Según la Agencia Estatal de Meteorología española, mayo, junio y julio de 2022 fueron los meses más secos de los últimos 57 años. La histórica sequía que, en los últimos meses, vació ríos y lagos en Europa y Estados Unidos, ha hecho aparecer desde barcos de guerra a pueblos fantasma. El fenómeno provocó una marcada caída en el nivel de las aguas y dejó a la vista decenas de restos del pasado del planeta y de la humanidad, aumentando por azar, el acervo histórico de la humanidad, en todo su drama y su gloria.
Huellas de dinosaurios, estatuas budistas, acorazados alemanes… La ola de calor que lanzó una ardiente bocanada sobre las ciudades y desató una ristra de incendios rurales, y la sequía que desató, sacó a la luz una variedad de ruinas, restos e incluso esqueletos que permanecían en las sombras desde tiempos inmemoriales.

¿Quién iba a pensar que bajo las aguas de España yacía una antigua construcción de piedras al estilo de Stonehenge? ¿Cómo imaginar que un pueblo sumergido hace décadas resurgiría intacto en España? ¿Y cuántos buques de guerra seguirán reapareciendo en los menguantes ríos europeos?
Huellas de un dinosaurio de 113 millones de años que yacían bajo varias capas de sedimento salieron a la luz en un valle de Texas. Se trata de rastros de un “Acrocanthosaurus”, en el parque Dinosaur Valley, y son de las huellas mejor conservadas del mundo. Quedaron grabadas en el lecho de un río que quedó casi completamente seco, y fueron bautizadas como “El camino del Llanero Solitario”, en honor al héroe televisivo que cabalgaba en las praderas. Se estima que hay unas 140 huellas de este dinosaurio a lo largo de 30 metros.

El bajo nivel del embalse de Valdecañas, en la provincia española de Cáceres, permitió que emergiera el “Dolmen de Guadalperal”, un círculo de docenas de piedras megalíticas que se cree datan del 5000 antes de Cristo. Al contrario que el famoso Stonehenge en tierras británicas, que está emplazado en tierra firme y al alcance del público, estas piedras estaban cubiertas por las aguas. Fueron descubiertas por un arqueólogo en 1926, pero el área se inundó en un proyecto de desarrollo rural en 1963.

La baja del río Tíber, en Roma, reveló las ruinas de el antiguo “Puente de Nerón” que se estima construido por el emperador alrededor del año 50 d.C. Dos pilares del puente quedaron visibles cerca del puente Vittorio Emanuele, que cruza el río cerca del Vaticano. El puente se construyó para que Nerón llegara a sus jardines cerca del Monte Janiculum, no lejos de la actual Plaza de San Pedro. Aquel esplendor se redujo a una pila de rocas cubiertas de musgo, donde toman sol las gaviotas.

En China, el descenso del nivel de las aguas del río Yangtze dejó al descubierto una isla sumergida en la ciudad suroccidental china de Chongqing y un “trío de estatuas budistas” que se cree que tienen 6 siglos de antigüedad. Las estatuas fueron halladas en la parte más alta del arrecife de la isla, llamada Foyeliang, y se habrían erigido durante las dinastías Ming y Qing. Una de ellas representa a un monje sentado en un pedestal de loto.

La drástica bajada de las aguas en el hermoso río Danubio dejó al descubierto los restos de docenas de “buques de guerra alemanes” hundidos durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos de ellos contienen toneladas de municiones y explosivos y suponen un peligro para la navegación. Los restos fueron hallados cerca de Prahovo, en el este de Serbia, y formaban parte de la flota nazi del Mar Negro, hundida en 1944 por sus propios tripulantes, en plena retirada ante el avance de las tropas soviéticas.

La Segunda Guerra Mundial también resurgió, a su manera, en Italia. Las autoridades declararon el estado de emergencia, tras encontrar una “bomba de 450 kilos” que data de ese conflicto en las aguas del río Po. Unas 3000 personas que vivían cerca de la localidad norteña de Borgo Virgilio fueron evacuadas, mientras los expertos militares retiraban el artefacto de fabricación estadounidense.

La grave sequía que afectó la región de la frontera norte entre España y Portugal provocó que se vaciara un embalse en el sur de Galicia. Al retirarse el agua, emergió en el lugar un pueblo fantasma, cuyas grises y misteriosas ruinas rescataron del olvido una historia de tres décadas de silencio y oscuridad. Se trata del pequeño pueblo es “Aceredo”, una aldea del ayuntamiento de Lobios, a pocos kilómetros de la ciudad gallega de Orense, que fue inundado en 1992 por las aguas del río Limia para crear la represa Alto Lindoso, que se encuentra al otro lado de la frontera, en Portugal.

