“Revés” significa reverso en español y, si dices sus sílabas al revés, obtienes vesre: un extraño juego de palabras que se ha abierto camino en el habla normal de Buenos Aires. Un café es un feca. El baño es el ñoba.
Esta jerigonza, utilizada en el Río de la Plata, fue popularizada por los tangueros a principios del siglo XX. En el gotán de 1926 ¿Qué querés con ese loro?, la cantante le dice a su ex-novio que su nueva novia tiene perfil de llobaca (caballo).
Su función, inicialmente, fue crear cierto grado de complicidad al dificultar lo expresado en vesre, a alguien extraño al grupo. Pero como el vesre puede ser bastante fácilmente decodificado por un oyente habitual, su función lingüística actual es la de crear un cierto grado de confianza entre los interlocutores.
Al ser empleado por toda la población el vesre ha dejado de ser un dialecto de una clase social, siendo frecuentes frases como “el que te jedi” (el que te dije), muy usada para aludir a un sujeto determinado, que no se quiere nombrar por considerárselo portador de problemas o incluso de mala suerte.
Aunque según algunos autores el vesre no es lunfardo, lo cierto es que muchos términos en lunfardo también corresponden al vesre.
Un peso (la moneda argentina) es un sope, un gomía es un amigo, estar parado es estar de dorapa, una nami es una mina (mujer en lunfardo), un sándwich es un chegusán (vesre de la castellanización sánguche), un checo es un coche pero no llega a mionca (camión), un chogán es un gancho (una firma), mi dorique es mi querido, pero no es mi dorima que se está quedando dolape o sea pelado y dogor, garpar es pagar pero garcar viene de cagar y significa estafar, una yeca del rioba es una calle del barrio (además de un poema lunfardo), el patrón es el trompa, el tordo es el doctor y un goruta es un tarugo, un ignorante, un bruto, un torpe, el rope tiene ofri cuando salís a tirar los pelpas de la saca a la basura. ¡Perdón, me entusiasmé! Pero, a esta altura, ya me estarán entendiendo ¿no?
Algunos términos en vesre no aplican totalmente la regla de inversión, para permitir una adaptación fonética. Así abajo es ajoba, el trabajo es el jotraba y sopermi es permiso.
Teóricamente, podrías hacer esto con cualquier palabra, pero muchas de las combinaciones se han vuelto tan ampliamente utilizadas, que los porteños a menudo ni siquiera saben que lo están haciendo.
Y las palabras vesre pueden evolucionar con el tiempo, adquiriendo una connotación ligeramente diferente: un hotel es un hotel, pero un telo es un albergue transitorio. Una mujer es una mujer, mientras que la jermu es la esposa. No llevas tu jermu a un telo. Bueno, a lo mejor si, para reavivar el fuego.
Como era de esperar, el vesre no se considera un castellano adecuado y no se usa en absoluto en entornos formales. Es un lenguaje callejero y popular que forma parte del lunfardo argentino y hasta tiene su lugar en el “Mataburro lunfa” el diccionario del lunfardo.






Muy interesante. Supongo que cada lugar, sobre todo en barrios populares, tendrá su jerigonza propia. Ésta de la que nos hablas se me hace muy peculiar. Saludos.
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Si Ana. Lo curioso es que sea tan común que, muchas veces, los porteños ni se dan cuenta que están hablando en vesre. ¡Es muy gracioso! Y los turistas se ríen mucho aprendiendo estas palabras. Un cálido saludo.
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Gracias Marlen !!! A veces me sale alguna de éstas palabras al verse y que rozan el lunfardo, en el interior del país de vez en cuando se escuchan y sí, generan esa complicidad entre las personas…
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Es cierto Amik, en el interior del país se usan menos, pero algunas palabras al vesre ya han entrado en el habla familiar. Gracias por tu comentario. Un beso.
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