«El Gran Dictador», una película financiada, escrita, dirigida e interpretada por Charles Chaplin comenzó a rodarse en 1939, al mismo tiempo que se producía la invasión de Polonia por la Alemania de Adolf Hitler. Es una película que se adapta a la tópica expresión “adelantada a su tiempo”, al demostrar que se podía hacer humor de personajes tan siniestros como Hitler o Mussolini.
La película cuenta la historia de un humilde barbero (interpretado por Chaplin) físicamente idéntico a Hynkel, el dictador de un país ficticio (claramente inspirado en la Alemania nazi), que acaba subiendo al poder por equivocación. En ella se parodia al propio Hitler (al que también daba vida el propio Chaplin) y a su cohorte, donde Joseph Goebbels o el mariscal Herring, con nombres inventados pero claramente referenciales, forman parte de la parodia. Incluso aparece un tal Benzino Napaloni, un sobrentendido Mussolini.
El final de la película iba a ser otro: cuando el barbero sube al pedestal confundido con el dictador, ante su enfervorizada audiencia, anuncia que no irán a la guerra. Pero el día del rodaje con cientos de extras, la crudeza del régimen de Hitler ya era patente, y Chaplin estaba arrepentido de haberle dado un tratamiento frívolo y humorístico (aunque no era así en absoluto). Poco antes del inicio del rodaje, se encerró en su caravana y escribió un discurso apresurado, visceral, en el que sacaba toda la congoja que llevaba dentro.
Y decidió abortar la escena final prevista, y cerrar la película como Charles Chaplin, no como el humilde barbero, contraponiendo a los delirios bélicos de grandeza, el sentido de los valores humanos tradicionales: la verdad, la libertad y la justicia, declamando esas palabras que no sólo se han vuelto universales, también son atemporales. Aunque hace ya más de 80 años que se escribieron, hoy podrían aplicarse a la situación mundial.
Os dejo el video en versión castellano (en Youtube también está en versión original). Podéis juzgar por vosotros mismos, si no tiene hoy la misma capacidad que ayer para remover conciencias. Por cierto, en España, El gran dictador no se estrenó en cines hasta 1975, tras la muerte de Franco.
«…No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas…» Un llamamiento universal, a la altura de los de Martin Luther King o Gandhi.
Chaplin siempre estuvo muy orgulloso de esta película, que todavía es muy relevante en el contexto político actual, ya que es un recordatorio de que la libertad y la igualdad no están garantizadas, de que aún hay dictaduras en muchos países y debemos dar más importancia y reivindicar los valores fundamentales. Las palabras de El gran dictador son un antídoto contra el rebrote de extremismos imperante.
Buenos días, Marlen.
Preciosísima película e impresionante cineasta. Siempre me quedó en la mente la metáfora de cómo juega con (la bola de) el mundo.
El discurso también es precioso, pero totalmente utópico. No voy a comentar nada porque entonces sí que te cierran el blog. Por extensión y por palabras calientes. 😉
Este finde quedé con unos amigos y terminé hablando de este tema con uno de ellos. Los dos opinamos lo mismo, total desesperanza. El Discurso es vano e irrealizable por la sencilla razón de que NO SE QUIERE hacer realidad. No interesa. Y no hablo solo de los de arriba. Nadie quiere ser igual a su vecino. Eso es lo que nos han inculcado.
Si te das cuenta, el final del discurso es un mensaje subliminal rotundo y totalmente realista. Los millones de gente que vitorean lo que acaba de decir Chaplin no están aplaudiendo lo que ha dicho, sino cómo lo ha dicho. En realidad aclamarán cualquier cosa que diga. Son borregos y ni siquiera habrán entendido el mensaje.
Recuerdo una entrevista que le hicieron a un menda en la calle sobre un discurso político que decía: «No entendiendo lo que ha dicho, pero ¡lo ha dicho tan bonito! Además, es de los nuestros». (No voy a desvelar el partido, ni la personalidad del ilustrado, pero te puedes imaginar el abismo que los separa).
Además, le decía a mi amigo que no ha pasado ni 100 años de la segunda guerra mundial y mira como tiembla el centro de Europa. No hay miedo a adentrarse en una tercera. El mundo no tiene memoria, ni aprende de sus errores. Manda el dinero y las armas dan muchiiiiiiiiiiiiiiiisimo.
