El lugar al que os llevo hoy es el Altiplano argentino, en Jujuy, la provincia del noroeste que limita con Chile y Bolivia. Un territorio donde los contornos de los cerros se parecen a las vértebras humanas, donde los cardones trepan las quebradas y los pueblitos se forman con casas de adobe, aisladas entre sí, en una red de comunidades originarias que siguen un legado ancestral único. Allí, donde no es necesario ir a buscar nada porque, inevitablemente, todo lo que tiene que llegar ya viene a ti.
Y cuando esto pasa, hay que hacerse cargo. A veces, abriéndose al abismo, reinventando la forma y buscando las palabras. Así sucedió con “La pantalla andina”, un documental que Carmina Balaguer decidió dirigir y producir, después de recorrer los lugares más recónditos del noroeste argentino a bordo de una camioneta de cine itinerante.
Apostar por el audiovisual fue un desafío que implicó caminar 20 horas a una altura máxima de 4200 metros, recorriendo senderos al borde de precipicios, con equipos cargados a lomo de burro, para llegar a la escuela más aislada de los Andes jujeños y filmar cómo una maestra y un equipo de cine móvil lograban llevar cine a los únicos seis alumnos del centro. Una hazaña que también conllevó crear un equipo técnico-creativo, y delegar en él parte de la magia que ocurre en el viaje.
Carmina Balaguer llegó en 2013 a Buenos Aires con la intención de conocer el mundo andino. Pero ella no podía imaginar, seis años más tarde, que Jujuy acabaría siendo el inicio de un camino que le haría volver a Barcelona, su hogar. Ese tipo de cosas no se imaginan, no se planean, suceden sin más. Esa es precisamente la historia, la frase que resume el documental: “Irse lejos es volver muy cerca”. Una reflexión acerca de la vida y una invitación lanzada al espectador, “Que haga también con el documental ese recorrido de irse lejos, para poder encontrar algo significativo en su vida”, dice Carmina Balaguer.
Yaquispampa está a 85 km del departamento de Tilcara, el núcleo poblacional más cercano. Hasta el momento, para llegar hay que hacerlo a pie, por montaña, siguiendo un recorrido que normalmente lleva entre 16 y 20 horas por un camino con forma de herradura. Hay que conocer bien el camino, tener una preparación física buena, espiritual, mental, para afrontar las dificultades y adversidades.
Uno de los tantos lugares inhóspitos de los valles jujeños, un lugar de soledad entre cardones, caminos que quedan grabados con rocas y polvo en la memoria. Allí es donde Silvina Velázquez trabaja como directora de una escuela rural. Ella, que encarna los valores del esfuerzo, del trabajo, del sacrificio y que, de algún modo, representa a todas esas mujeres que han dejado su hogar para trabajar en la escuela, al servicio de la comunidad, se ha propuesto llevar el cine por primera vez a esos niños.
Es abril de 2019, a las 4:00 de la madrugada. Al arrancar la expedición, hacen una cruz regada con licor y encienden unos cigarros que clavan en vertical, en una apacheta cubierta de hojas de coca que hay en el inicio de la ruta. Le piden así permiso a la Pachamama para hacer el camino. “Apachita protégenos en el camino, que todo salga bien, que lleguemos a buen destino”.
Un generador a gasoil, caballos para cargar el equipo de cine móvil, el cielo limpio, la luna llena. Con ellos viajan Asunción Rodríguez y Enrique Hernández, los responsables de Cine Móvil Jujuy, una asociación que tiene como función difundir el cine argentino y mucho cine latinoamericano. Se trata de un programa que nació hace 20 años, cuando se cerraron muchas salas de cine en el país.
Se siente el frío, pero también la ilusión. Están a 3.000 metros de altura. Tras superar cerros de innegable belleza donde reina el sonido del viento, momentos de incertidumbre y de mal de altura, de tener que parar porque ya no se puede más con el dolor de cabeza. Tras estar a punto de quedarse atrapados en el camino, sin refugio, sin comida.
