Situada en el extremo norte de la costa senegalesa, a orillas del océano Atlántico, el desierto del Sahara y la selva subsahariana, Saint-Louis du Senegal es, sin duda, la “ciudad mágica”, la mejor introducción al descubrimiento del África francófona.
Construida por los colonizadores franceses en 1659, su nombre: “Ndar” que significa Saint Louis en wolof (una de las lenguas de Senegal), se le dio en honor del rey de Francia Luis IX. Porque la historia de Saint Louis du Senegal se funde con la de la colonización francesa. Como su situación geográfica en la desembocadura del río Senegal, es estratégica, franceses e ingleses lucharon durante mucho tiempo por su control. La ciudad pasó varias veces a manos de los británicos, pero los tubabs (los hombres blancos) franceses permanecieron allí durante más tiempo, hasta la independencia de Senegal en 1960.
En su apogeo, Saint-Louis du Senegal fue la capital de Senegal y la capital de la AOF: África occidental francesa, de hecho una región tan vasta como la Unión Europea. Que incluía: Mauritania, Senegal, Sudán Francés (ahora Malí), Guinea, Côte d’Ivoire, Níger, Haute-Volta (ahora Burkina Faso) y Dahomey (ahora Benín).
En sus inicios, fue una etapa de los barcos europeos del comercio de esclavos, luego del correo aéreo de Jean Mermoz o de Antoine de Saint-Exupéry. ¿Os acordáis de “Le Petit prince”?
Es cierto que hoy en día Saint-Louis no es más que una simple capital regional de Senegal, pero todavía la isla conserva importantes testimonios de su prestigioso pasado, símbolo de elegancia y refinamiento. Su pasado reaparece en las curvas de sus calles. Su patrimonio arquitectónico y cultural es tal que Saint-Louis du Senegal está clasificada, desde el año 2000, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es famoso el puente Faidherbe, construido en 1865, que la conecta con el continente.
Al estar enclavada en un entorno natural excepcional, Saint-Louis se ha convertido en un destino turístico importante. Un clima casi ideal, mujeres famosas por su cautivadora belleza, y gente muy cálida y muy acogedora: la famosa “teranga” (una palabra en wolof que significa acogida, hospitalidad) y que se erige aquí como un arte de vivir. Por otra parte, Saint-Louis es el punto de partida ideal para descubrir el norte de Senegal, la región del río o el desierto.
Pero no todo es tan idílico. El presente al que se enfrenta esta bella región es el de la competencia de los arrastreros chinos, la explotación de hidrocarburos, el cambio climático… Frente a Saint-Louis, la pesca se está convirtiendo en una batalla campal. Y, bajo su encanto pacífico, la «Venecia africana» sufre un concentrado de los efectos tóxicos de la globalización.
Cruzar el puente en dirección del pueblo de pescadores de Guet N’Dar es como cambiar de mundo. El entorno relajado de la isla desaparece dando paso a la parte animada y comercial de la ciudad. El puerto de pesca abastece de pescado a buena parte de la región y es un lugar excelente para ver la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad.
«Va a haber una pelea», anuncia Makhtar mientras corre ágilmente por las filas. Sadibou, que está pescando en su canoa, enciende el motor y pisa el acelerador. Su hermano menor, Maguette, se apoya con todo su peso en la parte delantera de la canoa, para optimizar su velocidad a medida que se acerca la amenaza. Hay que enfrentar los hechos: una lancha patrullera armada con dos cañones de 20mm se dirige hacia las canoas.
Unos minutos antes, decenas de canoas salpicaban pacíficamente el océano en el brillo del amanecer. Ahora están huyendo en orden disperso. Persecución en el Atlántico. Les persigue la armada senegalesa y el equilibrio de poder es desigual. Las frágiles canoas no son rival para el imponente barco militar. Se abordan dos canoas y se confisca su equipo. Los demás llegan a tierra con las manos vacías. El día de pesca ha terminado. Makhtar suspira: “C’est un peu dur quand même.” (Desde luego, es un poco difícil).
Si el ejército rastrea a los pequeños pescadores es porque operan en los límites de la zona marítima de Diatara, a unos diez kilómetros de la costa de Saint-Louis. Una zona en la que siempre han pescado y que ahora les está prohibida.
Un área donde un consorcio de propiedad mayoritaria de la compañía petrolera inglesa BP, (la “British Petroleum”, compañía de energía dedicada principalmente al petróleo y al gas natural) está completando la construcción de una terminal en alta mar.
La BP es una de las mayores compañías del mundo y la tercera empresa privada más importante dedicada al petróleo y gas. Es la culpable de uno de los mayores vertidos de petróleo. Hecho que tuvo lugar en el Golfo de México en 2010 y del que, por supuesto, ya nos hemos olvidado.
¿Dónde irán a pescar los Makhtar, Maguette, Sadibou? Y luego te preguntarás por qué vienen a Europa.







