En julio de 1808, el emperador francés Napoleón Bonaparte había sufrido en España una derrota tan inesperada como humillante en la batalla de Bailén, cuando ya creía tener en sus manos todo el país. Por ello, había iniciado los preparativos para recuperar el dominio sobre la península, y él mismo tenía previsto ponerse al frente de la campaña. Tras tomar Burgos y vencer en Somosierra, hizo una entrada triunfal en Madrid.
La intervención de Bonaparte en España tuvo como consecuencia la cruenta Guerra de la Independencia, que resultó agotadora para las tropas francesas. Unos meses antes había colocado a su hermano José Bonaparte en el trono de España, en reemplazo del rey Fernando VII, desencadenando la rebelión del pueblo español, que se alió con ingleses y portugueses contra el imperialismo francés.
El 21 de junio de 1813, las tropas napoleónicas al mando de José I fueron derrotadas en la Batalla de Vitoria y buscaron refugio en San Sebastián, próxima a la frontera entre España y Francia y ocupada por los franceses.
Durante los cinco años que éstos permanecieron en la ciudad, y según testimonios de la época, los donostiarras recibieron un trato cordial, a pesar de la penuria económica que vivían.
El 31 de agosto de 1813 San Sebastián fue sitiada y arrasada por las tropas anglo-portuguesas, comandadas por el general sir Thomas Graham, quien dependía del duque de Wellington.
El general francés Emmanuel Rey, que recientemente había sido nombrado gobernador de la plaza, ordenó la evacuación de la población, aunque varios miles de donostiarras permanecieron intramuros y salieron al encuentro de los ingleses con la esperanza de que fueran sus liberadores. Durante la mañana del 31 de agosto las tropas aliadas pidieron agua y vino a los vecinos, pero después de haberse refrescado respondieron con disparos contra los balcones y las ventanas.
Los soldados ingleses y portugueses estaban dispuestos a pasar a cuchillo a todos los habitantes y a arrasar la ciudad. Entraron en las casas y se llevaron todo lo que tenía valor, violaron a las mujeres y asesinaron a cientos de ciudadanos, incluidas niñas y ancianas. También saquearon las iglesias y mataron a los sacerdotes.
Los franceses se retiraron al castillo de la Mota, en la cima del monte Urgull, donde resistía una guarnición francesa formada por más de 3.000 hombres.
Un incendio voraz se originó al anochecer y, tras varios días de bombardeos, ultrajes y otros desmanes, sólo se salvaron de la quema una treintena de casas, de un total de 600, situadas en la calle de la Trinidad, hoy 31 de agosto, por haber sido elegidas para acomodo de los mandos ingleses. Los franceses se rindieron el 8 de septiembre, tras 59 días de asedio en los que las tropas aliadas también sufrieron varios miles de bajas.
Las autoridades y representantes municipales se reunieron ese mismo mes y se acordó la reconstrucción de San Sebastián.
San Sebastián recordará hoy, un año más, el incendio que destruyó toda la ciudad el 31 de agosto de 1813. Por este motivo, a lo largo de toda la jornada se llevarán a cabo actos para recordar dicha efeméride.
A las 21:30 horas, la calle 31 de Agosto acogerá el tradicional apagón de luces, el posterior encendido de velas y a continuación, comenzará el habitual paseo ceremonial a la luz de las antorchas desde el atrio de San Vicente hasta el atrio de Santa María.



¡Ay, las guerras y los que se sirven y esconde tras ellas para dejar sueltos sus desmanes y maldades!
Buenos días, Marlen, aunque con retraso.
Espero que hayáis pasado una grata celebración, a pesar del significado de la misma.
Aquí abajito también pasamos un buen asedio, que no pudieron romper los franceses y nos salvamos de las represalias.
A pesar de todo, siempre me pregunto como nos habría ido si hubiéramos sucumbido y ahora fuéramos territorio francés. ¿Nos habríamos librado de un dictador para caer en manos de otro? ¿Habría servido la guillotina para sanear nuestras esferas políticas y gubernamentales? Quién sabe. Como suelen decir, los males van por barrios y tendríamos cosas mejores y también peores. Sobre todo para mí, con el trabajito que me está costando aprender inglés, imagínate a un gaditano con acento francés.
Creo que vasé que no, lo mismo mi familia ahora sería medio argentina. XD
Gracias por la clase de historia, amiga mía. Un abrazo.
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Buenos días, Jose.
En realidad, no es un día de festejo, sino de conmemoración, de lamentación y recuerdo. Ingleses y portugueses aliados, lucharon contra los franceses. Pero quienes sufrieron las muertes, las violaciones de sus mujeres, los robos, el hambre y la destrucción de prácticamente toda la ciudad por el incendio, fueron los donostiarras. ¡Ay las guerras! Y ¡Ay la sed de destrucción y sangre que se apodera de los hombres!
¿Cómo nos hubiera ido si ahora fuéramos territorio francés? Mejor ni pensarlo. Dictadores ha habido y habrá en muchos países. Y si nosotros sufrimos las locuras y represalias del franquismo, la ocupación nazi en Francia no se quedó atrás. Más corta, pero igualmente bestia. Creo que estamos predestinados a conflictos armados y al egolatrismo de unos cuantos.
Aunque si la guillotina hubiera hecho algún arreglito, no sé yo. ¡Ya me callo, ya me callo! que me cierran el blog. Y entonces ¿cómo grito?
Por otro lado, ¿un gaditano con acento francés? ¡Qué chulada! Y encima, ¡¡¡medio argentino!!!
Profite bien de ton week-end, mon ami!
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