¿Quién dijo que la música clásica no atrae a los jóvenes?

Una nueva ola radical de artistas está arrasando en el mundo de la música clásica, que antes era élite. Si se nos pide que adivinemos qué están escuchando los menores de 25 años, es poco probable que a la mayoría de nosotros se nos ocurra decir música orquestal. Y, sin embargo, una encuesta publicada en diciembre de 2022 por la «Royal Philharmonic Orchestra» descubrió que el 74 % de los residentes del Reino Unido menores de 25 años sintonizó sólo eso en Navidad, en comparación con sólo el 46 % de las personas de 55 años o más. Sí, ya sé, me diréis que estamos hablando de Navidad, una época especial del año. ¿Pero sabéis qué? A mí me basta. ¿Habéis visto la ropa de los chicos de la foto de cabecera? Suéteres, camisetas y sudaderas, adornados con los rostros de Handel, Mozart, Bach. Chopin, Beethoven…

Estas cifras reflejan no sólo el insólito descubrimiento de que los menores de 25 años son más propensos a escuchar música orquestal que sus padres, sino también el aumento generalizado de la popularidad entre las generaciones más jóvenes, de la música clásica en general.

Hay muchas razones para esto, desde la cultura de las listas de reproducción generada por las plataformas de transmisión, que facilitan que los oyentes descubran nuevos artistas y tipos de música que se adapten a su estado de ánimo. Hasta el consuelo que brindó durante la pandemia, sin mencionar la profusión de música clásica en éxitos de la cultura pop como Squid Game. Pero quizás lo más importante es que los jóvenes artistas clásicos de la generación del milenio, están encontrando nuevas formas de ser vistos y escuchados y, nuevas formas también para modernizar lo que durante mucho tiempo ha sido calificado como el género musical más elitista.

Como era de esperar, las redes sociales han jugado un papel importante en esto, como lo demuestra una búsqueda del hashtag de TikTok «classictok», actualmente con 53,8 millones de visitas. Allí, así como en Instagram, los jóvenes artistas clásicos están presentando la música clásica de forma accesible y divertida.

Stjepan Hauser (nacido en 1986), del cual me declaro ferviente admiradora, es un violonchelista originario de Pula, en Croacia. Debutó exitosamente en el Wigmore Hall, una famosa sala de conciertos especializada en música clásica, en Londres y en la Iglesia St Martin-in-the-Fields. Se le han otorgado multitud de premios en concursos tanto nacionales como internacionales. Se ha presentado como solista y acompañado de orquestas importantes en prácticamente toda Europa y EEUU de Norteamérica.

En octubre del 2006, fue el único chelista escogido para presentarse en un concierto de gala en Palazzo Vecchio, Florencia, donde tocó para Mstislav Leopóldovich Rostropóvich, un músico violonchelista y director de orquesta soviético-ruso, considerado el máximo violonchelista de su generación.

Junto con la violinista eslovena Lana Trotovšek y la pianista japonesa Yoko Misumi, Hauser es parte del «Greenwich Trio» y junto con el croata-esloveno Luka Šulić, armaron en 2011 el dúo «2Cellos». Ese año lanzaron al mercado su primer álbum que incluye versionados de canciones de U2, Guns and Roses, Nine Inch Nails, Sting, Coldplay, Nirvana, Muse, y Michael Jackson.

Aunque las versiones grabadas son principalmente canciones de rock, Šulić y Hauser dijeron que ellos no abandonarían la música clásica, y que, algún día, les gustaría ir en una gira tanto con una orquesta clásica como una contemporánea.​ Uno de sus propósitos es llevar la música clásica a los amantes del rock y el rock a los amantes de la música clásica.

En el próximo video Hauser interpreta el “Adagio” de Albinoni con la Orquesta Filarmónica de Zagreb en la Sala de Conciertos Lisinski de Zagreb, en octubre de 2017.

