VadeReto (noviembre)

VadeReto, ¿Jugamos a Inventar Historias? En el blog “Acervo de letras” de Jose Ant. Sánchez, existe este juego que me encanta. Es una invitación a escribir, sólo un tema cada mes que puedes desarrollar como más te guste. Así que, aceptando el desafío de Jose, aquí os presento mi relato que este mes va de ¡¡La muerte!!

La sombra me acompaña

Estábamos frente a la casita de fachada rosa. No había pérdida, era la única de ese color en un barrio donde el gris se había instalado. Acequias abiertas, árboles en la vereda, bolsas de basura esperando su recogida y un cierto aire a un pasado mejor.

Habíamos llegado temprano y preferimos esperar en el coche a que se hiciera la hora. En silencio, sin mirarnos, estudiábamos el triste paisaje tratando de evitar los pensamientos.

Cinco minutos antes de las once de la mañana, bajamos del auto y, tomados de la mano, llamamos al timbre.

Una mujer de mediana edad, con un batón gris con flores grises, flaca en su delgadez, nos abrió la puerta y sólo dijo: .- Esperen ahí.

El ahí era un sillón grande marrón y otro silloncito haciendo juego. Sobre una mesita baja, un cenicero de esos de propaganda, de plástico sucio, con el Fernet Branca en rojo. Mal momento para pensar en aperitivos.

Gruesas cortinas de terciopelo rojo oscuro en la ventana, daban el tono a la luz de la única lámpara colgada del techo. Dos cuadros de campiña inglesa con su cacería al completo, caballos, cazadores de casacas rojas y pantalones blancos, con esos casquetes negros tan graciosos, perros foxhound ansiosos y el verde/marrón del bosque, intentaban animar el ambiente y darle inútilmente un tono menos triste a la triste habitación.

Nos sentamos a esperar e inmediatamente se abrió la puerta interior y salieron por el pasillo una adolescente de piel muy blanca sostenida por dos hombres, uno mayor de aspecto preocupado y un chico muy jovencito de ojos tristes. La niña no caminaba, sólo se dejaba trasladar y mantenía sus ojos cerrados. El hombre mayor, con voz gruesa, no sé si para tranquilizar a la niña o a él mismo, repetía bajito: .- Ya pasó todo. Ya pasó todo.

El trío apesadumbrado salió a la calle y la mujer flaca cerró la puerta tras ellos. Me hizo un gesto de que pasara y sólo dijo: .- Ella sola.

Atravesé el pasillo y entré sola en la otra habitación. No era más grande que la primera, ni más alegre o cuidada. Tenía una cama en el medio, a la que le habían puesto unas extensiones en las patas para que quedara a la altura del pecho y la cubría una sábana blanca.

.- Desnuda de cintura para abajo, me dijo la flaca. Y me indicó una silla plegable para dejar la ropa.

Mientras me desnudaba, ella cubría la cama con un plástico, tapando el único foco blanco de la habitación. Me acosté sobre el plástico, aunque hubiera preferido que la sábana blanca tocara mi cuerpo tembloroso.

En ese momento entró otra mujer e instantáneamente se me representó una película de Laurel y Hardy, el dúo cómico que nos divertía tanto en las películas que nos pasaba mi padre, cuando éramos chicos. La flaca Laurel nos había atendido hasta ese momento y ahora aparecía en escena la gorda Hardy.

Hubiera sido muy cómico, de no haber estado en aquel lugar. Parecían moverse como en un dibujo animado, con movimientos mil veces repetidos. Hablaban muy poco, sólo con monosílabos y con las miradas.

.- Esto te va a doler, dijo la gorda Hardy. Pero se pasa enseguida. No grites. No te muevas.

Mientras decía esto, que fueron las únicas palabras que escuché de su boca, la flaca Laurel me sujetaba las muñecas contra la cama.

Cerré los ojos para que las imágenes no se me quedaran dentro. Cerré los puños para aguantar el dolor. Cerré la boca para no gritar, porque no sabía lo que esas mujeres podrían hacerme si gritaba.

