Hoy, 4 de noviembre de 2022, celebramos el centenario del hallazgo de la tumba de Tutankhamón, un rey niño casi desconocido, que fue enterrado con un tesoro extraordinario y quedó prácticamente olvidado durante más de 3.000 años y uno de los descubrimientos arqueológicos más impresionantes de todos los tiempos.
KV62 no es una fórmula matemática, aunque lo parezca. Es el nombre de una tumba que está en el Valle de los Reyes, en la orilla del Nilo opuesta a la actual ciudad de Luxor, ubicación de la antigua capital egipcia de Tebas. A diferencia de los faraones anteriores, enterrados en titánicas pirámides que enseguida se convirtieron en objetivo fácil para los saqueadores, la realeza tebana se sepultaba en tumbas excavadas a gran profundidad en las laderas rocosas del aislado valle.
Los arqueólogos han designado las tumbas de los faraones con las iniciales de “King’s Valley” y un número otorgado a cada sepultura cuando era descubierta. Estamos hablando de la tumba número 62, localizada en el Valle de los Reyes.
¿Y qué tiene de especial esa tumba? Para empezar, es la primera y única tumba de un rey de Egipto descubierta con su inquilino y sus pertenencias intactas. Ya sabéis, los saqueadores hacían su agosto desenterrando tesoros para ser comercializados.
El soberano yacía en el último de tres ataúdes metidos dentro de un sarcófago de cuarcita, cubierto a su vez por cuatro capillas funerarias. Se llamaba Tutankhamón. Además, la KV62 y su propietario tuvieron la suerte de que quien los descubrió no fuese un cazatesoros cualquiera, sino uno de los más metódicos arqueólogos que han pisado suelo egipcio: el británico Howard Carter, que dedicó diez años a recuperar, fotografiar y catalogar meticulosamente los 5.398 objetos que contenían esas cuatro estancias bajo tierra.





Debo aclarar que las fotografías que ilustran esta entrada, fueron sacadas por Harry Burton, el fotógrafo arqueológico más reputado de la época, que registró todos los objetos de forma minuciosa con una cámara de fuelle que se apoyaba en un trípode. Sus fotografías en blanco y negro tienen un valor inestimable. Esta modalidad tiene mayor poder de evocación que las que son en color, realza los volúmenes, juega con las luces… pero no permite apreciar el oro y toda la riqueza cromática del Antiguo Egipto. Por eso, una parte de ellas fueron sometidas a un proceso de coloreado digital, que permite contemplar todos los matices de los objetos en el lugar de su descubrimiento. ¡Gracias National Geographic por ponerlas a nuestro alcance!
El 4 de noviembre de 1922, tras las infructuosas excavaciones desde el otoño de 1917, un miembro del equipo de Carter se tropezó con una piedra tallada, la parte superior de una escalera enterrada. En su diario de bolsillo, Carter escribió solo cinco palabras: «Encontrados primeros escalones de tumba«.
Al día siguiente el equipo desenterró 12 escalones y descendió hasta una puerta que en su día había estado enlucida y estampada con sellos faraónicos. Los sellos estaban tan desdibujados que era imposible leerlos, pero saltaba a la vista que seguían intactos. Convencido de haber descubierto una tumba real no saqueada, Carter envió un cable a lord Carnarvon, que seguía en Inglaterra: «Por fin he hecho un maravilloso descubrimiento en el valle; una magnífica tumba con los sellos intactos […]. Enhorabuena».
La noticia del hallazgo corrió como la pólvora, y llegó al valle un alud de periodistas dispuestos a documentar la apertura de la tumba. Lord Carnarvon acudió el 23 de noviembre, y el 24 Carter y su equipo ya habían sacado a la luz la puerta entera y encontrado sellos más legibles con el tan buscado nombre de «Nebkheperura», el nombre mayestático de Tutankhamón.
