Microteatro: ¡Un brindis por el grupo de teatro «El Caserío»!

Merche y su blog «Literature and Fantasy» nos propone el reto del Microteatro de este mes: debe versar sobre el teatro, es decir el microteatro dentro del teatro. Se trata de escribir un texto con no más de 15 personajes.

https://literatureandfantasy.blogspot.com/2023/05/el-reto-del-microteatro-mayo.html#comment-form

Personajes:
Alba:	    Directora del grupo, interpreta a Genoveva, la señora de la casa
Arturo:	    Ayudante de dirección, interpreta a Ramón, el señor
Kurt:	    Escenógrafo, interpreta a Germán, el médico
Marlen:	    Interpreta a Amanda, el ama de llaves
Eduardo:    Interpreta a Uriel, el joven
Cecilia:    Interpreta a Rosina, la amiga de Uriel
Chechi:	    Interpreta a Alicia
Chichita:   Amiga del grupo
Any:	    Amiga del grupo
Luisito:    Amigo del grupo	

Lugar:
La escena comienza en el salón comedor de la casa de Kurt y Marlen. Sobre la mesa los restos del asado que ha preparado Luisito y acaban de comer. Cecilia y Chechi traen los postres. Los demás van y vienen de la cocina a la mesa, recogiendo los platos y fuentes y poniendo platillos para comer los postres.

Se abre el telón.

