VadeReto, ¿Jugamos a Inventar Historias? En el blog “Acervo de letras” de Jose Ant. Sánchez, existe este juego que me encanta. Es una invitación a escribir, sólo un tema cada mes que puedes desarrollar como más te guste. Así que, aceptando el desafío de Jose, aquí os presento mi relato que este mes va de ¡Abre los ojos !
Mi nombre es Josef
Soy Josef. Mi nombre es Josef Arancibia. Tal vez así debería comenzar mi libro, ese libro con el que he soñado escribir desde hace tantos años. Ahora que me he jubilado tengo tiempo de recopilar datos de mi familia. Bueno, de mi familia de adopción, de la única de la que tengo recuerdos porque era muy pequeño cuando me adoptaron. Mi Ama siempre me contaba un cuento antes de dormir. Pero yo sabía que ese Galtzagorri que me había traído a casa era sólo un cuento y con el tiempo entendí que ellos tampoco sabían dónde había nacido yo. Aunque tampoco les importaba, porque lo único importante era que yo era su hijo y que ellos me querían por encima de cualquier cosa existente.
Me cuidaron y me amaron, me inculcaron sus valores, sus tradiciones y me dieron la mejor educación, esa que me permitió convertirme en un médico prestigioso, aunque esté mal que yo lo diga. Una vida maravillosa con mi mujer Estefany a la que tanto extraño y con mi hijo y su familia a la que adoro.
Mi hijo se preocupa mucho por lo que voy a hacer ahora, con ese tiempo libre que nunca antes disfruté. Y no se convence de que la escritura de mi libro me llevará, por fin, a Euskal Herria. Recorrer todo el territorio, aprender algo más de euskera, hablar con la gente, indagar en los archivos sobre mis orígenes. ¡Tiene que haber en algún lado un papel que diga de dónde vengo!
Aprender a cocinar, porque aunque a todos les gustan mis cenas y las farras que armamos en este maravilloso loft que tiene unas vistas increíbles de Manhattan, me gustaría hacer un buen curso de cocina y aprender a hacer las cosas bien y no por intuición. Aprender a pintar, ya sé que para aprender a tocar el piano es demasiado tarde, tendré que conformarme con imitar a los pianistas que admiro. Y viajar, viajar por el mundo, conociendo Oriente, África, Sudamérica. He leído tanto que tengo listas de lugares a los que quiero viajar.
Aunque esto último lo tengo que proyectar bien, porque la sola idea de separarme de Poupée por unos meses, desbarata cualquier plan. Por cierto, tengo que ponerme a preparar los buñuelos de crema para mi Poupée que en un rato estará aquí, para pasar juntos el fin de semana. ¡Qué ilusión! Cada vez que llega el viernes y se acerca la hora, me pongo tan contento como un chaval con pelota nueva.
¡Ya está aquí! Oigo la llave en la puerta, el timbre y la carrera que resuena sobre el piso de madera. Mi Poupée se abalanza sobre mí, con besos, abrazos, palabras dulces y todo el amor que cabe en su pequeño cuerpo feliz. Mi nieta es la niña más hermosa de todo el universo. ¡Déjame que te mire! le digo dándole un beso de conejito, nariz con nariz. Ella se ríe y su risa despierta mariposas que nos envuelven en su vuelo.
¿Y a mí nadie me va a saludar? dice mi hijo, con cara de supuesto enfado.
Entre los dos le damos su cuota de besos y abrazos y nos tiramos en el sillón, porque ya no puedo con tanto peso. ¿Cómo estás Aitxonita? ¿Qué has hecho hoy? ¿Me has preparado algo rico? ¿Has elegido una peli para ver? ¿Me vas a contar el cuento del Galtzagorri? Bien, nada, si, claro, por supuesto. Vete a ver lo que hay sobre tu cama y lleva tu bolso a tu habitación.
.-Y ahora cuéntame qué tal estás, Andoni. Que el terremoto volverá enseguida.
.- Bien Aita, estoy muy bien. En la oficina se habla de un nuevo nombramiento y creo que…
Los gritos y las risas acompañan la vuelta de Poupée, enarbolando su nuevo peluche. Cuando se calma un poco, tomamos los tres el Nesquik con buñuelos y charlo tranquilo con mi hijo y sus ansias de subir un escalón en la empresa.
Al irse, nos despedimos con un beso y un abrazo grandote, de esos que dicen más que las palabras.
.- ¡Pórtate bien, Mery Ann! ¡No canses al abuelo y come todo sin protestar!
.- ¡Pero si yo nunca lo canso y su comida sí que me gusta! -protesta ella. ¡Te amo Daddy!
