¿Te ha sido útil, en tu vida diaria, la lectura de Ciencias Sociales?

Alguien dijo: “Lo que importa es que las ideas transformen el mundo, no simplemente interpretarlo”. Desde entonces, esta reflexión crea las pesadillas de todo filósofo, historiador o sociólogo, que se esfuerza por escribir libros en un mundo donde leemos cada vez menos. 

¿Cómo estar seguro de que los conceptos que difundo, tienen un efecto en la elaboración de lo cotidiano? ¿Cómo pueden colarse en la realidad, influir en las personas, abrirles los ojos, modificar sus relaciones sociales, alentarlas a que no voten a Vox? (es una broma, por supuesto cada uno hace lo que quiere). ¿Cómo pueden incluso, cambiar por completo su vida?

Pues ya pueden dormir tranquilos. Hace unos meses, en el Twitter de Francia, el historiador André Loez hizo la siguiente pregunta: “¿Tienes algún ejemplo de la vida real, donde una lectura de ciencias sociales te haya sido útil en la vida concreta?”. Exceptuando, claro, el regalo y el contra-regalo de los obsequios de Navidad.

Las respuestas que obtuvo, proporcionan una idea de lo que nos ayuda a pensar. Como era de esperar, hay mucho de Pierre Bourdieu (el habitus, la distinción) y un poco de Eva Illouz (la happycracia).

Pierre Bourdieu fue un sociólogo francés, que reflexionó sobre la sociedad. Introdujo la noción del “habitus”: la diferencia en una sociedad de diferentes grupos socio-económicos (por ejemplo, burguesía y clases populares) que comparten valores, tradiciones, pautas de conducta que los identifican y etiquetan como tales, haciendo que todos tengan, sobre ciertas cosas, una mirada similar.

La socióloga Eva Illouz es una deconstructora de la autoayuda, la psicología y las nuevas religiones: “Se trata de que aceptes el orden establecido y, a cambio, te brindan la ilusión de que hay una escalera social para que cualquiera (con o sin talento o apellidos) que sude lo suficiente, llegue a ser rico.”

Otros testimonios sorprenden más: un estudiante dice que aplica la teoría de los bienes comunes de Elinor Ostrom (sostiene que los recursos y bienes en manos comunales han sido administrados satisfactoriamente, gracias a los diversos mecanismos institucionales que han impedido la destrucción de muchos ecosistemas) durante sus juntas generales de copropiedad.

Un internauta asegura que la etnometodología de Garfinkel (la etnometodología es la investigación empírica, o sea basada en la observación de los hechos, de los métodos que utilizan los individuos para dar sentido y al mismo tiempo realizar sus acciones cotidianas: comunicar, tomar decisiones, razonar) lo ayuda a sobrevivir en un ambiente burgués.

Otro que “El actor y el sistema” de Crozier y Friedberg (el poder está sustentado en la posibilidad de que uno o varios individuos asuman subjetivamente algún tipo de influencia, incluso en igualdad de condiciones, con la finalidad de que uno de los actores obtenga ciertas ventajas de esta relación) le hizo comprender que siempre tiene un margen de libertad, sea cual sea la organización en la que trabaje.

Y varios internautas comentaron que la obra del recientemente fallecido filósofo Bruno Latour, que describe en su último libro un planeta en el que el calentamiento global lo trastoca todo (“El sentimiento de perder el mundo, ahora, es colectivo”), les ha hecho tomar conciencia real sobre el problema.

Latour invitaba a sus lectores a enviar sus comentarios preguntándose ¿Qué nos ha ocurrido?, ¿de qué somos herederos?, ¿qué nos es propio? Porque las respuestas a estos interrogantes resultan fundamentales en un mundo en el que las crisis económicas obligan a todas las sociedades a repensar lo que tienen en común. Una investigación colectiva y colaborativa sobre los modos de existencia, que ha ayudado a investigadores, activistas y ciudadanos a apropiarse del mundo y tratar de transformarlo.

