Festejos de Carnaval hay muchos por el mundo, los hay conocidos y no tanto, con grandes trajes y mucho turismo o en pequeños pueblos donde todos, grandes y pequeños, participan y se divierten. Hoy os quiero acercar el Carnaval de Abra Pampa, en la provincia de Jujuy, Argentina.
Son siete días que comienzan con el jueves de Carnaval, el encuentro en la plaza de comadres y compadres, donde se inicia la agenda carnavalera en la ciudad. El viernes se hacen reuniones de coplas y contrapuntos, tocando cajas, anatas, erkes, sikus y erkenchos, los instrumentos musicales autóctonos.
Pero el sábado es uno de los momentos más queridos. Las diferentes comparsas de la ciudad, se dirigen a sus respectivos mojones en las imponentes dunas del cerro Huancar, para el tradicional desentierro del carnaval y la ceremonia de la chaya. Es el día del despertar de la Pachamama (la Madre Tierra), ceremonia de la que participa todo el mundo, pidiendo permiso para que la alegría se abra paso, y para que los diablos, sin cola, con capa larga y careta, vuelvan por unas horas a estar entre nosotros y contagien su alegría, su locura a todos los jujeños. El baile, el canto, las ofrendas a la Pachamama: cerveza, vino, chicha, coca y tabaco y otras expresiones culturales como la harina, las serpentinas y el papel picado, que reivindican este gran festejo ancestral.
La chaya es una ceremonia de reciprocidad con la Pachamama, que se basa en el acto de regar la tierra con alcohol y elementos simbólicos. Consiste, básicamente, en hacer un agujero en la tierra y cubrirlo con pétalos de flores y encima cigarros, hojas de coca y alcohol para alimentar a la Pachamama. Mientras lo hacen, beben, le ofrecen cantos y bailes y le hacen sus peticiones.
En el pueblo, se chaya adornando una propiedad (casa, negocio, automóvil, etc.) con serpentinas de colores y rociando alcohol, pétalos de margaritas y confites en las esquinas de la misma.
El domingo de carnaval salen las comparsas a media mañana, a recorrer las casas de familiares y amigos que hacen la invitación con tiempo. Allí se tocan y se cantan coplas, se come, se bebe y se festeja tener la suerte de poder chayar un año más.




Buenos días, Marlen.
Me encantan estas fiestas ancestrales que reúnen a la gente con buenos fines y sin más pretensiones que celebrar la vida y la comunión con la naturaleza. Nada más y nada menos.
Todas esas ofrendas y agradecimientos a la Pachamama (me encanta esta forma de llama a la Madre Tierra) no pueden ser más merecidas y bellas, porque es nuestra verdadera Diosa.
Colores, bebidas, comidas, bailes, cantes… Estas «guerrillas» sí que me gustan muchísimo.
Y me encanta ese paralelismo con los Carnavales de mi Cádiz, que aunque no se hacen con el mismo motivo, si motiva que la gente pase unos día felices y olviden sus problemas (aunque algunos olvidamos lo que es dormir).
«El viernes se hacen reuniones de coplas y contrapuntos, tocando cajas», en nuestro caso el día grande en la calle es el sábado, aunque fíjate: «Pero el sábado es uno de los momentos más queridos».
«para que los diablos… vuelvan por unas horas a estar entre nosotros». También hacemos referencias a diablos (el Dios Momo) y brujas (la Bruja Piti). Ambos son quemados durante la semana como purificación (esto debe venir influenciado por ciertos señores con sotana).
En nuestro caso, el lugar de desenfreno y colofón de la fiesta suele ser la Playa, aunque creo que ahora con menos frecuencia por las prohibiciones. «Pero allí también se tocan y se cantan coplas» (así llamamos a las letras entonadas por comparsas, chirigotas y coros, al compás de caja y bombo).
Un gran charco de agua salada nos separa, pero en esencia somos el mismo pueblo, o deberíamos serlo.
Pero lo más bonito de estas fiestas es ver como se contagia la alegría, contemplar esas preciosas sonrisas y las caras llenas de felicidad. En este mundo tan &$* poder asistir o, simplemente, admirar estos momentos es un tesoro.
Un besote, Trujaman y propagadora de culturas y tradiciones mundanas y mundiales.
🤗😘😊👍🏼
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¡Qué hermoso paralelismo, Jose! Somos uno con el de al lado, aunque nos separe un océano completo. En definitiva, lo que todos queremos es divertirnos, olvidarnos por un rato de todas las «pálidas» (así llamamos en Buenos Aires a los problemas), compartir con tu familia, tus amigos, tus vecinos la fiesta, la comida y bebida, los cantos y risas. En la playa o el desierto. Y también venerar y agradecer a la vida, a la naturaleza, a la Pachamama, que nos deje disfrutar de este maravilloso universo por un ratito.
No he vivido el Carnaval de Cádiz, ¡tema pendiente! Pero siempre me ha llamado la atención las chirigotas y suelo entrar en Onda Cádiz para ver algunos de los videos de las finales. ¡¡Me encantan!! Y la idea de expresar las reivindicaciones, las críticas sociales y políticas libremente a través de la música, me parece lo mejor del mundo. Este año me entusiasmé con la agrupación Tierra y Libertad. Pegadita al ordenador me tenían. «¡Cuánto odio, cuánto ruido, cuánto idiota afilando el cuchillo! Y en mitad de esta guerra amor mío, ¡qué suerte la nuestra! tú conmigo, yo contigo». ¡Una belleza y toda una forma de ver la vida! Un verdadero tesoro poder admirar estas agrupaciones.
Un beso grande Jose y, como siempre, gracias por tus palabras amigo.
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Pues claro, a pesar de los políticos y los intolerantes somos hermanos. 😍
Cuando tenga tiempo, y a mi hijo cerca, vamos a seleccionar algunas coplas punteras y te mando los enlaces. 😜👌🏻
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Siiiii, genial!!! Besos.
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