Tras todo eso, se llega y se encuentra en la pizarra de la escuela, una bienvenida para el equipo escrita con letra cuidada, trazada con esmero, con paciencia, para que se vea que importan, que se entienda todo: “No hay camino ni límite cuando uno ama lo que hace. Gracias Cine Móvil”.
“La pantalla andina” es un documental de protagonistas fuertes, decididas y comprometidas. Además de Silvina Velázquez, la directora, están las docentes de la escuela: María Mabel Canavire, Graciela Domínguez y Pascuala Campos. También están los niños: Miguel, Walter, Edgar, Ivana, Josué y Óscar. Ellos son los protagonistas de esta aventura en un mundo frágil, que se mantiene en un precario equilibrio entre el lento avance del progreso y las tradiciones ancestrales. Hay un momento en el documental que Silvina se pregunta si las nuevas generaciones acabarán perdiendo la identidad que les define. Será algo que esté en manos de niños como los de la escuela de Yaquispampa. Nadie duda que el progreso es fundamental para mejorar la calidad de vida. En todo caso, en ellos quedará la voluntad de creer en un mundo diferente.
Salvatore Cascio fue el actor que interpretó al Totó de “Cinema Paradiso”. En 2013 le entrevistaron por el 25 aniversario de la inmortal película y dijo que pensaba que parte del éxito que tuvo en taquilla fue debido a que era una historia sobre el poder de los sueños.
Seguro que puedes recordar la mirada maravillada de aquel Totó de pantalones cortos, frente a la pantalla del cine de su pueblo. Es la misma mirada de los seis niños de la escuela Yaquispampa: ojos abiertos como platos, sin pestañear, miradas de ilusión, de asombro. Sueños, ven cumplirse sueños delante de ellos, en una pantalla. Ninguno es el pequeño Totó, pero todos están en otro Cinema Paradiso, uno real, uno que está a 3000 metros de altura, lejos de todo.





Podéis ver el tráiler del documental:
¡¡¡Mencaaaantaaan estos sueños hechos realidad!!!
Buenos días, Marlen.
Me llena de esperanza que todavía existan locos que se atrevan a estas proezas que no les reportan intereses económicos, más bien emocionales.
Querer llevar la cultura a sitios tan inaccesibles, llenarse de ilusiones, empeñarse y conseguirlo, para luego disfrutar del agradecimiento en forma de sonrisas de estos niños es algo maravilloso e increíble.
He visto el traíler y ❤️❤️❤️❤️
Gracias por traernos estos regalazos.
A propósito, tengo que volver a ver Cinema Paradiso. Se me perdió en la memoria ya. 🤦🏻♂️
Abrazo, amiga divulgadora.🤗😊😘👍🏼
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Buenos días, Jose.
Siiii, todavía hay locos en este bendito mundo. ¡Y ojalá hubiera muchos más!
Aunque la verdad es que hay muchos más que los que vemos, porque estos locos no aparecen en las noticias, ni en las redes sociales, ni en ningún sitio. Hay que andar rastrillando para encontrarlos.
Cuando vi este documental me quedé tan emocionada que necesité encontrar algo más para contaros. Es una tierra que recorrí varias veces y que, cada vez que voy, me enamora por lo agreste que es, por el silencio sólo roto por el viento, por la dulzura y encanto de los lugareños, chicos y grandes. Un verdadero placer estar por allí. Te puedes quedar horas charlando despacio de todo, de la vida y de la muerte, de sus tradiciones y costumbres, con cualquiera de ellos, los niños te observarán con sus grandes ojos muy abiertos y su sonrisa pícara como diciendo: ¡Pero qué me estás contando! Eso no existe.
«Cinema Paradiso», ¡gran película! De las que hay que acordarse de volver a mirar, de vez en cuando, para humedecer los sentimientos.
Un abrazote, Amigo. Me alegro que te haya gustado.
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Tal y como lo cuentas, incluso con mis achaques físicos, me atrevería a irme unos diitas por allí. 😍😍😍
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