Gracias por intentar un halo de esperanza con estas entradas, pero, ya sabes, ando muy escasito de ella.
Temo por nuestros hijos, sobrinos y, sobre todo, nietos. ¡Vaya mundito les vamos a dejar!
Será que mi cabeza se cree que seguimos en lunes.
Un abrazo, amiga.
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Hola Jose, buenos días. Esa imagen de Chaplin jugando con el mundo es maravillosa, creo que nos marcó a todos los que la vimos. En cuanto al discurso, por supuesto es una utopía porque somos egoístas y celosos. ¿Por naturaleza o porque hay intereses poderosos en que seamos así y, de esa forma, poder manejarnos fácilmente, Creo que esa es la pregunta.
De verdad, ¿no podemos crecer con otra forma de pensar y de ver al prójimo? Siempre me llama la atención la forma de actuar de pueblos primitivos, donde niños y mayores tienen claro que su bienestar depende de los que tiene a su alrededor. Recuerda la entrada de «Ubuntu: soy lo que soy, por lo que somos todos».
Estoy convencida que otra sociedad es posible. La esperanza (y no el tonto optimismo) es algo que intento esté muy presente en mi vida.
El universo se limpia cada día, a través de los pequeños gestos de los invisibles. ¿Quién te dice que no puede haber una revolución de los que estamos hartos de tanto egoísmo y violencia? Nuestra sociedad no tiene memoria, pero la Pachamama si y tal vez hace falta una gran conmoción que nos obligue a cambiar.
Temo por nuestros descendientes, pero también creo que no todo está perdido, que este maravilloso planeta merece otros inquilinos.
Me reafirmo en la lección 6ª «Cree en el bien que todos llevamos dentro».
Un abrazo de miércoles (el lunes ya pasó 🤣)
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Os he leído a los dos y estoy a mitad con cada uno de vosotros, Si nos paramos a pensar en el título y en el discurso llego a una reflexión : El gran dictador, ¿es el ser humano en conjunto?
yo veo pasar por mis manos muchos niños curso por curso, de entre 10 y 11 años y a esa edad se comportan muchas veces como pequeños tiranos, abusando de los más débiles, son egoistas y manipuladores, buscan que les hagan caso y les sigan. los demás van como borreguitos detras del líder. Pertenecer al grupo mejor que quedarse fuera. A cualquier precio. Educar en valores, tarea ardua.
Sin embargo curso tras curso les hablo y les escucho, cpmentamos y debatimos esperando que esa semillita que llevan dentro florezca sacando toda la humanidad que llevan escondida. La esperanza me ayuda a empezar cada curso con alegría. BUena película has elegido para comentar,
Saludos
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Buenas tardes Jose. Interesante escuchar a quien le toca la difícil tarea de educar en valores en esta época, en esta sociedad. Los veo en el parque, en la calle, manipulando a padres y abuelos, abusando de los más débiles. Y siempre me pregunto, qué verán en casa, de qué hablarán con sus padres (si es que hablan), qué ejemplos tendrán alrededor. Si ya sé, los padres tienen que trabajar y están muy ocupados. ¿Tanto como para no hablar y escuchar a sus hijos? Ese egoísmo, esa violencia, ¿la llevan en los genes, o es producto de lo que se vive en casa, en la calle, en la escuela?
¿Por qué esos maestros, esos profesores que se toman el tiempo y el interés de acercarse a ellos, como tú bien dices «esperando que esa semillita que llevan dentro florezca, sacando toda la humanidad que llevan escondida» tienen más seguidores que los que dictan su clase y «¡ya está!»?
¿No será que es indispensable, como en cualquier material, dedicarles el tiempo y el esfuerzo necesarios?
Me alegro muchísimo que la esperanza te ayude a comenzar cada curso con alegría, me alegro que aún queden Maestros que se impliquen en la educación, que aún queden padres, abuelos, tíos, que, a la hora de la cena, apaguen el televisor y se sienten a hablar con la familia de lo que ha pasado durante el día.
Nadie nos dijo que la vida es fácil. Pero tampoco acepto que no haya nada que se pueda hacer. Cada grano de arena, suma.
Gracias por tu comentario y un abrazo.
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