Kurt: Traigo más vino, que parece que se evapora.
Arturo: Dejá que te ayude. ¿Abrimos las dos botellas?
Kurt: Sí, traje un Moscato, porque con las tartas se va a tomar bien.
Marlen: Sí, pero yo sigo con este Pinot Noir que me encantó.
Chichita: ¡Ahí viene el asador! ¡Viva Luisito! ¡Qué bueno te salió! ¡Qué mano que tenés! ¡Esos chorizos!
Alba: ¿Se acuerdan del asado que nos hicieron en Luján? Fuimos a actuar a aquel teatro tan hermoso y ¡a la noche nos prepararon un banquete impresionante! ¡Ni que estuviéramos muertos de hambre!
Chechi: Es que los actores tenemos mala fama, de estar hambrientos por no comer seguido.
Cecilia: Eso era antes, con los Cómicos de la legua, los comediantes nómadas que iban de pueblo en pueblo.
Eduardo: Bueno, nosotros no nos diferenciábamos mucho de ellos. De lunes a viernes ensayos y sábado y domingo actuaciones. ¡Y si hubieran sido todas en la capital! ¡Pero mirá que viajamos por todos los alrededores!
Any: ¡Menos mal que era un grupo vocacional y que no vivíamos de eso!
Chichita: A mí lo que me encantaban eran las obras que se elegían.
Alba: ¡Teatro clásico español! ¡Eso es teatro!
Arturo: Poder decir esos monólogos tan maravillosos, ¡Cómo se emocionaba el público con ciertas escenas!
Luisito: Yo los miraba desde el escenario y había veces que se me hacía un nudo en la garganta y me costaba seguir. Ver llorar a personas grandes, te contagia.
Marlen: (dirigiéndose a Arturo) Sí, sobre todo con los monólogos de este genio. A veces me tenía que dar vuelta para que no se notara que estaba tan emocionada.
Chechi: A mí, lo que me llamaba la atención es que allí se trabajaba muchísimo, porque además de ensayar las obras y aprender los papeles que cada uno tenía que representar, era la misma gente quien diseñaba y hacía la escenografía, quien se ocupaba del equipo de sonido, y quien preparaba la utilería para las diferentes obras.
Kurt: Que me lo cuenten a mí, que el telón de fondo de “Nosotros, ellas y el duende” lo pinté tirado en el suelo de aquí, de casa. ¡Era tan grande!
Marlen: Mientras yo teñía la ropa de los secundarios en la bañera de acá arriba. ¡Qué locura!
Kurt: Es que siendo una compañía que se trasladaba de un lugar a otro para realizar las representaciones, la escenografía debía ser fácilmente transportable. Así que estaba formada por un telón de fondo que se llevaba enrollado y luego se colgaba del fondo del escenario y paneles móviles que servían para crear los espacios: habitaciones de casas, calles, mercados, iglesias, puertas de diferentes edificios que permitían entrar y salir a los actores, ventanas a las que se asomaban, todo un mundo que se reproducía con dichos paneles.
Alba: Eso es lo que pasa cuando la compañía es chiquita, de vocacionales. ¡Si hubiéramos tenido más dinero!
Any: ¿Más? Si hubiéramos tenido “algo” de dinero. Porque subvenciones no ligamos ninguna. Y con las entradas, sacábamos para el desplazamiento y para ayudarnos a autofinanciar decorados, ropa, luces, materiales, poco más.
Arturo: Ofrecíamos nuestro trabajo y la recaudación a centros regionales de otras colectividades, escuelas, asociaciones sin fines de lucro, asociaciones vecinales de fomento, clubes y hogares de ancianos, tanto de Capital Federal, como de diferentes pueblos del Gran Buenos Aires. Y en todos lados éramos recibidos con muchísimo respeto y entusiasmo. Presentamos las obras en teatros a veces pequeños y otras grandes y majestuosos. Los públicos variaban, pero siempre sentíamos las emociones a flor de piel.
Alba: Menos mal que la comida y el alojamiento lo pagaban los que nos contrataban.
Arturo: ¡No se quejen que fue un sueño hacerlo! ¡La mejor época de nuestras vidas!
Eduardo: ¡Brindemos por eso! ¡La mejor época de nuestras vidas!
Chichita: ¿Se acuerdan cuando se nos rompió un panel de la derecha 5 minutos después de levantar el telón?
Cecilia: ¡No se nos rompió! Lo rompió Alicia, en un ataque de furia contra Alba. Y tuvimos que pasar el resto del acto sujetándolo desde atrás, para que el público no se diera cuenta. 
Eduardo: ¿Se acuerdan cuando fuimos al pueblo de 9 de Julio? La primer sorpresa nos la llevamos cuando fuimos a ver el lugar donde íbamos a actuar a la noche. Se trataba de una cancha de básquet, sin escenario ni nada que se le pareciera. Ahí mismo nos pusimos en campaña.
Arturo: ¡Es cierto! Con 2 arcos movibles de básquet y la cortina de una panadería, improvisamos el telón. En un club conseguimos unas tarimas y con la ayuda de la camioneta de un buen hombre a quien abordamos en la calle, las llevamos y armamos el escenario. Terminamos de armar la escenografía 2 minutos antes de la hora de comienzo, muertos de cansancio antes de empezar y sin tiempo siquiera de darnos una ducha.
Luisito: Lo que no sabíamos es que el hombre que nos llevaba, había tenido un problema con la gente del pueblo, le habían boicoteado la propaganda y cuando, después de todo el esfuerzo, fuimos a levantar el telón, sólo teníamos 15 espectadores.
Any: Sí, fue muy gracioso, 20 personas arriba del escenario actuando para 15. Bueno, en realidad, fue gracioso cuando lo contábamos después, porque en el momento no nos causó mucha gracia que digamos.
Cecilia: Al día siguiente cantamos la Misa Criolla en la catedral del pueblo y al terminar, la gente venía a preguntarnos dónde íbamos a actuar, sin saber siquiera que la función ya había pasado.
Alba: Otro día actuamos en el precioso teatro del colegio alemán de Villa Ballester. Las cosas se torcieron desde el comienzo. Nosotras tuvimos un inconveniente con el coche que nos llevaba y llegamos en el último momento, muy nerviosas, cosa que se contagió rápidamente. Con algunos desafines y alguna entrada mal hecha, la obra transcurrió más o menos hasta el final.
Chechi: No creo que el público se diera mucha cuenta de los fallos, pero nosotros estábamos todos tristes, porque esa noche no había habido magia.
Luisito: Hasta el momento en que, ya cambiados y comiendo los bocaditos con los que nos agasajaban en el hall del teatro, Esteban levantó la mano, los demás seguimos y cantamos nuevamente casi toda la zarzuela, pero esa vez con todas las ganas y la fuerza, logrando una ovación como no la habíamos tenido un rato antes.
Any: ¡Eh, pero no siempre nos salían mal las cosas! Lo normal es que todo saliera bien y que el entusiasmo que desplegábamos sobre el escenario se transmitiera a los espectadores.
Marlen: ¡Cuántas veces alguien nos dijo que dábamos envidia, porque parecíamos una gran familia, más que una compañía de teatro!
Eduardo: ¡Cuánta gente nos aplaudió de pie!, ¡cuánta se rió y lloró metidos en los personajes!
Chichita: ¡Cuánto nos divertimos nosotros llevando un poco de arte a pueblos alejados de la capital!
Marlen: ¡Cuánto disfruté al lograr del público una carcajada con nuestros dúos cómicos con Raúl! No creo que haya ninguna otra experiencia parecida a la de subir a un escenario y conseguir que un montón de gente esté pendiente de tus palabras o tus gestos y sentir la emoción provocada flotando delante tuyo, sentir la respiración del público, sus risas o sus lágrimas.
Kurt: ¡Un brindis por lo vivido con el grupo de teatro “El caserío”
Arturo: ¡Y por “La Casa de los siete balcones”! ¡La obra más bonita que hicimos con la compañía!
Todos: ¡Chin chin! ¡Salud!


