El efecto de los olores

Siempre ha sido obvio que los olores pueden jugar un papel importante para muchas especies animales. Los animales pueden olfatearse intensamente para determinar, por ejemplo, si el otro está preparado para aparearse, pero ¿ocurre lo mismo con los humanos? Aunque la sensibilidad olfativa en los humanos es menor (en términos de umbrales o número de olores discriminados) que la de muchos otros mamíferos, las características neurofisiológicas fundamentales del sentido del olfato siguen siendo idénticas.

El olfato es un sentido único que permanece lleno de misterios. Los estudios sobre este tema son más recientes que los relativos a otros sentidos. Descuidado en nuestra educación, el olfato es una facultad vital que dirige muchos de nuestros comportamientos.

Si bien su investigación todavía está poco desarrollada, una cosa está clara, no sólo nos olfateamos a nosotros mismos y a los demás incesantemente, sino que lo que olemos también influye de forma decisiva en nuestro comportamiento. Incluso, aunque no prestemos atención a nuestro olfato, este sigue controlándonos.

¡La nariz, ese pequeño milagro de la fisiología humana! Cada olor nos toca íntimamente. Este estrecho vínculo entre las emociones y el olfato se debe a que está directamente relacionado con el sistema límbico, la zona del cerebro donde se procesan las emociones. Regiones como la corteza frontal o la amígdala, están involucradas en los procesos olfativos y emocionales. De forma inconsciente, podemos leer el miedo, la agresión, el estrés y la felicidad en el olor corporal de otras personas. La elección de una pareja también se hace con la ayuda de la nariz, e incluso las amistades encuentran uno de sus orígenes en el olor corporal. No depende de usar el mismo jabón o perfume. Estas cosas influyen en el olor corporal, pero todos tenemos un olor único, como una huella dactilar. De hecho, nos gusta el olor de un champú o de un perfume, cuando resalta componentes de nuestro propio olor corporal.

Los olores tienen un papel en la afectividad y la constitución de la memoria. Por ello, es fundamental cuidar y mantener el sentido del olfato. ¿Cómo? me preguntarás. Por empezar, dejando de fumar. Pero además, hay un método simple: sentir curiosidad por oler nuevos olores. ¿Alguna vez le has dicho a tu hijo/hija que huela su comida? ¿Alguna vez te has parado en una panadería y has disfrutado el olor del pan recién hecho?

Descuidado durante mucho tiempo, el poder atribuido a los olores es actualmente un tema interesante para los científicos. Es un sentido valioso que podría ayudar en el diagnóstico de ciertas enfermedades. Cada vez más, se utilizan los olores como herramienta terapéutica. Los aceites esenciales se utilizan para tratar el insomnio, el estrés o la euforia, por ejemplo. Los olores tienen el poder de evocar, de traer recuerdos. Pero estimular este sentido para retrasar la progresión de ciertas enfermedades o trastornos aún es poco común.

Se utilizan para modificar el comportamiento, mejorar el estado de ánimo, promover la relajación, la productividad, el rendimiento, o estimular el deseo de comprar. El olfato ofrece a empresas y comerciantes una posibilidad de tocar nuestra sensibilidad. A través de numerosos objetos o lugares perfumados, las marcas influencian el comportamiento del ser humano. Nuestra nariz nos empuja a consumir. 

Nos ha sucedido a todos alguna vez: entrar en una tienda, un hotel e inmediatamente un aroma desencadena, de forma inconsciente, un recuerdo escondido en la memoria. Es un olor único que inmediatamente te transporta a otro lugar y a otro momento. Un verdadero viaje en el tiempo sin moverse del sitio. Vaporizadores conectados al aire acondicionado y vaporizadores manuales lo difunden. En esos ambientes, crean un clima de bienvenida y construyen una relación de confianza que hace que el cliente se sienta más a gusto por estar y gastar allí.

Por eso, aunque la vista sigue estando hiper-estimulada en nuestra sociedad, firmas de moda, hoteles y comercios en general están empezando a prestar más atención a los aromas para mejorar sus ventas. El marketing olfativo es el responsable de la fragancia que se respira en muchas de las tiendas en las que compramos. A veces es un olor tan fuerte que casi te agrede. Otras, es tan delicioso que te gustaría usarlo. En España, algunas de las firmas que han desarrollado aromas característicos para sus tiendas son las del grupo Inditex. Todo el que haya entrado alguna vez en un local de Zara Home o de Stradivarius comprenderá a lo que me refiero.

Pero desarrollar una fragancia distintiva no es sólo para grandes empresas o para estrellas de Hollywood, en La Habana tuve una experiencia maravillosa. Por casualidad, caminando por La Habana Vieja, sacando fotos, hablando con los cubanos, descubrí un negocio que parecía antiguo y no promocionaba sus productos más que con un pequeño letrero: ”La Casa Cubana del Perfume”. Aunque de afuera no se veía atractiva, me llamó la atención el nombre y entré a cotillear. En esta fábrica de perfumes, además de poder comprar un frasco de las marcas que comercializan, uno se puede hacer su propio perfume.

