Sombras del pasado, el misterio del caserío

Cuando mi hermano me dijo que había pasado por delante del caserío de la familia y que tenía un cartel de venta, sentí un escalofrío que me corría por la espalda. Esa casona estaba abandonada desde que yo tenía uso de razón y cada vez que intentábamos conocer algo de ella, mi abuela o mi padre decían la famosa frase: “Jakin nahi ez baduzu, hobe da ez galdetzea” (Si no quieres saber, es mejor no preguntar).

Recuerdo la primera vez que estuve allí, no tendría más de 8 o 9 años. No sé qué papeles tenía que hacer mi padre y me llevó con él. Me contó que allí habían nacido su padre y su abuelo y de allí provenía nuestro apellido y toda nuestra historia. Le pregunté por qué no vivía nadie, pero creo que no me contestó nada o, si lo hizo, no lo recuerdo.

Inquieta como soy, convencí a mi hermano de averiguar quién la vendía. En la inmobiliaria nos contaron que el Ayuntamiento era el que vendía la casa, por impago de impuestos. Como el precio nos pareció ridículo, la idea de comprar, arreglar y vender, haciendo diferencia, nos empezó a gustar.

Concertamos la visita para el viernes y allí nos presentamos con el empleado de la inmobiliaria que nos abrió y quedó afuera, concertando otra cita.

Al entrar, una presencia suave y reconfortante me recordó mi visita anterior. Un gran salón que se usaría para los animales, las habitaciones… Pero algo, no sabría explicar qué, me impidió entrar en la cocina, esas estancias donde se hacía la vida junto al llar, donde se cocinaba y se reunía la familia después de un día duro de trabajo en el campo.

Al salir, comenté que el caserío parecía estar rodeado de un aura de misterio, más que de abandono. Muebles y objetos habían quedado en su sitio, como si sus moradores hubieran salido apresuradamente. El chico de la inmobiliaria comentó que la casa estaba encantada por los espíritus de una antigua familia que la había habitado durante generaciones. Los del pueblo evitaban pasar cerca de ella, temerosos de los susurros y de las sombras que danzaban en sus estancias.

Lejos de asustarme, decidí explorar el lugar y descubrir el secreto que rondaba a la familia. Explicando nuestra procedencia y la intención de compra, logré que me prestaran las llaves para hacer el estudio de reacondicionamiento.

Lo que descubrí, hablando con mi padre y su mente medio perdida, es que su abuela Mariantxoni tenía la culpa de todo. Y que había de por medio un tema de herencia. Me dispuse a pasar esos días en el caserío y averiguar lo que pudiera de cartas y papeles que había visto en los armarios.

Descubrí que los espíritus de la familia, lejos de ser malignos, estaban atrapados en la casa por un hechizo antiguo, investigué cada rincón, leí miles de documentos y sí, me puse en contacto con los espíritus. ¡No puedo creer que lo estoy contando!

Mi bisabuela Mariantxoni había sido excluida de la herencia familiar debido a sus prácticas oscuras y su comportamiento perturbador. ¡Con las sorginak habíamos topado! En su desesperación, Mariantxoni recurrió a la magia negra y lanzó un hechizo sobre la casa, con la intención de mantener a la familia atrapada para siempre, condenándolos a una existencia eterna en su hogar. ¡Nadie más merecía disfrutar del amor que consideraba suyo por derecho propio! ¡El castigo eterno aseguraba que nunca disfrutarían de la herencia!

En cartas escritas por miembros de la familia, se revelaban conflictos internos, celos y tensiones entre ellos. Estos documentos desvelaban desacuerdos sobre la distribución de la herencia y el control de la fortuna familiar.

Pero fue en el diario íntimo de mi bisabuela, una mujer de carácter fuerte y decidido, que logré enterarme del oscuro secreto. A pesar de que yo siempre había oído hablar de mi bisabuelo Luismari y de su hermana Ana, había otro hermano llamado Francisco, al cual nunca se nombraba. Al parecer Mariantxoni estaba enamorada de Francisco, pero sus padres la casaron con Luismari porque era el mayor y por lo tanto el heredero de la familia.

En realidad, el motivo del hechizo no era tema de herencia sino de amor. Los espíritus compartieron conmigo recuerdos fragmentados y emociones intensas que ayudaron a reconstruir la historia perdida. Para liberar a los diferentes miembros de la familia atrapados en el caserío encantado, tuve que trabajar con los espíritus. Al final, éramos como de la familia. ¡Pero qué digo!