Como me ha gustado el ejercicio propuesto, os propongo ampliarlo y te pregunto:

¿Cuáles son los conceptos, las lecturas, que te han hecho quitarte las anteojeras, reconfigurado la realidad social que te rodea, o que incluso, han trastornado por completo tu vida diaria? Me encantaría escuchar tu historia.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

7 comentarios sobre “¿Te ha sido útil, en tu vida diaria, la lectura de Ciencias Sociales?

  1. Buenos días Hanna.
    ¿»El vuelo del Fénix» de Raquel Pagno, sobre las terapias de regresión, el de la saga «La esfera» de Muriel Rogers o el de Elleston Trevor de un accidente de avión?
    «El poder del ahora» de Eckhart Tolle, «La enfermedad como camino» de Dethlefsen y «Usted puede sanar su vida» el gran clásico de Louis L. Hay, los he leído y me parecieron interesantes para nuestro crecimiento personal, para entender qué somos y qué hacemos cada uno de nosotros aquí.
    «La vida secreta de los árboles» de Peter Wohlleben sé que forma parte de una saga de 4 libros, pero aún no he leído ninguno, parecen interesantes. ¿Es apropiado para un niño de 12 años?
    Gracias por tu aporte.
    Un abrazo.

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  2. Buenas noches, Marlen.
    Uy, qué pregunta tan difícil.
    He leído tanto y tan variado que supongo que cada libro sembró una pequeñísima semilla que luego fue germinando sin que me diera cuenta.
    Lo que tengo muy claro es que no solo con los ensayos se pueden transmitir ideas, contagiarlas o hacerte pensar. Una novela bien escrita y que exponga temas interesantes también te puede hacer burbujear el coco.
    Por poner solo algunos ejemplos que me vienen:
    – La novela Simbiosis, de Bruno Puelles, habla mucho de lo que somos y como nos comportamos individualmente y en grupo. Usando a unos alienígenas como simbiontes cerebrales, unos se dejan manejar y otros se atreven a rebelarse y pensar por sí solos. Algo muy actual con los que nos gobiernan desde distintos púlpitos, no hace falta que lleguen desde fuera del planeta.
    – Un Reino Feliz, de Nicholas Avedon, habla, por un lado, de lo que son capaces algunos por mantenerse en la élite laboral y, por otro, de los grandes problemas actuales para enfrentarse al amor.
    – El Mundo de Yarek, de Elia Barceló, habla de la soledad, el sentimiento de culpa o la ambición. Al mismo tiempo, que muestra como nos podemos inventar nuestra propia realidad.
    – IN, una novela gráfica de Will McPhail, que muestra las complicaciones que tenemos para conectar y comunicarnos. Con un fino humor y mucha filosofía urbana.
    Y bueno, muchas más. Solo te comento las que ahora me recuerdo. Leo tanto y, sobre todo, relatos y cuentos que nos sacarían tarjeta roja por empetar los comentarios.
    ¡Ah! Añadir que hace unos días descubrí el libro Filosofía en la Calle, de Eduardo Infante, que además de hacernos pensar en cada capítulo con preguntas muy jugosas, hace también uso del Tuister para que sus lectores puedan opinar y debatir.
    Bueno, el título decía lecturas de Ciencias Sociales y yo me he ido por las ramas de un ficus, como casi siempre. Pero espero que os gusten las recomendaciones.
    La pregunta que se me ocurre al hilo de todo esto es: ¿Las nuevas generaciones se preocuparán de pensar? Sí, va con ironía. Teniendo en cuenta que han quitado la Filosofía de las clases y cualquier materia que los induzca a ello, son repelidas como un virus. ¿Les interesará algo más allá de las pantallas? (No hablo de los niños franceses, sino de los nuestros, claro).
    Un abrazo.