La idea me pareció de lo más atractiva. Así que me animé a crear un aroma que me identificara. La chica, que era encantadora y con la que me reí un rato, a la manera de un psicoanalista o de un médico homeópata (no sé por qué me viene a la memoria una entrevista con uno en Buenos Aires), me fue haciendo preguntas y me fue haciendo oler pequeños frasquitos con esencias.

¿Prefieres el mar o la montaña? ¿Cuál es el color que más te gusta? ¿Cuál es el olor que más te gustaría oler en este momento? ¿Te identificas con alguna flor? Cierra los ojos y descríbeme un lugar soñado. ¿Mar calmo o con muchas olas? Y cien preguntas más que van definiendo la base y los tonos dominantes del perfume. El mío lleva el código FF1272, su nombre es “Marlen” y en cualquier momento puedo comprar otro frasco, porque ha quedado registrado.

Su base es una hierba del campo fresca y salvaje, con una mezcla de jazmín, nardo y azucena, con predominio del jazmín y una cantidad más de gotas de otros frasquitos que se van agregando con más preguntas y más pruebas de olfateo. El proceso, una vez se le agrega alcohol y otros elementos, lleva unos 20 minutos de mezcla en una máquina que tienen ahí mismo. Y luego… ¡pues a esperar! porque hay que dejarlo reposar unos 20 días para que el perfume tenga su olor definitivo.

Una vez en casa, y pasados los 20 días, pruebo mi Marlen, y ¡me gusta mucho! Creo que voy a tener que volver a La Habana a comprar otro. Esto de tener un perfume propio, acelera mi instinto individualista. ¡Qué peligro!

Zara Home en Madrid
La Casa Cubana del Perfume
La Casa Cubana del Perfume

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

8 comentarios sobre “El efecto de los olores

  1. Buenos días, Marlen.
    Para mí los olores pueden llegar a ser más importante que la percepción del resto de los sentidos. Aunque lo que entra por los ojos te llena del tirón la barriga, un olor te hace dar un salto desde la última habitación y llegar raudo a la cocina, o andar varias calles persiguiendo la fragancia de alguna delicatessen. Si me vas conociendo, sabrás a qué me refiero y lo que significa para mí. 😅😂
    Pero además, los olores son grandísimos evocadores de la nostalgia, del pasado, de las personas vinculadas a él y de aquellos tiempos en que olías las cosas desde el medio metro de altura.
    Como bien dices, le hacemos poco caso, ni siquiera lo cuidamos o lo educamos. Lo sé bien, porque cuando he ido a una cata de vinos —por mi mujer, que le encanta— he puesto cara de Harpo Marx cuando me han dicho: «huele el vino y dime que cosas detectas». Ya te podrás imaginar el cachondeo que he formado con mis apreciaciones, que también soy muy payaso. Pero he confirmado en ese momento que, además de poseedor una nariz de corchopan, la tengo sin educar y, lo peor, sin usarla para disfrutar más de la cosas, al menos, conscientemente.
    En estos tiempos de tanta bulla, premura y poca paciencia y dedicación, lo de oler las cosas antes de saborearlas o disfrutarlas es un imposible. ¡La mayoría engulle la comida casi sin saborearla! A mí me encanta hacerlo con algunos libros, sobre todo con los recién comprados; al entrar en una playa, el campo o un establecimiento; o incluso al sacar la cabeza por la ventanilla de algún transporte. Aunque esto último suele ser necesario tan solo por obtener aire fresco y olvidarse del tufo interior. 😝
    No estaría mal hacer como los perros y olernos sin tabúes, pero me imagino la cara del olido o el sonido de la guantá que me llevaría, por no hablar del calorcito en la cara.
    Me encanta esa experiencia que comentas en La Habana, pero va a tener que venir la perfumista a mi casa, me temo. Hay una tienda parecida en Granada, en el paseo que circula paralelo al río Darro. No suelo entrar porque siempre vamos con bulla, pero la fragancia que sale de ella me acompaña durante varias calles.
    Creo que si tuviera que elegir un perfume personalizado terminaría teniendo esencias alimentarias. 😅😂 Aunque si te digo la verdad, el olor que más me embriaga, me transporta y estimula mis neuronas, a parte del de la comida, ofcors, es el del mar y todo lo que lo rodea. Cuando paseo por el camino que lleva al castillo de San Sebastián, aquí en el mismito Cádiz, que atraviesa literalmente el mar, no cierro los ojos del todo porque mi equilibrio me haría terminar de oler el agua desde dentro, pero entorno los ojos y me dejo embriagar por esta misteriosa fragancia. Será por eso que no me alejo de mis agüitas.
    El gran problema de estos tiempos es que el ambiente está lleno de malos olores, sin hablar del tufo que desprenden nuestros dirigentes y toda la mafia asociada. Cuando sales a la calle te da un trompazo en toda la cara el hedor de los tubos de escape; el vaho de las fritangas de ventanas y terrazas; el efluvio de la escandalera turística; la pestilencia de un planeta contaminado. ¡Ay! Necesito ir más al campo y que me suelten un ratico por allí. 😂😝
    Estupenda entrada, Marlen. Qué pena que no hayan inventado todavía las web olorosas. Estoy seguro que la tuya olería a jazmín, esencias platenses y fragancia zarauztarrenses.
    Un abrazo. 🤗😊👍🏼