Se cierra el telón.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

12 comentarios sobre “Microteatro: ¡Un brindis por el grupo de teatro «El Caserío»!

  1. ¡Hola! Transmites la emoción del teatro en cada línea de tu texto, lo que representa, la magia que desprende y lo bonito que es hacer disfrutar a un público sea el número que sea, ¡Un gran aplauso para tu microteatro! Justamente esto es la magia del mismo, tú que lo has vivido desde dentro, que has ensayado obras y has representado, sabes lo bonito que es y todo lo que supone. Se disfruta el doble cuando has sido actor/actriz de teatro porque la comicidad que se crea entre los que se suben al escenario, junto a la que luego desbordan ante el público es impresionante y, como no me canso de repetir, es mágico. Me ha gustado mucho tu microteatro, muy simbólico y con una gran carga sentimental hacia este género literario.
    Las fotos, supongo, serán de alguna obra representada por ti, ¿verdad? Quizá la que mencionas al final, ¿no? Por tanto, además, es un microteatro real, vamos, basado en la realidad…
    Mil gracias por tu participación.
    Un abrazo. 🙂

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    1. Hola Merche.
      Muchas gracias por tu comentario. Sí, las fotos pertenecen a una actuación de «La casa de los 7 balcones» del maravilloso dramaturgo y maestro español de la Generación del 27 Alejandro Casona. La interpretamos durante bastante tiempo en diferentes teatros de Buenos Aires y de los pueblos de alrededor. Fue un absoluto placer vivir esa experiencia, subir al escenario y convocar a los duendes.
      Me he divertido y me he conmovido mucho imaginando este rencuentro con amigos y compañeros de la compañía (algunos que ya no están entre nosotros).
      Me alegro que te haya gustado. Gracias a ti, por darme la oportunidad de este reto tan íntimo y particular. Un abrazo. Marlen

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  2. Buenos días, Marlen.
    Si ya me parece complicado escribir teatro, lo que tú has hecho, escribir teatro dentro del teatro, es el más difícil todavía del Cirque du Soleil. 👏🏼👏🏼👏🏼
    Tiene que ser fascinante participar en una obra de teatro. En mis tiempos eran muy escasas las oportunidades que se te planteaban en el colegio o su entorno. De todas formas, con el carácter que tenía en aquellos tiempos, no me habría metido en ese berenjenal ni con una pistola apuntándome. Ahora, más mayor, quién sabe.
    Leyéndote se ve que tiene que ser una experiencia maravillosa. La convivencia, el trabajo, la imaginación, la comunicación con el público, la complicidad… Algo de eso he vivido, aunque el teatro que yo hacía era en mis clases, dándomelas de Aristotélica presencia. 😂🤣
    ¡Cuánto tienes que contar, amiga! ¡No te cortes! 😜
    Muchas gracias por hacernos partícipes de estas maravillas.
    Abrashasho en medio del escenario. 🤗😊👍🏻

