Pero ¿cuál es la norma que rige la vida de una mujer de más de 70 y viuda? ¿Cuál debería ser el rol que cumple en nuestra sociedad? ¿A qué se supone que se debe dedicar? Aparentemente en nuestra sociedad, a criar los nietos, mientras los hijos e hijas trabajan y viven su vida.
Estoy un poco harta de tantos foros donde se habla de los diferentes ámbitos sexuales que reclaman sus derechos. Si, ya sé que decir esto es políticamente incorrecto. Sobre todo porque estoy a favor de vivir libremente la sexualidad y de que cada uno reclame sus derechos. Pero es que me pregunto: Y a mí, ¿cuando me toca?
Cuando me quedé viuda y decidí que mi vida no se había acabado, mis salidas sola al cine llamaban la atención de mis amigos. Ni qué decir de todos los bienintencionados comentarios, del tipo: “Yo te acompaño”, “Ven con nosotros”, ¡Cómo vas a ir sola! cuando se me ocurría salir sola a cenar. Lo más preocupante para amigos y familiares fue mi idea, absurda aparentemente, de viajar sola. Porque además de no entenderlo, les producía mucho miedo lo que me pudiera pasar.
La sociedad ha aprendido a escuchar a las feministas. Hay día de la mujer. Hay derechos de la mujer. Hay marchas de las mujeres. Pero hay una parte importante de esas mujeres que ni siquiera son vistas por sus propias congéneres. ¡No existen!
No veo en televisión ni en los medios de comunicación, artículo o charla alguno dedicados al tema del edadismo, como los veo dedicados al colectivo LGTB o a los derechos de la mujer. Hasta el mismo término: “edadismo”, es prácticamente desconocido. Y lo cierto es que la discriminación no la sufren sólo los gays y lesbianas. Y aunque nos duelan todos los huesos, los/las de más de 70 aún tenemos fuerzas y ganas de hacer muchas cosas, aunque vivamos solos y solas, aunque algunos pretendan internarnos en el geriátrico más cercano.
Se supone que los nuevos tiempos van a darnos más amplitud mental, Y también nos van a dar la oportunidad de descubrir a otros y de redescubrirnos a nosotros mismos. ¿Nos tocará a nosotros alguna vez? ¿Recuperaremos el respeto y la consideración que se les tenía a los mayores cuando yo era chica? ¿Tendré que acceder a Tinder y conseguirme una pareja para recuperar mis derechos y hacer lo que me da la gana?
La vejez acarrea sufrimiento, y muchas veces, no sólo sufrimiento físico por los achaques. En la mayoría de los casos, al sufrimiento de ir perdiendo referentes y contemporáneos, se agrega el sufrimiento por haber dejado de encajar en la sociedad, por ser desplazados, marginados, discriminados.
A veces el trato a esas mujeres mayores, pasa de ser indiferencia a ser directamente agresión. Cada vez que he visitado uno de esos lugares donde encierran a los vivos muertos, esos que llaman geriátricos, tomo conciencia de ello. Pero yo creo que la agresión de las mayorías a las minorías siempre tiene que ver con el miedo y no hay nada que de más miedo que la vejez y la muerte.
