Llegó la hora de la verdad… Señor caminante ya hemos dado pistas para recorrer el alma de la ciudad, a Usted de revolear la suya en la rayuela. ¿No la encuentra? ¿La olvidó en el ropero o en el fondo de una tetera? ¿ Se escapó de casa en una vieja maleta?… ¡¡¡Búsquela!!! hay que recorrer Buenos Aires con el alma a la vista.
La clave, como ya se habrá dado cuenta a esta altura… empalmar dos almas en resonancia… la suya y la de la ciudad. Por eso existen infinitas combinaciones, cada una con sus instantes, sus traqueteos y sus transparencias.
Tendrá que combinar muy sabiamente nostalgias, charlas, tangos, calles, madrugadas…
Es difícil, lo sabemos, mas en realidad alcanza con muy poco, alcanza con saber que… la belleza no reside en las cosas sino en la mirada…
Un árbol puede ser enredo de ramas y hojas despeinadas o una pregunta fragante que la tierra ofrece al cielo para que un signo vegetal descifre el universo Una calle puede ser adoquines atontados entre inmóviles veredas o vaivén de balcones columpiándose en desorden mientras tratan maniquíes de quebrar sus propios moldes Un bar puede ser sala de partos o lista de espera Un bife de chorizo puede ser ... únicamente bife de chorizo
Y usted señor caminante puede ser… turista… o sensación que navega para descubrirse en un reflejo inesperado…
¿Y ahora qué pasa ? ¿Ya revoleó su alma y los ángeles o el diablo no quieren devolverla? Disculpe… tendríamos que haberle advertido… muchos ángeles y diablos revolotean por la ciudad robándole el alma a los caminantes… no se preocupe, siempre terminan por devolverlas…
¡No! no tiene porqué suspender la visita, en este caso le aconsejamos apoyar sobre «cambio de modalidad”. Usted permanece en reposo, la Ciudad viene a su encuentro.
¿Qué le parece amigo ?… valía la pena comprar esta guía. ¡Aproveche!
Todo es historia de zapatos ... sacárselos ... posar pies en una silla ojos sobre una luna cerveza sobre labios y que corran vientos despabilando intersticios entre agobiados deditos entre rutinas ovaladas entre sobacos oprimidos A la vida le gusta buscar el agua en las comisuras mas finas ... en las líneas más delgadas que separan dos deseos ... ahí abreva la sed acumulada en existencias anteriores.
Relájese, deje que vengan a su encuentro la vida y la ciudad. Recuerde… entre su mirada y las cosas… surgen magias en resonancia… ya le hemos dicho alcanza con muy poco… sólo algunas combinaciones elementales.
Combinar miradas… comprar el diario, cerrar los ojos y leer hacia adentro las estelas que dejaron otras anclas en su collar de despedidas. Leer las formas que describen las venas en la piel de las veredas. Leer los nubarrones que olvidaron en su pecho desvanecidas tormentas. A la ciudad no le asombrará que lea el diario con los ojos cerrados, ella sabrá guiarlo a través de los indicios.
Combinar alientos… la ciudad también está cansada, ofrézcale sentarse, trate de respirar con ella al ritmo de sus calles. Alientos o desalientos, el mismo aire…
¿Cómo dice?… ¿No le parece muy poco? ¿Que las combinaciones cuanto más elementales más inalcanzables?… ¿Que no le devolvieron su alma como le habíamos prometido?…
Señor caminante esta guía se termina… ¡¡¡Felicitaciones, lo ha logrado!!!
No podíamos advertirle pues… bueno… Usted nos comprende… teníamos que evitar temores injustificados… mas si siente que le falta el alma o que ya no es la misma… su visita de la ciudad ha sido un éxito… Buenos Aires también ha cambiado… ella se alimenta con las almas de todos sus habitantes, aunque aquí hayan transitado un mínimo instante.
¡Felicitaciones nuevamente! Y escriba… cuéntenos sus emociones… claro… hay que ponerlas en palabras… eso también es imposible, tiene razón… en todo caso mande algunas noticias… ellas se darán maña para llegar… a nosotros y a la ciudad.
Guía poética de Buenos Aires José Muchnik Editorial Tiempo, 2003, Paris