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    1. Hola Jose.
      Pues no, la verdad es que no me resultó difícil escribir este micro. Sólo tuve que cerrar los ojos y trasladarme a uno de nuestros sábados en casa, en Buenos Aires, con todos los amigos y escuchar esas charlas, las risas, los cantos, las anécdotas y disfruté recordando caras y gestos. ¡Un verdadero placer!
      Tienes razón, es fascinante meterte en la piel de un personaje y subir a un escenario. Siempre pensé que para hacer ese trabajo, habría que pagar. Bueno, de hecho, nosotros lo hacíamos porque no siendo una compañía profesional y trabajando para ayudar a asociaciones, escuelas, casas para ancianos, etc., no cobrábamos sino que poníamos nuestra cuota mensual para solventar gastos. Pero la satisfacción era muchísimo mayor.
      Te confieso que en mi escuela, en mi trabajo y en mi entorno, no había nadie que estuviera haciendo algo así, en un coro como mucho. Pero ya sabes, tu amiga ¡¡¡se metía en cada fregado!!! Y no creo que, conociéndote un poquito, tú no te hubieras metido. ¡Si hasta te imagino disfrazado y cantando en una chirigota!
      Es cierto. ¡Cuánto tengo para contar! Algo ya he ido contando en entradas anteriores, pero aún me quedan anécdotas que irán saliendo, como cuando festejamos la última función precisamente de esta obra, que… no, eso queda para una próxima.
      Gracias a ti, por tus palabras, amigo.
      Baja el telón y nos fundimos todos en un gran gran abrazo.

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  3. Al igual que tu maravillosa obra que tuviste la suerte de vivir plenamente, tu aportación es magnífica. Me recordaste la obra «la semilla» que durante mi época de instituto hice de protagonista para el festival anual, fue una experiencia preciosa, así que imagino que la tuya ante el público fue una experiencia maravillosa. Te aplaudo por todo, lo escrito y lo vivido. Un abrazo.

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    1. Hola Nuria.
      Muchas gracias por tu comentario y por tus aplausos. Me alegro que pudieras disfrutar tú también de esa experiencia genial siendo protagonista de una obra de teatro. Son recuerdos que nos quedan para siempre.
      Un abrazo.

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    2. Querida Marlen, gracias mayusculo.
      Por el recuerdo de aquella época inolvidable y por el homenaje a Chichita y a Arturo.
      Ambos en mi corazón, igual que «El caserío».
      Si habré ligado aplazos los días lunes por no haber estudiado Filosofia… Y bueno, era mucho más apasionante haber regresado muuuuuy tarde a casa luego de un fin de semana de gira, absolutamente perfecto.
      Agradezco a todo ese maravilloso grupo del Centro Navarro. Y a mis papás, Vichi y Pepi, quienes siempre me impulsaron a seguir mis sueños.

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      1. Hola, mi querida Chechi.
        Sabía que te iba a gustar y te iba a traer mil imágenes esta entrada y el recuerdo de nuestros queridos amigos.
        Sí, los fines de semana de gira acarreaban consecuencias en los estudios, en los trabajos… pero ¿quién nos quitaba lo bailado? Aprendíamos mucho más de filosofía, de psicología, de camaradería, responsabilidad, humildad, respeto, empatía, en un grupo donde se mezclaban gente de todas las edades y donde recibíamos el cariño de quienes nos veían y escuchaban y nos trataban como artistas consagrados. ¡Fue una época apasionante! Sé y me alegro de que la recuerdes con ese amor.
        Así que gracias a ti por el comentario, gracias por haber compartido momentos tan especiales y gracias a tus papás, que entendieron el valor de una experiencia así para ti.
        Un beso grandotote. 🥰🥰

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  4. Hola Marlen, muy buena aportación al reto del microteatro. Ya vi en los comentarios que tienes experiencia propia en esas lides teatrales y se nota en tus diálogos y en la emoción con la que los actores nos cuentan sus peripecias. Una sugerencia, en lo personal creo que el microteatro se lee más fácil cuando son menos los personajes pero bueno, eso es solo mi apreciación. Te quedó genial. Saludos.

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    1. Hola Ana.
      Sí, durante una etapa de nuestra vida formamos parte de una Agrupación de Zarzuela y de una de Teatro Clásico Español. Fue una experiencia maravillosa que nos permitió disfrutar de un mundo que debiéramos probar todos, por lo menos, una vez en la vida. Enseña muchísimo.
      En cuanto a tu sugerencia, tienes razón, son demasiados personajes y pueden perder al lector. No suelo poner nunca tantos en un relato, sobre todo si es corto. Pero este era especial, porque, por una vez, conté cosas de la más absoluta realidad y sobre personajes reales. Y no quise dejar afuera a ninguno de los que nombré. Una especie de recuerdo y emocionado reconocimiento. Así que, perdón a los lectores, pero este microteatro tenía que salir así. El próximo volverá a ser más normal.
      Gracias por tu comentario. Me alegro que te gustara.
      Saludos.

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