Hoy leía un artículo sobre el envejecimiento, esa discriminación silenciosa que pesa sobre los mayores. Si la discriminación por edad es una lacra que nos puede afectar en todas las etapas de nuestra vida, tendría un mayor impacto en las personas mayores cuyo estado de salud tendería a empeorar, señala un estudio de un equipo de investigadores de las universidades de Oklahoma y Michigan. ¡Vaya, chocolate por la noticia! No hace falta que un estudio de donde sea, me explique que la discriminación puede empeorar el estado de salud de una persona, tenga la edad que tenga, sea anciano, treintañero, adolescente o niño. Eso lo sabe cualquiera. ¿O no?
Son apodados «abuelo» o «abuela». Hay una falsa preocupación exagerada por ellos. Se supone que oyen peor cuando simplemente están distraídos, que su vista decae, que se vuelven menos inteligentes. Cada vez que olvidan algo, les dicen que es el comienzo del Alzheimer. Peor aún, el discurso predominante tiende a sugerir que el deterioro de la salud está necesariamente ligado a la edad, hasta el punto de que quienes envejecen están convencidos de ello.
En un momento en el que la lucha contra la discriminación se está convirtiendo en una causa imprescindible, nos preocupa legítimamente el racismo y el sexismo. Más discreto, sobre todo más silencioso, el edadismo, que así se llama la discriminación por edad, es igual de peligroso.
Pero ahora que me doy cuenta, esto ya lo he reflexionado. Volver a escribirlo sería reiterativo. ¿Os apetece volver a leerlo? Por una vez, me voy a citar a mí misma.
Luchar contra el edadismo
Pues qué quieres que te diga, Marlen.
Sí, ya hemos hablado sobre esto y, como dice aquel sketch, ya sabes como me pongo. 😉
Yo que todavía no crucé la barrera de los 60, por mi apariencia y las canas, ya he escuchado varias veces llamarme abuelo. Cuando además, ni lo soy ni lo seré, o eso dice mi hijo. 🤷🏻♂️😂
El problema no es tanto la apariencia, incluso la discriminación, sino el desprecio. El «échate pa’llá, que tú ya eres vieeeejo» (así, acentuando la e).
En fin, no comento ná má, que se me tensa el cuello y salgo a buscá la catana. 😂
Solo aspiro a mantener joven el cerebro, con el cuerpo ya ando peleándome a diario. 😝
Un abrazo viejoven 🤗😊👍🏼
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Buenos días Jose.
No te pongas nervioso ni rabioso, aunque es un tema como para sublevarnos. Tienes razón en que no sólo es un tema de apariencia o discriminación, sino de desprecio. He intentado entenderlo, encontrar las razones del cambio de actitud en la sociedad. Pero ese estúpido desprecio no les permite entender que, algún día, ellos también llegarán a ser viejos y a ser despreciados por los que vengan atrás. O, con un poco de mala suerte, no llegarán a vivir esa etapa, morirán antes. Por lo visto eso de empatizar, como tantas cosas «inútiles», se ha sacado del programa escolar y del familiar también.
Y te copio tu penúltima frase porque me va de perlas: «Sólo aspiro a mantener joven el cerebro, con el cuerpo ya ando peleándome a diario»,
Un gran abrazo de una anciana feliz, de esas a quienes lo que piensan los demás le importa un carajo.
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Muy de acuerdo. Fíjate que pienso que el ser humano es «discriminatorio» por naturaleza. Si no tienes algún colectivo al que discriminar, te lo inventas… una vez vi una pegatina que ponía «abajo los paraguas»… Puedo decirte que soy mujer, gorda, de cincuenta y muchos, antes era fumadora, he tenido perro y viajo en Camper… total, que me han llegado discriminaciones por todas esas cosas… También por callarme o por ser deslenguada… Y mi deterioro de salud lleva tiempo manifestándose… Ya verás cuando tenga más arrugas que años o que males… Claro que me seguirá importando un bledo… Pero se de mucha gente a quien le afecta muy en serio.
AlmaLeonor_LP
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Buenos días AlmaLeonor.