El siguiente (y ya fuera del estilo clásico) es un video que ha provocado que muchos niños y jóvenes empiecen a estudiar el celo. Muestra a Hauser junto a Luka Šulić, en su grupo “2Celos”, interpretando su arreglo de “Thunderstruck” de AC/DC al estilo Rock. ¡Digno de verlo!

La violinista francesa Esther Abrami ha sido descrita como una «estrella en ascenso» por la revista Strings y como una «estrella glamourosa e influyente» por la revista Pianist. Su historia es la de una mujer joven y moderna (nació en 1996) que triunfó en los escenarios internacionales. Nacida y criada en Aix-en-Provence, Esther Abrami sabe cómo se siente crecer en una cultura lejos de las imponentes instituciones clásicas. “Tuve una infancia de campo”, dice. “Fui a una pequeña escuela rural y siempre estaba afuera porque amaba la naturaleza. Teníamos un jardín silvestre en casa, mi papá me construyó un banquito arriba en el cerro donde podía ir a leer y tocar mi violín”.

Con solo tres años, recibió su primer violín diminuto de manos de su abuela, quien había sido una violinista talentosa pero, como era costumbre en ese momento, renunció a su propia creación musical cuando se casó. “La recuerdo tratando de enseñarme a sostener el pequeño violín”, recuerda Abrami. Aunque estaba encantada con este pequeño y hermoso objeto, no sería hasta la edad de diez años cuando Esther comenzó a aprender a tocar en serio. “Me encantó la sensación del violín tan cerca de mí, como una criatura viva. Me encantaba la sensación del cálido sonido que recorría mi cuerpo. Después de apenas media hora con el arco en la mano, supe que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida”, recuerda con cariño. Graduada con honores en el Royal College of Music, le apasiona llevar la música clásica a miles de niños y adolescentes de todo el mundo. 

«Creo que poner la cara de alguien que no está tan lejos de ellos en el género, es una gran cosa. Eso es lo que estoy tratando de hacer, llegar a diferentes tipos de personas y crear puentes, para mostrarles que esta música realmente puede conmoverte. Es compleja y profunda y sí, puede tomar un poco de tiempo entenderla, pero una vez que lo haces, es increíble».

En el video os presento a La violinista Esther Abrami  en el «Cantabile» de Niccolo Paganini.

El barítono nigeriano-estadounidense y fanático del hip-hop, Babatunde Akinboboye, llegó a la fama en las redes sociales cuando publicó un video de sí mismo cantando la famosa aria “Largo al factótum” de la ópera “El barbero de Sevilla” de Gioachino Rossini sobre la canción “Humble” una canción del rapero estadounidense Kendrick Lamar.«Estaba en mi auto y me di cuenta de que las dos piezas funcionaban juntas musicalmente, así que comencé a cantar sobre el ritmo». Documentó el momento en su teléfono y publicó el video en su cuenta personal de Facebook, suponiendo que sus amigos lo disfrutarían más que sus compañeros de ópera. «Pero me fui a dormir, me desperté a la mañana siguiente y se había expandido a mi red de ópera, y mucho más allá de eso», se ríe. «Casi todos los días recibo un mensaje diferente que dice: Hoy fui a mi primera ópera”.

Yo, por mi parte, aclaro que aunque no os recomiendo la letra del rap, la combinación “hip-hopera” no está mal y Babatunde me resultó muy simpático. Podéis verlo en el video.

Mientras tanto, el ascendente contratenor polaco Jakub Józef Orliński (nacido en 1990 en Varsovia), en proyectos recientes ha incluido la grabación de pistas barrocas para próximos videojuegos. Según dice, fue «una experiencia increíble» y es algo que se le pide que haga cada vez con más frecuencia, a medida que el Metaverso lo llama. «A veces necesitas música clásica para tocar las cuerdas del alma de alguien, una canción pop no funcionará». En el video, el aria “Mea tormenta, properate!’”de Johann Adolf Hasse, un tema de su álbum debut, “Anima Sacra”.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

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