Mariantxoni estaba atada a la casa por un lazo emocional profundo, necesitaba perdonar a sus padres, reconciliarse con su pasado y encontrar la paz. Le hablé de su hijo, mi padre, la familia que había creado, los momentos felices de nuestra vida, los recuerdos que teníamos de ella. Finalmente rompió el hechizo que ella misma había lanzado, dejó su apego a la casa y encontró la paz.

El bisabuelo Luismari estaba atrapado por sentimientos de culpa y remordimiento por no haber querido ver a quién quería su mujer. El tío Francisco reconoció que su corazón estaba lleno de amargura y resentimiento por no haberse casado con su amada y por haber desaparecido del recuerdo de la familia.

¿A que no adivináis adónde vivimos ahora? Sólo os pido que no contéis todo esto. “Beldurtu nahi ez baduzu, hobe da ez kontatzea.” (Si no quieres asustar, es mejor no contar)


EL TINTERO DE ORO (ABRIL 2024)

El Tintero de Oro nos propone el Concurso de relatos 41ª Ed.
La casa de los espíritus de Isabel Allende
Una vez conocido un poco más sobre la escritora nacida en Lima (Perú) Isabel Allende y su obra,
participamos con un relato de un máximo de 900 palabras.
La propuesta para este mes será escribir un relato que contenga espíritus o espiritistas o casas encantadas. Puede ser un relato de misterio, de terror o, simplemente, contar una anécdota al respecto.
Si queréis leer el resto de los escritos presentados:

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

46 comentarios sobre “Sombras del pasado, el misterio del caserío

  1. Hola Marlen, madre mía, menudo pasado tenía la casa como para vivir en ella y encima van y se atreven, pues no sé yo si entraría en ella… Pero bueno, nunca se sabe, quizá es para bien.

    Muchas gracias por sumarte a la propuesta.

    Un abrazo. 🙂

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    1. ¡Ay Merche!

      ¡Más miedo les tengo a muchos vivos, que a algún muerto! Desde luego, nunca se sabe, pero yo sí entro en lugares donde se sienten cosas raras. Otra cosa es irse a vivir a un lugar así. Todo depende de lo que te dice tu intuición y lo que sientes al estar ahí.

      Gracias a ti por organizar el reto. Un abrazo.

      Marlen

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  2. Hola, Marlen.

    Tal vez digas que es solo un cuento, pero hasta que no he llegado al final y he visto que era la propuesta del Tintero, me lo he creído todo. ¿Tú de medium de los espíritus? ¡Por supuesto que sí! 😉

    ¿Cuántas casas encantadas y espíritus perdidos habrá creado el Amor? En algún momento de nuestras vidas, también los mortales hemos deambulado como espíritus por un corazón roto o un amor no conseguido. No quiero imaginar morir con el corazón roto. No veas como son las Meigas Baskas. XD

    Enhorabuena, por el relato. No sé si es sugestión, pero en la fotografía del inicio, en la ventana de la izquierda, yo veo a alguien. ¿Quién será?

    Abrazo, amiga genialísima CuentaCuentos.

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    1. Hola Jose.

      No te lo vas a creer, pero tengo varias fotos antiguas de caseríos vascos y elegí precisamente esta porque la ventana de la izquierda parece habitada. Sí, sé que tiene telarañas que dan un efecto raro, pero… 🤣😂🤣

      En este relato, como en casi todos mis cuentos, hay cosas imaginadas que parecen realidad y cosas reales que parecen imaginaciones desbocadas.

      ¿Y tú te crees que yo puedo tener algo que ver con experiencias paranormales? ¿No os he contado alguna vez eso de «Sé que soy una sorgina, es que lo sé». El término «Sorginak», como personajes históricos, se refiere a pitonisas o sanadoras, a quienes, durante el proceso de cristianización del País Vasco, se demonizó identificándolas como brujas. Así que no me inspiran ningún miedo, todo lo contrario.

      Como tú bien dices «también los mortales hemos deambulado como espíritus por un corazón roto o un amor no conseguido».

      ¡Me alegro mucho que te hayas creído todo el cuento! Un abrazo grandote.

      Marlen

      PD: Nos vamos conociendo.

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  3. Hola Marlen, me comenta Juana Medina en el blog del Tintero que no ha podido dejarte comentario, pero que le ha encantado tu relato. Puedes comentarle si quieres en la entrada del concurso. Al parecer tiene problemas con WordPress.