Estuve en Saint-Louis hace tiempo. Es una ciudad decadente. Los pocos vestigios coloniales que alberga se caen y no se visitan. El puente fue obra de Gustav Eiffell o eso te cuentan las guias, lo atravesamos. La gente de Senegal reniega de la colonización francesa, no solo por los motivos que todos suponemos, sino porque no dejaron nada para el país. No dejaron instituciones, ni infraestructuras, ni edificios, más que algunas casas señoriales que hoy están casi perdidas. La mayor atracción internacional de la ciudad es la reserva natural de Djoudj, donde paran miles de aves en sus migraciones anuales. Es de las más importantes del mundo. Estuvimos allí, mi marido es un entusiasta de las aves. Nadie sabía como llegar. En nuestra guía solo figuraba que estaba a 60 km al norte de Sant-Louis y un teléfono con el que contactar y al que nadie respondía. Cuando llegamos el lugar era impresionante, pero las instalaciones penosas, las condiciones de los guias y guardas eran terribles y aunque hubo uno que se esforzó muchísimo y muy amablemente por enseñarnos la reserva, no pudo hacer mucho.
En mi blog conté un par de cosas de Senegal, no mucho, solo estas dos entradas, por si las quieres echar un vistazo. Fue un viaje increíble y maravilloso, la gente es amable y encantadora, pero también nos resultó muy duro por toda la pobreza que vimos, justo al lado de increíbles muestras de prepotencia y dinero, no solo de extranjeros, también de senegaleses y africanos en general. Terrible. Buena entrada. Felicidades.
https://almaleonor.wordpress.com/2016/06/09/la-isla-de-goree/
https://almaleonor.wordpress.com/2012/07/21/joal-fadiouth/
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Buenos días AlmaLeonor.
Lo que cuentas confirma lo que comentaba. ¿Qué posibilidades tiene esa gente de poder vivir tranquilos en su pueblo, con sus familias y sus costumbres? La colonización francesa lo único que hizo bien fue aprovechar los recursos y dejar empobrecida a la gente. ¿Educación, sanidad, posibilidades de trabajo, resguardo de los recursos naturales? Lo que cuentas de la reserva refleja perfectamente la forma en que viven. Gente amable y encantadora, pero una pobreza que agobia e indigna.
Voy a leer tus entradas y luego te escribo.
Muchas gracias por tu comentario. ¡Buen domingo!
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Buenos días, Marlen, y AlmaLeonor por la réplica.
¿Cuántos tesoros naturales, pueblos bellísimos, habitantes maravillosos, se han mancillado, explotado y dejado luego a su triste e inevitable destino?
El llamado primer mundo expolia el planeta a su uso y disfrute, la mayoría de las veces sin dejar un ligero resquicio de lo bueno que se llevan. Al contrario, abandonan lugares que vivián espléndidamente, sin necesidad de la intervención del hombre «civilizado», y casi siempre quedan en peores condiciones.
Lo del turismo es un debate muy extenso que no cabría en estos comentarios. Ya he comentado lo que están haciendo con mi ciudad, vendida al turismo, con la excusa de que no tenemos otra cosa. Todavía más dañino, en lo que convierten a estos pueblos «alejados» de nuestras casas.
Lo que me he preguntado muchas veces es para qué sirve eso de «Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO o la marequelosparió». ¿Cómo título de lo bonito que es, pero para dejarlo morirse solo? También quieren conseguir esta rimbombante denominación para Cádiz, ya lo es de la Constitución de 1812 y del Carnaval, y para lo que habrá servido, solo ellos lo saben.
Lo mejor que puede, y debería haber sido, para estos pueblos africanos, como para el resto del «tercer mundo» es que, ya que no les ayudamos, les dejáramos en paz con sus riquezas y sus necesidades. Tras nuestro paso son más pobres, más tristes y más desahuciados.
Pero en vista del camino que lleva el planeta, lo que nos queda por ver, morena/rubia/pelirroja/azulina/canosa.
¡Qué pena de gentes tan hermosas, no solo físicamente, y de su entorno paradisíaco!
Preciosas fotografías, si descartamos lo que no se ve.
Feliz domingo y mejor semana.
Un abrazo.
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Buenos días, Jose.
¡El turismo, menudo tema! Muchas veces he discutido con gente de mi pueblo sobre las maravillas de promocionar el turismo en un sitio, conseguir que se vea, que sea conocido, que vengan los turistas y después cambiar hábitos y costumbres para encandilar a los turistas y que se gasten los cuartos. Vivo en Zarautz y, como tú, sé lo que es eso.
Sé que es una fuente de riqueza para un lugar, pero basar su economía en el turismo o adaptar el sitio para que sea turístico, es una barbaridad, por no decir algo más fuerte. Al final, los verdaderos viajeros dejan de visitarlo porque ha dejado de ser un lugar especial, diferente a lo demás. Con todo globalizado, da lo mismo que estés en un pueblo que en otro.
Mientras tanto, los negocios de toda la vida se van cerrando y otros trabajos se van perdiendo porque no se gana tanto como con el turismo. Y para conseguir un fontanero, un pintor o un albañil… ni con lupa. Hay gente que deja un trabajo de contrato fijo por aprovechar la temporada. ¡Si, aunque no te lo creas!
¿Para qué sirve eso de «Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO»? Para salir en las webs adecuadas y que la afluencia de turistas sea mayor. De cuidar y mantener el Patrimonio, nadie se acuerda.
Tienes razón, lo mejor para estos pueblos africanos, como para el resto del «tercer mundo» es que no les ayudemos más, que les dejemos en paz con sus riquezas y sus necesidades.
¡Que tengas una buena semana! Un abrazo, amigo.
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