Al retirar la puerta, no apareció una tumba rebosante de tesoros, sino un pasadizo inclinado lleno de escombros. Tras otros dos días de excavación llegaron a la tumba en sí, situada a unos siete metros de profundidad. En otra puerta enlucida, se repetían los sellos.
Carter recordaría siempre el momento en el que, el 26 de noviembre de 1922 –“El día más maravilloso que nunca he vivido”–, hizo un agujero en la pared de la tumba que mostraba intactos los sellos del monarca e introdujo una vela a través de él. Estaba en compañía del patrocinador de sus excavaciones, lord Carnarvon y de la hija de éste, Evelyn. Carnarvon le preguntó: “¿Ve usted algo?” y Carter respondió: “Sí. Cosas maravillosas”. Desde entonces, desde hace 100 años, el oro de Tutankhamón no ha dejado de maravillarnos.

Carter excavó la tumba con la misma minuciosidad con que se había dedicado a localizarla desde 1917, y envió al Museo Egipcio de El Cairo todo su contenido, menos la momia del faraón, que permaneció en su sarcófago, donde había descansado durante más de tres mil años sin que nadie le molestara. A día de hoy, sigue siendo el habitante más antiguo de la zona.
Gracias a la paciencia del ex Inspector Jefe del Servicio de Antigüedades de Egipto, esa tumba excavada bajo tierra se convirtió en una fascinante ventana abierta a la civilización egipcia, que ha aportado una ingente cantidad de conocimientos sobre los más variados aspectos del antiguo Egipto, desde los usos y creencias funerarios o las técnicas artesanales, hasta la vida personal del propio Tutankhamón.
El primero que quedó fascinado por su contenido fue el propio Carter.







Tutankhamón no fue uno de los grandes reyes de Egipto, únicamente estuvo en el trono diez años. Cuesta imaginar las inmensas riquezas con que debieron de ser enterrados los más importantes faraones de Egipto, como su padre Akhenatón (el faraón hereje), o su abuelo Amenhotep III.
Los objetos que contemplaron los descubridores eran, en efecto, maravillosos: camas de oro, efigies de guardianes a tamaño natural, carros, un trono ricamente adornado, todo revuelto. Carter escribiría: «Al principio no pude ver nada, pues el aire caliente que salía de la cámara hacía titilar la llama de la vela, pero de pronto, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, comenzaron a dibujarse lentamente en la penumbra detalles del interior de la cámara: animales extraños, estatuas y oro, por todas partes el brillo del oro».
Arthur Callender, construyó un sistema de poleas para izar objetos pesados, instaló luces eléctricas y, cuando hizo falta, se apostó en la entrada de la tumba con un arma cargada para ahuyentar a los intrusos.
En febrero de 1923 tuvo lugar un segundo descubrimiento sensacional. Carter abrió un agujero en la pared de la cámara funeraria de Tutankhamón, acercó una linterna y vio el interior. «La luz de la linterna reveló un espectáculo prodigioso, una pared de oro macizo», escribió posteriormente. En realidad, la pared de oro era parte de una gran capilla funeraria que contenía a su vez tres capillas más y un sarcófago de cuarcita. En el interior del sarcófago, había tres ataúdes, uno dentro del otro.
Lord Carnarvon se reunió con Carter en la tumba para proceder a la esperada apertura de la cámara funeraria. Menos de dos meses después, había sucumbido a una sepsis y neumonía por la picadura de un mosquito. Su repentino fallecimiento dio lugar a rumores sobre una supuesta maldición de la momia, que llevaba la muerte o la desgracia a quien perturbase la última morada del faraón.
Impertérrito, Carter continuó con la excavación, ya con el apoyo de la viuda de lord Carnarvon, la condesa Almina Carnarvon. Pero cuando las autoridades egipcias empezaron a tener un papel más activo en la excavación, Carter detuvo el trabajo en señal de protesta y sus supervisores le prohibieron el acceso a la tumba. Tardaría casi un año en poder entrar de nuevo, después de que su patrocinadora y él renunciaran a cualquier supuesto derecho sobre el ajuar funerario de Tutankhamón.