No lo suficiente como para no ver y sentir la sombra lúgubre que me miraba y que se quedaría junto a mí por el resto de mis días. Una sombra tenebrosa, mezcla de culpa y vergüenza, que me hizo descender a un pozo muy profundo y dificultaría mis futuras decisiones morales.

No recuerdo cómo me levanté de esa horrible cama, cómo me vestí y cómo salí de aquel lugar. No recuerdo palabra alguna, porque no las hubo. Mi chico tenía sus palabras atragantadas y sólo atinaba a abrazarme lo más cariñosamente posible, mientras me sacaba rápido de aquel tugurio. Y el dúo cómico no hablaba. No necesitaba hacerlo, ya había cobrado por su función.

Nos metimos los dos en el coche y salimos rumbo a un mundo diferente. Sin hablar, sin llorar. Hasta que paramos en un parque lleno de árboles y trinos. Todas las palabras, todos los llantos contenidos, se desbordaron en nuestros abrazos y besos.

Como decía el hombre viejo: Ya pasó todo.

Nos prometimos que nunca más hablaríamos de aquel día ni de aquel lugar. Aún no sabíamos que llevábamos la sombra con nosotros, que es difícil olvidar, que es difícil perdonarse. Nos prometimos tener otros hijos, cuando fuera posible, cuando hubiéramos arreglado nuestra situación. Nos prometimos amarnos siempre.

¡Nunca digas nunca, nunca digas siempre!

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

15 comentarios sobre “VadeReto (noviembre)

  1. ¡QUÉ BAAAARBAAROOO!
    Los vellos de punta ahora mismo. Cuantísimos sentimientos impregnados en cada palabra, en los ojos que leen e imaginan la escena.
    Hay decisiones que toman unos minutos, pero que duran toda la vida.

    Como dices en otro comentario, la religión es una de las grandes culpables de que se llegue a estas situaciones, junto con la sociedad que las mantiene y que promueve el sentimiento de culpa y miedo.
    La educación sexual, el amor sin miedos, la apertura de mentes y enseñar a nuestros hijos que se puede disfrutar de la vida sin condenarse el futuro, son esenciales en una sociedad sana y evolucionada. Mientras sigamos empujando a nuestros jóvenes a hacer ciertas cosas con miedo, en la clandestinidad y sin la educación necesaria, seguirán penando por nuestros propios errores.

    El relato es magnífico. La narración te empuja de lleno a acompañar a esta pobre desdichada a reparar su error de forma tan drástica y dramática. El ritmo que le has implantado te va llevando suavemente de la terrible espera al desgarrador llanto final, pasando por el dolor inmenso que difuminas en el recuerdo de la chica. Esa «sombra tenebrosa, mezcla de culpa y vergüenza» que se instalará en su cabeza y que la condicionará el resto de su vida. Mezcla de muerte y conciencia. Creo que has conseguido mostrar de forma excelente el desgarrador momento del aborto clandestino. ¡Maravilloso!

    Que todavía haya mentes retorcidas que prefieran empujar a nuestras niñas a esta experiencia, de forma peligrosa, insana y terrible; en lugar de hacerlo en las condiciones idóneas para que no corra peligro y tenga, además, el apoyo psicológico necesario. Dice mucho de nuestra sociedad.

    Gracias por este grandísimo regalo, Marlen. Un relato que se disfruta, aunque presente una historia dura y demasiado real. ¡Enhorabuena!
    Un abrashasho.