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    1. Buenos días, Jose.
      Hoy, a casi un mes de este comentario tuyo, lo descubro y me doy cuenta de lo que me he perdido por tener a Google en mi vida. El sistema me bloqueó el mail y, a partir de ahí no lograba recibir los correos de Trujamán. Me arreglaba de otra forma (a través de WordPress, etc. pero «se me piantaron» algunos, entre ellos este. Me he pasado el fin de semana intentando solucionarlo (bueno, tooodo el fin de semana, no. Tuve otras actividades también). Ahora, con todo arreglado (creo…???), estoy reparando el estropicio. Mis disculpas.
      Y paso a tu comentario. Yo también tengo claro que no sólo con los ensayos se pueden transmitir ideas, contagiarlas o hacerte pensar, pero, al basarme en el caso del historiador André Loez, quise respetar lo que él hizo y en qué ámbito lo hizo (el francés), por eso los libros a los que hago alusión.
      También estoy de acuerdo contigo en que cada libro que he leído dejó alguna reflexión, un interrogante dentro mío y que muchos me marcaron definitivamente. No he leído «Un Reino Feliz», de Nicholas Avedon, no he leído nada de este autor. Pero después de leer el primer fragmento de la obra en su web y de leer tu crítica en Amazon (gracias), me lo acabo de comprar. Me impactaron las frases que recalcas: «Qué triste es decirlo. Me sobra casi todo desde hace años. Trabajo porque no sé hacer otra cosa. Mi vida consiste en echarle vasos de agua dulce al mar.» No hay una forma más perfecta de expresarlo.
      Tampoco he leído «Filosofía en la Calle» de Eduardo Infante, aunque ando por el tema con «Filosofía en viñetas» de Michael Patton y Kevin Cannon, una forma divertida de que la filosofía entre en la vida de los jóvenes y permita discutir sobre ética con Sócrates y Hobbes, o sobre la necesidad de la existencia de un creador con William Paley y Darwin.
      La idea de utilizar las viñetas o el Twitter como Infante, o los juegos de Escape Room en los que debes resolver enigmas de lógica, matemáticas o historia para poder escapar, permite acercarse a las nuevas generaciones e incentivarles a pensar. Porque yo también, como tú, me pregunto ¿Las nuevas generaciones se preocuparán de pensar? ¿Les interesará algo más allá de las pantallas? Sí, si logramos que se interesen por algo que les motive. Dado que los responsables de la educación actual no están por la labor, algo tendremos que hacer nosotros ¿no?
      Un abrazo, Jose. Gracias por tu comentario y por tener paciencia. 😩😩😩

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      1. No te preocupes, Marlen. Si hablamos de atrasos me llevo el segundo premio (no me llevaré el primero por llegar con retraso. 😝)
        Tampoco hablaremos de los problemas con las «tecnologías» que ya sabes la batalla que tengo actualmente en liza.
        Voy a intentar buscar «Filosofia en Viñetas» para el jovenzuelo que habita en mí. A ver si así me filosofizo mejor. 😅😂 Y de camino, se lo voy recomendando a mis alumnos y a los adolescente de mi entorno. Que todos necesitan ser incentivados y empujados a pensar. Es imprescindible.
        Y sí. Somos nosotros, como padres, tíos, padrinos o simplemente amigos los que tenemos que paliar esos problemas que tiene la educación. No queda otra. Se trata de mejorar a las próximas generaciones y no hay que desfallecer en el intento.
        Abrazo grande, lleno de espumillón y con dos copitas de champán. ¡Chín, Chín!

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        1. Sí Jose, cuando leí la que tenías encima, me pregunté: ¿Tú también Jose? Esperemos que 2023 nos traiga Paciencia, porque mucho me temo, pero de estas penurias no hay quien nos salve.
          Tengo la intención de ver en estos días uno de esos juegos de Escape Room y un rompecabezas especial, ya te contaré. Todos los incentivos son buenos.
          Ashushones y hoy nada de champagne, que ¡¡se acercan tentaciones varias!! Ayer comida de empresa, hoy sobrinos y mañana Nochebuena. ¡¡Recién empezamos!!

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