Cuando en 1925 se reanudaron los trabajos, Carter se centró en desmontar los tres ataúdes que estaban anidados uno dentro del otro. El último ataúd era de oro macizo y pesaba 110 kilos. En su interior yacían los restos momificados del joven faraón, con una extraordinaria máscara de oro que le cubría la cabeza y los hombros, un objeto destinado a convertirse en el símbolo del orgulloso pasado de Egipto.

La tumba de Tutankhamón se componía de cuatro salas, que hoy conocemos como antecámara, anexo, tesoro y cámara funeraria. Llama la atención que una tumba tan pequeña albergase a un faraón, pero las salas estaban abarrotadas del impresionante ajuar funerario del soberano. Todo cuanto necesitaría para vivir como un rey para toda la eternidad.
La extraordinaria aventura arqueológica aún hoy en día no ha terminado, pues la restauración y el estudio del ajuar funerario con motivo de su traslado al nuevo Gran Museo Egipcio de El Cairo, han desvelado nuevos datos sobre el tesoro y la vida del rey.
¿Quién sabe?, puede que en los sueños de esta noche, se os aparezca el reflejo dorado de la máscara funeraria de Tutankhamón y que os traiga a la mente cosas maravillosas… Como la tenue llama de la vela de Carter, que desvaneció las tinieblas milenarias de una antigua tumba del Valle de los Reyes y arrancó prodigiosos destellos dorados a la oscuridad.



Buenos días, Marlen.
Está claro que no te contentas con un titular y unas pequeñas notas para mostrarnos tus noticias. Vaya articulazo te has montado. Para hacérsele agüita la boquita a todos los aficionados a la egiptología.
Yo leí bastante sobre este acontecimiento en una época en que estaba ¿obsesionado? con Egipto y toda su historia faraónica. Creo haber leído un libro en el que se contaba todo minuciosamente, aunque mi mente no recuerda ni el título ni el autor. Lo tendré por aquí perdido en mi biblioteca.
La verdad es que ponerse en la piel de Carter es dificilísimo. Alguien que se lleva toda la vida buscando estos tesoros y consigue encontrar uno de los más grandes, al menos de los intactos, debe ser increíble. Un sueño hecho realidad.
Lo que ya me mantiene en la duda es si este hallazgo fue tan importante por lo que encontraron en la tumba, tesoros y reliquias, o por el significado histórico, arqueológico, hasta filosófico que representaba. Descubrir la realidad que vivían nuestros antepasados es mucho más importante que los objetos de valor almacenados, pero ya sabemos como funcionan estas cosas.
El gran misterio, una de las cosas que más me fascinaban, era el por qué un imperio tan floreciente, rico, bien montado, se fue a tomar porc… las arenas del desierto. Es evidente que, como otras grandísimas civilizaciones, se generan, crecen, se desarrollan y terminan desapareciendo. Pero no deja de ser una gran incógnita en la historia, tal vez, por todo lo que todavía no sabemos de ellos.
Ahora ando más pasivo en el tema egiptólogo, pero con tu entrada me han entrado ganas de leer algo. Pero tengo taaaanto pendiente. Quién sabe.
Muchas gracias por el artículo y enhorabuena por tu maravillosa ilustración de la noticia.
Eres Cuentacuentos, Motivadora, Historióloga, Reportera, Juguetera, … ¿Me dejo algo? Ah, sí. Una cocinera de rechuparse los dedetes. 😅😂
Un abrazo, amiga Cuentadetodo, para nuestra satisfacción. 🥰😍
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buenos días, Jose. Muchas gracias por tus palabras. Como siempre, sabes cómo incentivar para seguir intentándolo. ¡Pasta de maestro!