Gracias por tu comentario. Has traído aquí un tema que me parece sumamente interesante, en el que no había pensado: «el ser humano es discriminatorio por naturaleza.» ¡Vaya, pues tienes razón! No importa lo que hagas, lo que digas o cómo eres, siempre habrá quien te discrimine por ello. ¿Será falta de empatía o simplemente falta de amor al mundo, empezando por ellos mismos? Y realmente, ante gente así, no gasto ni una neurona. Nunca me ha importado lo que piensan los demás, no voy a cambiar en algo tan importante para mi propia salud mental.
Pero es que el edadismo involucra a muchísima gente y sus consecuencias son terribles para personas que, en general, son el grupo más vulnerable de la población. Por eso me pasa como a Jose y aunque no tengo catana, me subleva tanta injusticia. Me pasa algo parecido con las guerras. Sé que la de Ucrania es un horror digno de todo nuestro desprecio. Pero, ¿y las demás? Pues eso, me enferman todas las discriminaciones pero ¿y esta de la que ni siquiera se habla y que afecta a gente que, en la mayoría de los casos no puede defenderse ni hacer una manifestación?
Por eso, y no porque sea mujer, gorda, de 72 y con todas sus canas, es que me afecta mucho.
Un abrazo grande.
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¡Ay, Alma! (nunca te lo he preguntado, pero si te molesta que te diga solo Alma, en lugar de AlmaLeonor, me avisas, no hay problemas, pero es que me gusta tanto Alma. 😉) ¡Ay, Marlen!
Cada vez que se habla de las críticas me acuerdo de este cuento que alguien me contó una vez:
https://www.bienestarypsicologia.com/la-fabula-del-nino-el-viejo-y-el-burro/
(Aquí viene interpretado en el ámbito de la psicología).
Moraleja: nos van a criticá por tó y con tó.
¿Preguntas, Marlen, Por qué?
Es fácil, por los derroteros que manda la sociedad y que les interesa a los de arriba. «La Política del Odio». Se enseña desde chiquetito a compararse con el de al lado, para competir y para terminar odiándolo. Si odiamos al nuestro vecino, se diluye el odio hacia los que nos roban, maltratan, roban, engañan… Ellos ya viven en esa charca de basura, no les afecta.
La sociedad del consumismo necesita nuestro desprecio a lo que tenemos y a lo que amamos, tenemos que despreciarlo y tirarlo para comprar cosas nuevas. Por desgracia, los mayores nos encontramos en ese conjunto de trastos a despreciar. ¿Por qué? Porque somos menos manipulables y nuestra experiencia nos habrá enseñado muchas cosas, no es conveniente que influyamos en los jóvenes. Ellos creen más a los yutubers, los tictoces, los influencers de redes sociales, aunque no tengan años suficientes ni para hablar del tiempo. Es lo que hay, lo que vende y lo que interesa.
Y ya me callo, que me caliento, me caliento y termino como la antorcha humana. El del circo, no el superheroicito.
Un abrazo para las dos. Vivamos, seamos felices y a tpc lo que digan. Sorry
🤗😊👍🏼
PD. (tpc: tomarporculo, lo digo entero ya 😜)
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¡Muy buena fábula, Jose!
Pues yo, en realidad, pienso que detrás de la gente que critica todo, hay personas resentidas, envidiosas, poco felices con su vida, que creen que a los demás les va bien porque tienen suerte y no porque se han esforzado en lograr su objetivo. Rechazan la felicidad ajena, porque les recuerda que se puede vivir de otra manera. Atacan la osadía de los demás, porque les recuerda su propia falta de valentía. Menosprecian los logros ajenos, porque les carcome la envidia por dentro.
Sigamos tu consejo: Vivamos, seamos felices y a tpc lo que digan (no lo digo entero, porque después me critican). 🤣😂🤣😂😂
Un abrazote a los dos.
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¡Ay, las canas, se me olvidaba las canas! En los hombres son «encantos plateados» en las mujeres «viejos encantos» 😉 ¡Un abrazo!
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Pues yo amo mis canas. Cuando empezaron a salirme y fui a cortarme el pelo a la peluquería, la chica me decía: «Pero, ¿seguro que no quiere que se las tiña? Le podría hacer reflejos o mechas para que pasen desapercibidas.» Yo intenté explicarme y, sin convencerla, junté toda mi paciencia y no volví más. Sólo era cuestión de encontrar una nueva peluquería. 😂😂😂
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