¿Qué hace un tipo como yo en un lugar como este?

El David de Miguel Ángel Buonarroti es una de las piezas más asombrosas que exhibe el museo y es el único calco de primera colada en Sudamérica. Sus más de cuatro metros de altura impactan al ingresar al recinto. La escultura representa al Rey David en el momento previo a enfrentarse con Goliat. Basta ver el rostro de David para percibir una intensa concentración lista a entrar en acción.

Es un exponente del Renacimiento italiano, cuyo original en mármol blanco, realizado entre 1502 y 1504, se encuentra en la Galleria della Accademia de Florencia. No sólo transmite vigor, sino belleza, la obra revela tanto la destreza artística como el conocimiento anatómico del Miguel Ángel. En su mano derecha lleva la piedra con la que matará al gigante Goliat.

Estamos entrando en el Museo de Calcos y Escultura Comparada «Ernesto de la Cárcova» de Buenos Aires (Argentina), situado en la Costanera Sur. Ocupa lo que fueron las caballerizas del Lazareto, un antiguo centro de inspección veterinaria. En 1923 el sitio fue remodelado para que funcionara allí la Escuela Superior de Bellas Artes, institución creada por el propio Ernesto de la Cárcova, y en 1928 se añadió el actual Museo de Calcos, con un propósito didáctico que mantiene hasta hoy: ofrecer modelos en tamaño real a los futuros artistas.

Al parecer, en 1908 había llegado una gran donación de Alemania, con numerosos calcos que habían sido elaborados para la Exposición del Centenario y posteriormente fueron cedidos a Argentina.

Tanto para aquellos que no conocen de arte, como para especialistas, descubrirlo resulta una experiencia asombrosa. Al recorrer sus salas uno puede encontrar réplicas exactas de esculturas emblemáticas del arte universal y de este modo ver de cerca obras que se encuentran en grandes museos del mundo: el Louvre, el Museo Británico, el Museo Nacional de Antropología de Méjico… Visitar el museo se convierte en un viaje al pasado, recorriendo la cultura de distintos períodos históricos y civilizaciones.

Las esculturas que estamos viendo se llaman «calcos» porque son réplicas exactas del original, en yeso. En muchos casos, los moldes fueron tomados directamente de las obras originales, por eso tienen tanta importancia.

El museo tiene una enorme colección de casi 600 calcos, divididos en salas de acuerdo a cada período histórico y civilización, entre ellos de arte egipcio, griego, romano, medieval, renacentista y de América prehispánica.

La importancia de la colección que exhibe, tiene que ver con el grado de fidelidad que muestran las réplicas con respecto a sus originales. En especial se destacan las piezas que son «de primera colada» (el molde tomado directamente del original), así como aquellas que, por haberse perdido o deteriorado la obra original, pasan a tener relevancia como única referencia de la misma en buen estado.

En medio de una ciudad de cemento e inmerso en un barrio de rascacielos, este lugar nos lleva de viaje a las civilizaciones más antiguas, para después depositarnos en un jardín arbolado con rincones fascinantes, esculturas, cerámicas y murales, una fuente de agua del siglo pasado, circular de 217 cm. de diámetro, cubierta por mayólica española azul y blanco.

Y una serie de murales de artistas contemporáneos como el destacado Ricardo Carpani, que realizó en 1994 una pintura en blanco en negro, con el singular título de “Qué hace un tipo como yo en un lugar como este”.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

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