    Un abrazo. 🙂

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    1. Hola Merche. Gracias por hacer de transmisora.
      Hola Juana Medina. Me alegro mucho que te haya gustado el relato. Y lamento que tengas problemas con WordPress. Normalmente cambiando de navegador si tienes más de uno, o actualizando el que tienes, se soluciona el problema. Un abrazo.
      Marlen

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    1. Hola María Cristina.
      Por eso el comentario lo hace el empleado de la inmobiliaria y no el dueño. Al dueño no se le hubiera escapado este comentario, no fuera a ser que se perdiera la venta. 🤣🤣
      Gracias por el comentario. Saludos.
      Marlen

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  4. ¡Qué bonito, Marlen! Una historia familiar llena de agravios y secretos muy bien contada a través de esos pobres espíritus atrapados. Me ha encantado tu relato. Muy en la línea de Allende y muy buen aporte para el reto.

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    1. Hola Marta.
      Muchas gracias por tus palabras. Me alegro que te haya gustado el relato. ¡Tantas veces se habrán ido seres de este mundo llevando consigo agravios y rencores sin resolver! No estaría mal que existiera una oficina para resolver entuertos varios y que el pobre espíritu pudiera descansar tranquilo. 🤣🤣
      ¡Me gusta la forma de escribir de Isabel Allende! Me permite meterme muy fácilmente en la historia y disfrutarla. Un abrazo grande.
      Marlen

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  5. Me atrapaste con tu historia, esas casas familiares con sus secretos y qué bueno que hayas liberado esos espíritus, realmente me ha gustado mucho y como la contaste.

    Un abrazo.

    PATRICIA F.

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  6. Narras historias de espíritus con tanta gracia y naturalidad que parece que siempre hayas tratado con ello. La ambientación realista de la vida antigua la bordas, y el final redondo.

    Muy bueno, y lo dicho, podría ser totalmente real; las almas en pena se aferran siempre a algo. No lo tendría difícil la sorgina 🙂

    Un abrazo!

    (Maite-Volarela)

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    1. Hola Maite.

      🤣🤣😂😂 Pues no te creas, no suelo hablar con ellos a menudo, porque luego se toman atribuciones y pretenden que esté a su servicio todo el tiempo. Y eso no puede ser. 🤣🤣😂😂

      Me ha hecho mucha gracia tu comentario. Y me gusta que te haya parecido real. Yo también creo como tú, que las almas en pena se aferran a algo. Estamos tan poco habituados a pensar que la muerte nos va a tocar también a nosotros, que no solucionamos nuestros problemas en vida.

      Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo grande.

      Marlen

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  7. Hola Demiurgo.

    ¡Exacto! El relato trata de conflictos familiares y sus consecuencias. El hecho de que sean espíritus, sólo forma parte de la ambientación. Y muchas veces, cuando hay un conflicto, suele aparecer una persona con sentido común que hace reflexionar a las partes para resolverlo. Es que, como decía mi abuelo: No hay nada nuevo bajo el sol.

    Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por pasarte y comentar.

    Un abrazo.

    Marlen

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    1. Kaixo Ainhoa.
      Me alegro que te haya gustado la historia y gracias por comentar.
      Sí en definitiva, en cada familia, estén vivos o muertos, hay amores y rencores. El tema es cuando los espíritus se quedan atrapados con temas por resolver. ¡Siempre viene bien una descendiente comprensiva! 😂🤣
      Besarkada haundi bat zuretzat.
      Marlen

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  8. Es posible que muchas cosas del mundo material nos atrapen una vez que se fallece y nos quedemos como flotando. Una casa y en especial los lazos familiares parecen ser lo bastante fuertes como para atarnos eternamente. Y claro los amores fallidos son causal de ello tambien.

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    1. Hola Josef.

      Yo creo que tanto los conflictos familiares como los amores no bien resueltos, nos atrapan tanto en este mundo como en cualquier otro si no se llegan a resolver. El problema es que cuando ya no estamos en este mundo, ¡vete tú a buscar alguien para que te ayude a arreglarlo o aclararlo por lo menos!

      Gracias por tu comentario. Un abrazo.

      Marlen.

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    1. Hola Noelia.
      Los pobres espíritus no estaban deambulando por la casa por hacer magia, sino por sentimientos totalmente humanos: celos, rabia, dolor… que en vida no supieron resolver. Tienes razón, menos mal que llegó la bisnieta a poner orden en la parentela.
      Gracias por comentar.
      Marlen.

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    1. tenía que ser por amor. por herencia no se transmite el odio durante tantas generaciones. La bisabuela sabía donde hacer daño. Toda la familia conviviendo por los siglos de los siglos. Menos mal que fue la protagonista a comprarla , porque con ese vendedor, pregonando que estaba encantada.

      la protagonista seanejo bien en terreno pantanoso.