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  2. Buenos días Jose.
    Para mí también, el disfrute de los olores puede llegar a ser más importante que el de los otros sentidos. Y yo también suspiro por ciertos aromas gastronómicos, el olor del pan recién cocido, el de un asado o un guiso, el de un pescado al horno, el del pimentón, el del chimichurri, el de la leña que está empezando a crepitar y que me huelen a hogar.
    Recuerdo que cuando volvía de la escuela y entraba en el pequeño apartamento donde vivíamos de chicos, yo entraba diciendo: Mmmm, hoy hay pasta con queso y tomate, o asado al horno con papas o lo que fuera. Y rara vez me equivocaba. Luego, uno va dejando de darle importancia y adquiere el hábito de mirar, más que el de oler. Imitando a mi hermano, que aún lo hace pero disimuladamente, olía la comida del plato cuando me la servían. Hasta que un día, mi abuelo le dio un golpe que le metió la cara en el plato y se acabó el aprendizaje. ¡Métodos drásticos!
    A veces, hoy en día que suelo desayunar sola y con tranquilidad, suelo cerrar los ojos para sentir el olor del té recién preparado, el pan tostado, la fruta. Extraño los olores de la fruta con olor a fruta. Ahora, entre que la cortan verde y pasa mucho tiempo en congeladores, perdemos algo exquisito. Amo cortar una fruta del árbol y comerla así, a pie de árbol. El olor de un melocotón, un tomate recién cortado me saben a gloria.
    Y también amo el olor de ciertos perfumes. Debo confesar que tengo muchos en un armario dedicado a ellos y que cada uno tiene sus circunstancias para ponérmelo. Frescos, ácidos, jazmín, con olores de hierbas, lavanda… También odio los muy dulces y el patchuli (no todo iban a ser amores).
    Y los olores naturales, el del campo, cuando la hierba está recién cortada, el del bosque tan diferente en otoño como en verano, el del mar siempre y en cualquier ocasión que se te mete dentro y te alegra el día.
    En casa suelo hacer mezclas a las que prendo fuego: copal, mirra, palo santo, romero… Mi casa siempre huele y mis sobrinos ya van identificando y decantándose por unas más que por otras.
    ¡¡¡¡Webs, música y películas olorosas YA!!!!
    Enfin, que el sentido del olfato tenía que encontrar su rinconcito en el Trujamán. Y me alegro de haber despertado sensaciones, recuerdos y palabras bonitas.
    Gracias Jose. Un abrazote hoy con aroma a lavanda. ¡Mmmm!

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    1. ¡Ay, los olores de antaño que se perdieron!
      El olor a lavanda me encanta, pero ¿sabes cuál es uno que me encanta aspirar y llenarme de él? El del jabón de Marsella. Lo usaban en dónde trabajé un tiempo y ahora intento limpiar con él en casa, aunque es difícil de encontrar como limpiador. Siempre está agotado.
      Los olores también alimentan. 🥰🤗
      Ahora mismo me está llegando el de los alrededores y todavía no he comío. ¡Me va a dar algo! Voy a papear.
      Un abrazo 😊😘

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      1. A mí también me encanta el olor del jabón de Marsella. Me recuerda a mi abuela.
        Es curioso porque hay olores que, normalmente no me gustarían y, por asociación con alguien o algún hecho, me gustan. Por ejemplo, no podría decir que el olor de la gasolina sea un olor agradable. Sin embargo, si cierro los ojos, es el olor de los viajes al sur, a la estancia de mis tíos (800 km de la capital), había que cargar más de una vez. Y ese olor me transporta en el tiempo. ¡Curioso!

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  3. Buenos días, Marlen. Qué interesante entrada y lo de tener tu perfume propio según tus preferencias me parece muy atractivo. La Habana son palabras mayores, tomo nota de la de Granada que puede ser posible.
    Los olores los asociamos a emociones, la mayoría por experiencias vividas, bien que recordamos placenteramente, o bien porque, aún siendo olfativamente agradables, están asociados a una vivencia desagradable.
    Y luego los que creo que a todos nos gustan y deben de ser de origen ancestral: a tierra mojada y todos aquellos que nos regalan la naturaleza. Porque el hombre viene del latín homine y este de humus (tierra).
    Me vienen tantos olores buenos a la memoria que hoy no voy a elegir uno dominante, pero es cierto que soy una enamorada de todo lo que nos regala la naturaleza.
    Un fuerte abrazo y seguiremos despertando nuestra atención con olores aprendidos y nuevos.

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  4. ¡Ay Lola, los olores que nos regala la naturaleza! El de tierra mojada que parece que nos hiciera revivir a nosotros también, el olor a tormenta que se acerca, el del bosque en otoño, el del mar que hablaba Jose, el de una hoguera, el de la cosecha y el de hierba recién cortada… ¡Son tantas maravillas para disfrutar!
    Gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado.
    Un abrazo.

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