Egipto siempre ha sido un tema que me ha fascinado. Desde joven, cuando leía sobre las excavaciones y sobre los tesoros que se habían llegado a encontrar, soñaba con viajar algún día y poder pisar esas tierras, esas arenas, navegar por el Nilo… Bueno, la verdad es que soñaba con ser una especie de Carter y ser yo quien descubriera los tesoros. Pasaron los años, no me convertí en una Carter, pero sí me di el lujazo de viajar y abrir grandes los ojos para no perderme nada. Me parecía estar dentro de un libro de aventuras y tenían que sacarme a empujones de los templos y las ruinas. Me gustó mucho navegar por el Nilo, recorrer el Museo Egipcio con todos sus tesoros y el zoco de El Cairo, subir las escalinatas del templo funerario de la faraón Hatshepsut, perderme entre columnas, entrar en las pirámides de espaldas para no caer por las empinadas escaleras, tocar esas piedras, escuchar a los guías… Pero lo que más me impresionó fue el Valle de los Reyes y el de las Reinas (y eso que no pudimos entrar en el mausoleo de Tutankhamón). Poder pisar esos lugares, disfrutar en silencio de las pinturas con sus colores tan vivos, sus dorados, los mil detalles (recuerdo especialmente el de Nefertari), fue un placer indescriptible.
Como hacía pocos meses que habían perpetrado la matanza de Luxor, en noviembre de 1997, donde murieron 62 personas, la mayoría turistas, a manos de terroristas, aproveché que no viajaba nadie y los vuelos y hoteles estaban a muy buen precio. Y tuve buen ojo, estábamos prácticamente solos y nos cuidaban como a joyas. Viajé con mi esposo y mis padres y resultó un viaje inolvidable para los cuatro. Para mí también resultó un sueño hecho realidad.
Por supuesto, para escribir esta entrada tuve que releer apuntes, recurrir a mi biblioteca y me entraron ganas de volver a Egipto. Pero no creo que lo haga. Cada vez que he vuelto a un sitio impactante, la decepción llega de la mano de los cambios que, para atraer a los turistas, han sufrido los lugares. Además, ¡hay tantísimos paisajes que no conozco y me gustaría visitar!
En cuanto a por qué fue tan importante este hallazgo, piensa que fue el único sepulcro de un faraón del antiguo Egipto que se encontró intacto. Los demás habían sido saqueados y se había perdido la noción de la enorme riqueza de objetos que acompañaban a un faraón en su viaje al más allá. Tutankhamón, tuvo un reinado corto y no realizó acciones que tuvieran gran notoriedad. Pero la gran cantidad de objetos encontrados y el estado en que estaban, permitió adquirir una gran cantidad de información sobre los usos y costumbres del Antiguo Egipto. Por otro lado, se reavivó el interés de los estudiosos por este pueblo, y por ende, los aportes a los estudios de los arqueólogos. Es curioso, pero la fascinante máscara del faraón en oro y lapislázuli (que vimos en el Museo, resplandeciente y hermosa) se convirtió en la imagen más popular de esta civilización.
¿Por qué desapareció una civilización capaz de dejarnos estos tesoros, capaz de crear un sistema de vida basado en una religión que homogeneizaba a la sociedad, que logró avances increíbles en la arquitectura, en la ingeniería, en la geometría y en las matemáticas? Algunos historiadores dan por terminada la civilización con la llegada romana, otros aclaran que bajo el reinado musulmán, terminaría sumiéndose en una decadencia sin precedentes , donde desapareció todo rastro del imperio. Lo cierto es que el territorio fue cambiando progresivamente debido a las reformas islámicas. El árabe se convirtió en la lengua oficial del país, se dejó de mantener en pie el sistema de canales, el empobrecimiento y el hambre se hicieron dueños del país, que se hundió en la más abyecta pobreza. Menfis, la capital cuya antigüedad se remontaba a 3.500 años atrás, se hundió finalmente en la ruina total. Así, con esta facilidad, desaparecen imperios.