      Abrazo y suerte en el tintero

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      1. Hola Gabiliante.

        Sí, tienes razón. El tema era el amor no resuelto. El tío Francisco se había quedado con la amargura y el resentimiento de no haberse casado con su amada y de haber desaparecido del recuerdo de toda la familia. Fíjate que la protagonista ni siquiera sabía de su existencia.

        Y la bisabuela no perdonaba a sus padres por haberla casado con quien ella no quería y no perdonaba a su marido por haberse casado cuando sabía que ella estaba enamorada de su hermano. Así que, como tú bien dices, sabía dónde hacer daño. Toda la familia conviviendo por los siglos de los siglos.

        Gracias por tu comentario. Un abrazo.

        Marlen.

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    2. Hola Puri.

      Yo creo que no eran tantos los problemas. El tema era que no se arreglara en vida y quedó todo sin hablar. Una de las causas de que las cosas no se resuelvan. ¡Y así pasa lo que pasa!

      Gracias por comentar. Un abrazo.

      Marlen.

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  9. Hola, primor! Haces que tus fantasmas sean más entrañables que el de Canterville. Lo que debería ser una historia de espíritus, se me aparece como un maravilloso relato costumbrista, donde se impone ese pragmatismo tan rematadamente vasco que planta cara a los problemas y los resuelve en un plisplás, ya se trate de espíritus, ecuaciones diferenciales o inspectores de hacienda. Todo ello, contado con esa soltura que te caracteriza, y con esa naturalidad, porque tu no usas la primera persona, tú ERES la primera persona, o al menos esa es la impresión que me da al leerte, que más parece que estuvieras sentada a mi lado contándomelo.

    Un gran abrazo, me alegro mucho de encontrarte también por aquí.

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    1. Hola Isra. ¡Me gusta eso de «primor»! Tu mensaje y el de Jose sobre Kahuraho me acaban de alegrar el domingo. ¡Gracias! ¿Así que mis fantasmas son entrañables? Creo que todavía no los conoces enfadados 🤣😂.

      En cuanto al «pragmatismo rematadamente vasco», pues sí, tienes razón. Si hay que resolver algo, se habla, se da un apretón de manos y se hace lo que hay que hacer. ¡Y a otra cosa, mariposa! Con los inspectores de hacienda, se tarda un poco más, pero siempre se resuelve…

      Y en lo de ser primera persona, no te creas, no se me da bien eso de estar en primera fila. Si de lo que se trata es de contar un cuento, espera que enciendo el fuego, nos sentamos alrededor y entonces sí. Desde chica siempre lo hacía… no me refiero al fuego, sino a contar cuentos. Me los inventaba y se los contaba a mis primos que se reían tanto que al final aparecía algún mayor para cortar el rollo. ¡Ufff!

      Acabo de ver que hay nuevos aportes al Tintero y entre ellos está el tuyo, así que ya te comentaré algo cuando lo lea, que no sé si llego hoy. Pero seguro me gusta, conociéndote.

      Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo grandote y buena semana.

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    1. Hola Lola.
      Sin duda, el amor puede más que cualquier otra cosa. Por un amor mal resuelto se hizo el hechizo y por el amor de esa biznieta se deshizo y se liberaron las almas que estaban atrapadas. ¡Qué bueno que te haya picado el gusanillo de la historia de esta familia!
      Gracias por tus palabras. Un abrazo grande.
      Marlen.

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  10. Hola, marlen, me ha encantado tu relato. El personaje central del caserío abandonado, rodeado de un áura de misterio. El encantamiento al que está sometido junto a toda la familia. Esa historia familiar enganchada a un pasado que sigue estando presente. El estar narrado en primera persona por esa protagonista tan atrevida, decida a aclarar los asuntos de la familia pese a saber que ha topado con las sorginak, me parece un gran acierto. Le da frecura a la historia. Un muy buen aporte para el Tintero.

    ¡Un abrazo!

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    1. Hola María Pilar.
      Me alegra muchísimo que te haya gustado el relato. Muchas gracias por tus palabras. Esa biznieta tiene algo de Sherlock Holmes, intenta descubrir el por qué de la permanencia de los espíritus en la casa y no se detiene hasta que logra encontrar la causa y, hablando con los espíritus, solucionarlo. ¡Por amor a la familia, se hace cualquier cosa! Hasta hablar con las sorginak.
      Un abrazo grande.
      Marlen.

