Totalmente desprevenidos, entramos en el atardecer de nuestra vida.
Lo peor de todo es que nos adentramos en él con la falsa presunción de que nuestras verdades nos servirán a partir de entonces.
Pero no podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo programa que la mañana. Pues puede que lo que en la mañana era mucho, en el atardecer será poco. Y lo que en la mañana era verdadero, en la tarde será falso.
Recorro el camino de mis sueños sin dejar la puerta abierta a la derrota, con la disculpa idiota de “Esto no lo voy a poder hacer”.
Aunque tenga mis días negros, aunque mis pasos sean a veces inciertos o titubeantes, aunque sepa que podría hacer mejor lo que estoy haciendo, aunque la procrastinación me gane a veces la batalla.
Si acepto mis posibilidades en el presente, sin lamentos estériles por lo perdido, si afronto mi camino con coraje, desechando miedos y críticas bien o malintencionadas, sentiré que la sangre sigue corriendo por mis venas.
Placer y contento de vivir el presente !!!! me identifico con tu escrito Marlen !!!
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Me alegro mucho de que te sientas identificada. ¡¡Gracias por tus comentarios!!
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