer, gracias Lola por pasarte por aquí y por tu comentario. Un abrazo a ti también.
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Buenos días, sean, Marlen.
A mí el Dentista también me inspira… a salir corriendo en sentido contrario. 😅😂
No tengo demasiada suerte con los médicos en general y con los dentistas en particular. 🤷🏻♂️
Con respecto a sentirse agradecido por lo que tenemos, sea poco o mucho, me has recordado una frase que decía mi madre o mi abuela, no recuerdo, era algo así: «No saben de comida los que no han pasado hambre».
Yo tuve la suerte de no pasarla, excepto cuando me ponía a dieta, claro. 😝 Pero podía contrastar a diario los malabarismos que hacían cada día para poner un plato en la mesa.
Hoy nuestros niños, muchos, tienen la suerte desde pequeños de tener de «casi» todo y, en muchos casos, más de lo que necesitan y podemos ofrecerles. Y no, no lo valoran. Piensan que llueve del cielo cual maná.
Yo odio y me cabreo muchísimo cuando se desperdicia comida, se deja el grifo abierto por descuido, se tira ropa vieja, aunque en buen estado, porque pasa de moda, etc.
Hay que pisar el freno y, aunque no se sea creyente, dar gracias al universo por lo que tenemos, porque en realidad es un puro azar haber nacido en un lugar, una comunidad o un momento determinado para que tu situación sea distinta.
Ya lo comentamos el otro día, vivimos en un mundo consumista, en un tren de alta velocidad que no nos deje ni mirar por las ventanillas.
Maravillosa entrada que, como siempre, invita a reflexionar y con ello a mejorar.
Enhorabuena y gracias por ello, Marlen.
Un abrazo grande, grande. 🤗😊👍🏻
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En realidad Jose, el dentista me acojona, y eso que siempre me he cuidado mucho los dientes, pero NO ES CIERTO que si te los cepillas desde chico, visitarás menos dentistas. ¡Comprobado! Será por eso que intento cualquier cosa para evadirme cuando estoy a la espera de la tortura. ¡Hasta inspirarme y reflexionar!
Comentábamos el otro día, es cierto, el mundo consumista en el que vivimos, un mundo en el que alguien dio la vuelta a la hoja de los «valores» y lo que debería ser esencial está al final y viceversa. ¡Yo tampoco soporto el desperdicio! En mi casa me enseñaron a recoger hasta los tornillos del suelo… y aún suelo hacerlo.
En cuanto al agradecimiento al universo, dios, energías o lo que sea (que a eso intentaba llegar), no estoy tan segura de si todo es «puro azar». ¿Crees en la reencarnación? ¿No será que el premio/castigo tan denostado por los psicólogos, está en otro nivel? ¿No será que el que la hace, la paga de verdad? ¡Qué sé yo! Lo que sé es que el refrán de tu madre o tu abuela tiene toda la razón, como el de mi abuela que solía decir: «El que no agradece, no merece». A veces (sólo a veces), los refranes nos recuerdan sabidurías entrañables que nos convendría no olvidar.
Así que: Gracias Jose, por pasarte por mi rincón y por tus palabras. Un fuerte ashushon para pasar calentito el sábado.
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Ojalá, Marlen. Ojalá exista eso que llaman Karma. Estoy cansado de ver gente güena que se va en su mejor momento de felicidad e hdp que siguen haciendo daño por una eternidad.
Ojalá una segunda, tercera… Vida que vaya premiando o castigando. Pero cada vez creo en menos cosas.
Abrazo carnavalero.
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Pues estoy segura que no valoramos cuánto tenemos, la suerte de vivir donde vivimos (al menos la gran mayoría de gente) ni siquiera de comprender lo importante que son las pequeñas cosas, los pequeños placeres, la familia…
Y dicho sea de paso, le tengo antipatía a los dentistas, seguramente por lo mal que lo paso cuando voy 🤦♀️.
Un abrazo y feliz fin de semana
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Tienes razón, Nuria, mucha gente no valora lo que tiene y, como dice Jose, piensan que todo llueve del cielo cual maná. Nosotros nos criamos en la cultura del esfuerzo, no porque nos obligaran, sino porque creíamos que las cosas había que ganárselas y lo que se conseguía había que agradecerlo. Pero eso parece cosa del pleistoceno. Al valorar las cosas, porque te han costado conseguirlas, también valoras las pequeñas cosas, los pequeños placeres, la familia, la amistad… Todo tiene sentido. ¿Volveremos algún día a entenderlo? Un abrazo para ti también y gracias por tu comentario.
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Tenemos esta mala costumbre de valorar lo que tenemos hasta que ya no lo tenemos. Me pasa cuando me quedo sin agua o sin luz, me pone a pensar así en todo lo que damos por sentado. Bonita tu reflexión Marlen, y no da risa.
Saludos.
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Es exactamente lo que hacemos, Julieta. Empezar a valorar y quejarnos cuando hemos perdido algo que ni siquiera nos dábamos cuenta que estábamos disfrutando. Somos como niños pequeños que nos creemos acreedores a los mejores juguetes por el mero hecho de existir. Y encima, unos visionarios de la auto-ayuda nos lo confirman. ¿De qué sirve valorar, esforzarse, agradecer? Un poquito de reflexión no le viene mal a nadie. Gracias por tu comentario y saludos.
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¡Hola! Increíble todo lo que puede inspirar una simple frase, en este caso una gran reflexión, y de ahí puede surgir también una gran historia. Hay que ir por la vida en «modo historia», porque cada persona que vemos o escuchamos, cada situación nos puede sugerir diferentes cosas. Saludos.
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Si Ana, una simple frase escuchada al pasar y mira todo lo que puede generar. Creo que si pensáramos un poquito antes de hablar, nos ahorraríamos muuuuuchas tonterías, además de muchas palabras. Y si escuchamos un poquito a quienes tenemos a nuestro alrededor en lugar de ir rumiando nuestras cosas, podemos sacar muchas conclusiones interesantes y enriquecernos con las reflexiones. Me gustó eso de «ir por la vida en modo historia». Gracias por tu comentario. Un abrazo.
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¡Enhorabuena! Siempre he pensado que un tipo que siente pasión por poner empastes o sacar muelas es un héroe. ¿Pasión por los dientes?
Si no hubiese tanta diversidad de intereses y gustos en los seres humanos, no habríamos llegado hasta aquí como especie.
A partir de aquí, construyo mis mediocres historias en el dentista.
¡Las tuyas son de un nivel superior!
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Gracias por tu comentario Javi.
Tienes razón, le diversidad de gustos e intereses nos ha hecho evolucionar. Si lo entendiéramos así en todos los sentidos, nos iría un poco mejor y trataríamos un poco mejor a nuestros semejantes.
¿Así que tú también te inspiras en el dentista? Te buscaré para leer alguna de tus historias.
Un saludo.
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