Bueno, ya me he enrollado muchísimo. Te mando un abrazo grande, Amigo.
Y que conste, que no soy todas esas cosas bonitas que tú dices, simplemente es que hace rato que nací y he vivido con los ojos y los oídos muy abiertos, tratando de aprender de todo y de todos, tratando de disfrutar lo más posible. ¡Nada más y nada menos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bueno, yo tampoco pienso ir al Egipto físico. Por un lado, mi funda cárnica no está en consonancia con las ganas espirituales (cada vez menos) y, por otro, sé que lo que voy a encontrar va a desmoronar todo lo que está en mi imaginación. Esa imagen en mi mente se ha enriquecido con tantas historias, aventuras y viajes literarios que es imposible que se le parezca mínimamente en la realidad. Además, como te comenté en otra entrada, el turismo lo destroza todo y, por si fuera poco, los parroquianos lo van transformando en pos de contentar a los visitantes.
Así que, mejor lo sigo visitando virtualmente a través de las letras.
Entiendo y amplío mi conocimiento con tus explicaciones sobre la caída del imperio egipcio. Las civilizaciones más modernas devoran a las antiguas. Supongo que es algo natural.
La duda que te comentaba sobre el hallazgo era ironía por la gran manipulación mediática que recibe todo. La riqueza cultural queda, casi siempre, soslayada por los intereses de quién da la noticia. Pero sí, es evidente que el descubrimiento fue tan grande que posibilitó la ampliación de los conocimientos sobre la vida en Egipto, sobre todo, sobre sus gobernantes. Pero ¿cuánto de lo que sucedió, de lo que había en la tumba, de lo que supuso todo esto, se manipuló o incluso ocultó? Si Carter levantara la cabeza, (y el resto del cuerpo, no vaya a descoyuntarse 😅) seguro que gritaría (bueno, también lo haría al verse canina 😝).
Eres todo lo que he dicho y aún me he dejado cosas en el tintero que se esconden bajo los puntos suspensivos. 👍🏼
Abrazote. 🤗😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buenos días, Jose.
Tal vez ahora que se está armando el Gran Museo Egipcio (GEM) al que trasladarán todo el material que tienen en exposición y, se supone, que todo el que tienen guardado, se pueda apreciar más ampliamente los tesoros de la civilización de los faraones. Si además, logran recuperar algo de lo robado por los ingleses y franceses (cosa bastante improbable), sería genial.
Yo estoy esperando la inauguración que estaba prevista para fin de este setiembre y a ver si hacen algún documental sobre el GEM y poder visitarlo, aunque sea a través de la pantalla.
Un abrazo de lunes. ¡Ya sé, no te gustan los lunes! Pues habrá que pintarlos de colores ¿no?
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pues ya me comentarás cuando inauguren ese Museo. Yo lo veré virtualmente. No me llevan de viaje ni como el Mr. T del Equipo A (drogao, para los que no recuerden la serie).
¿No me gustan los lunes? Nusé, desde que trabajo «por libre» me es igual un lunes que un sábado, que una fiesta de guardar (¿Guardar qué? Siempre me lo he preguntado. ¿Habrá más ladrones en fiesta? ¿O será guardar para cuando no haya? Teniendo en cuenta de cuándo viene este dicho, tal vez, lo último).
Cuando mis alumnos tienen examen y andan apuraos (¿Cuándo no?), les he llegado a dar clases hasta en Domingo. Será cosa de tener más interés que ellos en que aprueban. Nusé. 😅😂
Feliz lunes, feliz martes, feliz día venusiano, feliz día de los que no tienen días, feliz seas por lo que sea.
Un abrazo con un saco lleno de felicidad (o eso me ha dicho el que me lo ha vendío 😝)
Me gustaLe gusta a 1 persona