Por último y contradiciendo aquello de que “todo tiempo pasado, fue mejor”, la bajada del río Rin, una de las fuentes de agua dulce más importante de Europa, que atraviesa varios países como Alemania, Francia, Suiza, Países Bajos, Austria y Liechtenstein, entre otros, dejó al descubierto en Alemania numerosas “piedras del hambre”, como se conocen estas rocas, grabadas con mensajes de temor y de esperanza como “Si me ves, llora”, “Quien me vio, lloró. El que me vea, llorará” o “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”. Recuerdo de épocas de sequía extrema, todas las inscripciones fueron grabadas durante otros periodos en los que bajaban drásticamente las aguas.
En Europa, las sequías históricamente trajeron consigo pobreza, hambre, baja en la calidad de vida y menos empleos. Algunas de estas piedras están marcadas con años como 2002 o 2018, en referencia a las últimas veces que el caudal del río bajó tanto, que se volvieron visibles. Hay marcas que datan incluso de siglos atrás. Las más antiguas tienen inscripciones con años como 1417, 1473, 1616, 1630, 1654 y 1666.

Buenos días, Marlen.
Como cada vez me mantengo más alejado de televisiones y redes sociales, es gracias a ti que me entero de estas noticias tan curiosas.
Más allá del desastroso mensaje que nos manda la Pachamama, ni por estas realidades reaccionamos y cambiamos nuestra postura ante la pasiva contemplación de su deterioro, resulta increíble, y un poco terrorífico, lo que las aguas «esconden».
A veces, es solo un trozo de historia, pero otras, son retazos de vidas perdidas o muestras de los cambios en la misma sociedad. Como dijo alguien, nos empeñamos en explorar el universo, queriendo escapar del planeta, pero nos olvidamos de todo lo que el mar esconde, muy cerquita de nuestras casas. Serán muchos los que dejen volar la imaginación pensando (deseando) que queden al descubierto la Atlántida o el Arca de la Alianza, por poner dos de los ejemplos más perseguidos. Cuando vives cerca del mar, te das cuenta de su bravía y la capacidad de engullir lo que se ponga en su camino.
Son muchas las historias «inventadas» en la Ciencia Ficción para mostrarnos el destino del planeta totalmente sumergido por las aguas y estas muestras que nos comentas son claras confirmaciones de las que ya quedaron olvidadas. Si seguimos con nuestra impertérrita desidia y seguimos permitiendo la poquísima vergüenza de los gobiernos, tal vez nosotros seamos los descubrimientos de los futuros habitantes de la Tierra sumergida. Los hielos de los polos están ya cansados de avisar.
Una magnífica entrada. Gracias, contadora de fantásticas historias.
Un abrazo.
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Buenos días Jose.
¡¡Jo, menudo nombre!! Las piedras del hambre. Sólo con leerlo te da yuyu. No lo entendí hasta que me enteré de qué se trataba. Y te hace pensar que, aunque nos creemos los únicos sufridores del planeta, en otras épocas también tuvieron que enfrentar desgracias. Y con muchas menos herramientas (materiales y mentales) que ahora. La Pachamama tiene mucho trabajo y nosotros mucho no ayudamos.
Totalmente de acuerdo con lo que dices: tantísimo dinero gastado en proyectos espaciales y, en comparación, tan poco gastado en mejorar las condiciones de vida en nuestro planeta y en salvar lo que vamos destruyendo. ¡Qué necios!
¿Habrá un tiempo en el que los supervivientes, desde un planeta diferente al que han podido mudarse los ricos y poderosos, cuenten a sus niños cómo era un bosque, un desierto, las maravillas arquitectónicas que un día se alzaron en la tierra? ¿Seguirá existiendo una tierra habitable?¿O la especie humana despertará de su letargo para tomar medidas y salvar nuestro malquerido planeta? No lo veremos y, la verdad, no sé si me gustaría verlo.
Mientras tanto, disfrutemos de lo que tenemos y apreciemos las «pequeñas cosas» como el aire, la luz, el sol, los colores, sonidos, sabores…
Gracias a ti, Jose. Un abrazo grandote y ¡Buen fin de semana!
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