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  11. Hola, Marlen. Una bonita historia familiar con trazos inquietantes que sabes trasladar muy bien al texto. Me encanta que resulte ser el amor (o el desamor, en este caso) el desencadenante principal de la trama sobrenatural. Suerte en el concurso. Un abrazo.

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    1. Hola Enrique.
      Sí había mucho amor en esa familia. Y lo que desencadenó todo el problema no fue el desamor, sino precisamente el no poder formalizar la unión de la bisabuela con el amor de su vida.
      Gracias por tu comentario. Un abrazo.
      Marlen.

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  12. ¡Qué alegría me he llevado al descubrir una historia que transcurre en el P. Vasco! (Soy de Bilbao).

    Me ha gustado que la protagonista haya afrontado con esa mentalidad la supuesta maldición del baserri.

    Azkenean, Mariantontxi pozik egongo da, zeren eta bere benetako maitalearen izena jakingo baita.

    Me ha gustado mucho. ¡Suerte en el reto!

    Un abrazo.

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    1. Hola Rebeca.

      Los blogs sirven también para esto, para descubrir gente cercana. ¡Qué suerte! Yo soy nacida en Buenos Aires, pero toda mi familia es de aquí , en su momento fuimos volviendo al txoko y desde hace años vivo en Zarautz. Así que no te extrañe encontrar muchas entradas en mi blog mostrando el paraíso donde vivimos y cuentos que se desarrollan o tienen relación con nuestros orígenes.

      En cuanto a este cuento, siendo la protagonista vasca, ya sabes, había que resolverlo. Uno de los amigos que escribió uno de los comentarios habló del «pragmatismo tan rematadamente vasco que planta cara a los problemas y los resuelve en un plisplás, ya se trate de espíritus, ecuaciones diferenciales o inspectores de hacienda.» Y creo que tiene razón: Si hay que resolver algo, se habla, se da un apretón de manos y se hace lo que hay que hacer. ¡Y a otra cosa, mariposa!

      Al final, todos felices, porque aclarando todo el entuerto, cada uno pudo liberar su espíritu y abandonar la casa. Aunque me parece a mí que la bisabuela se habrá encariñado con la chica y le hará alguna visita para compartir anécdotas.

      Además, como tú bien dices, Mariantxoni será feliz, porque se conocerá el nombre de su verdadero amante, que podrá volver a ocupar su sitio en la familia. ¡Me gustan los cuentos con final feliz!

      Me alegro que te haya gustado. Besarkada haundi haundi bat.

      Marlen.

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  13. Hola, Marlen, si es que hay cosas que tienen el miedo ya incorporado en sus entrañas, como las casas viejas apartadas en los pueblos. Cuánta vida albergaron y cuántos sentimientos quedaron impresos en sus paredes. Y ya si está encantada el sentimiento es exponencial. Muy buen relato el que nos traes, además contado como si de una charla de amigos se tratara.

    Mucha suerte y un abrazo

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    1. Hola Pepe.

      Sí, es cierto, a mí en general no me dan miedo (les tengo más miedo a los vivos que a los muertos), pero las cosas que han pertenecido a personas difuntas, sobre todo las casas, mantienen parte de la vida que les tocó compartir. Y si hay de por medio malas experiencias: hechizos, violencia, malas intenciones, entonces sí que dan miedo.

      Me alegro que te haya gustado y que lo hayas leído como una charla entre amigos.

      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  14. Hola, Marlen, se te olvidó mencionar que tu protagonista era abogada porque vaya litigio familiar ha solucionado y en una corte con jurisdición espiritual. Si las cosas hablandolas se arreglan aunque seas con una descendiente tan buena mediadora como paciente.

    El inserto del lenguaje autoctono le da un plus al relato que lo hace más sugerente y misterioso. Buen aporte y una historia que con fantasmas o sin ellos en cualquier familia podemos tener.

    Saludos y suerte.

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    1. Hola JM.

      ¡¡Ja Ja!! De abogada nada, que la lían más de lo que arreglan. Es sólo una persona con sentido común, dotes de Sherlock Holmes y empatía. Con esas 3 cosas se pueden solucionar la mayoría de los conflictos, aunque sean «de jurisdicción espiritual».

      Sí, me gusta meter esas palabras o dichos en euskera. Dan un saborcito especial. Gracias por comentarlo, porque a veces me pregunto si no chocarán al que lo lee. Pero siempre intento traducirlos, para que sean comprensibles para todos.

      Un abrazo grande.

      Marlen.

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