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  2. Buenos días, Jose.
    Es un poco extraño lo que me pasó con este microrrelato. Ya sabes que a veces, la inspiración (o lo que sea) me llega durmiendo. Entonces, me levanto, escribo lo que necesito escribir y me vuelvo a acostar. Es recién al día siguiente cuando me entero de lo que había escrito. Pues hace 6 días, el jueves pasado 27 de octubre, escribí en uno de esos episodios este cuento. Al ver ayer, 1 de noviembre, el tema del VadeReto de este mes, no lo dudé, sabía que ya lo había escrito. Apenas cambié un par de palabras por sinónimos y creé la entrada en el blog. Estaba destinado a aparecer en El blog del Trujamán.
    El tema del aborto es un tema muy delicado y que merece todo un análisis por parte de esta sociedad retrógrada y aún demasiado influenciada por paternalismos y religiones. Para mí es un tema muy importante y de este debate depende la vida de tantas mujeres y niñas que mueren o quedan lastimadas física y/o mentalmente de por vida.
    Tú lo dices perfectamente: «La educación sexual, el amor sin miedos, la apertura de mentes y enseñar a nuestros hijos que se puede disfrutar de la vida sin condenarse el futuro, son esenciales en una sociedad sana y evolucionada.»
    Es nuestra indecisión, nuestra desinformación y nuestros miedos al qué dirán, a lo que te enseñaron de niño, a la palabra del cura o del maestro, a la educación sexual de nuestros jóvenes, quienes los empujan a situaciones tan tétricas como las que aparecen en este cuento y a arriesgar la vida en tugurios clandestinos. Como sociedad del siglo XXI, es nuestra la culpa de no exigir un debate serio y una solución al tema.
    Culpa, vergüenza, miedo, no poder hablar ni contar lo que sienten las protagonistas, sin apoyo de nadie o de casi nadie, decisiones que no se toman a la ligera y que producen dolor y tristeza. Tener que llorar en silencio, tener que cargar por siempre con esa sombra que las acompañará. Siempre y cuando se hayan librado de la muerte, de las infecciones, de la mala praxis.
    Argentina estableció la despenalización del aborto terapéutico y por causa de violación en 1921, y el 30 de diciembre de 2020 estableció el derecho al aborto gratuito y asistido médicamente, en esos casos y en todos los demás casos, cuando la gestación no supere la semana catorce.
    ¿Cuándo se podrá hablar de esto en España?
    Gracias a ti Jose, por tus palabras. Un abrazo grande.

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    1. Buenas noches, Marlen.
      Es maravilloso cuando un relato sale solo, sin planificar. Entras como en trance y, como dices, no te das cuenta de lo que has escrito hasta terminarlo o, incluso, el día siguiente, al releerlo. Me pasa en pocas ocasiones, pero cuando llega te hace amar la escritura casi tanto como la lectura.
      El tema del aborto es muy controvertido, pero como cualquier otra cosa que tenga que regularse legalmente. Siempre habrá los que lo necesitan, porque una mala decisión no puede joderte un futuro, y los que los usan a su antojo sin responsabilidad ninguna. El problema es que las niñas de los ricos seguirán haciendo lo que les venga en ganas, porque tendrán garantizada la asistencia en cualquier parte del mundo. Las demás, pues ya sabemos, a depender de que un grupo de politicachos sin escrúpulos decidan por nosotros, por ellas. (Y prefiero no hablar de los ·$%&* religiosos).
      En España seguiremos dando pasitos hacia atrás, vamos muy bien «dirigidos» hacia el pasado.
      Abrashazo

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  3. Siempre he pensado que una situación así puede llegar a desquiciar a una mujer. y no pienso en religiones que pudieron tener influencias en otros tiempos. En muchas ocasiones se hace porque no se tiene tiempo, dinero o porque se convierte en un obstáculo. Mi madre fue una niña abandonada. Si su madre hubiera abortado yo no estaría en este mundo.
    Saludos.

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  4. Buenas noches Virtu. Desde luego, no es una situación fácil de sobrellevar y cada una lo vive como puede. Las causas por las que una mujer toma una decisión así son muchas y estoy convencida de que nadie puede decidir cómo debes vivir tu vida y qué quieres hacer con tu cuerpo. Pero lo que a mí me parece importante es que la solución no es criminalizar, que si se ha tomado la decisión de abortar es mucho mejor hacerlo en un lugar adecuado y con médicos que velen para que no corra peligro la mujer y que tenga, además, el apoyo psicológico necesario.
    También pienso en que las religiones tuvieron influencia en otros tiempos y en estos.
    Saludos.

    Le gusta a 2 personas

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