.- Yo también te amo, mi princesa.
Y así, con dulces palabras cariñosas, empieza nuestro fin de semana. Lo primero es ir al parque para gastar un poco de energías, luego baño con burbujitas, cena infantil con toque gourmet, película y nuestro momento especial. Aunque con ella, todo es especial, este es el momento del cuento, las confidencias, las preguntas. En su cama, acurrucada en mi regazo, cubierta con su mantita y acunando a su amado osito.
.- ¿Por qué nosotros somos negros? -me pregunta con su vocesita angelical y su piel más blanca que la nieve blanca.
Omito contestarle que aquí, el único negro soy yo, un negro azabache que tantas veces fue causa de malos entendidos y disputas. Y que mi Poupée ha sacado los genes de su madre o de mis padres. En lugar de eso, vuelvo a contarle por milésima vez, el cuento que me contaba mi Ama, esa adorable mujer que perdió la oportunidad de conocer a esta nieta con la que hubiera disfrutado como una niña.
Adormilada y feliz, consigo meterla bajo la sábana, le doy un beso y entorno la intensidad de la lamparilla.
Bajo al salón y, extenuado por la energía de mi nieta, me sirvo un patxaran de los que hacía con mi Aita, pongo música y me desparramo en mi sillón-trono, supuestamente para leer, aunque sé que saborearé este placentero momento de paz haciendo nada, somnoliento.
De pronto, oigo una voz que me susurra ¡¡Abre los ojos!!
No es la primera vez. Tengo este sueño, o premonición o no sé cómo llamarlo, desde hace años. Siempre después de una explosión de amor, siempre en esa somnolencia que precede al verdadero sueño, siempre con esos ojos que desfilan ante mí y me miran profundamente. Desde lejos, desde muy lejos, hasta lo más insondable de mi ser.
Y me pregunto por qué.
Mirada de tigre Mirada de cebra Mirada de león Mirada de elefante Mirada de búfalo africano
Mirada de hipopótamo Mirada de cocodrilo Mirada de leopardo Mirada de Madoqua, antílope africano Mirada de jirafa
Es un hermoso cuento, que me provoca una reflexión, la diferencia es una macula en la mirada de esos otros que se consideran más superiores que distintos. Un abrazo.
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Hola Carlos.
¡Buena reflexión! Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
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Por ojos no será, ¿verdad Marlen? 👀👀👀
😅😂
O el pobre Aita fue guarda en una selva o zoológico (espero que no cazador), o el pobre tiene pesadillas con el cuento de Rudyard Kipling que le habrá contado a su Poupée. 😂🤣
Guassa aparte, es un lindísimo cuento con varias premisas maravillosas para sentir y reflexionar.
En primer lugar, el amor familiar. Aquí son abuelo y nieta los que disfrutan de esos instantes que son el verdadero tesoro de una vida. A mí me ha recordado mucho a mis momentos con mi sobrino. (No ha dejado de darme un pinchasito el nombre del abuelo.)
Después, esa ignorancia de muchas personas sobre sus ancestros. Es verdad que la familia, los padres, son los que te acompañan en tu crecimiento, tu madurez y tus recuerdos familiares; pero nunca dejará de existir esa incógnita sobre los orígenes biológicos. Sobre todo, los ¿por qué?
Por otro lado, dejas resbalar, como sin querer queriendo, la diferencia racial que tanto daño hacen los que saben usarla con ese fin. Entiendo por el texto que la pequeña no tiene la piel «tiznada», pero al contemplar a su abuelo se ve reflejada en él, como si lo fuera. Esto es una prueba más del amor que le tiene. Quiere fundirse con él, con su esencia. Él omite darle explicaciones. ¿Pesar, dolor, imposibilidad de hacerle entender que no existen diferencias?
Y por encima de todas estas cosas está el tono dulce, entrañable, tierno y seductor de un cuento contado por una de las mejores Ipuin kontalaria que conozco. Un cuento de los que se te cuela entre los pliegues del corazón sin querer queriendo.
Bueno, y ese final que tendrás que desvelar en otra historia, ¿verdad, Marlen? Porque a mí me causa muchas más preguntas de las que he expuesto aquí y ninguna respuesta.
Muchísimas gracias por seguir abriéndonos la mente, disfrutando de estas maravillosas historias, amiga.
Besarkada handi
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Hola Jose.
Pues te vas a reír, pero me encantan las fotos de ojos de animales, tengo una colección. Y aquí, en este cuento, esos ojos, esas miradas (he seleccionado exclusivamente estas y no cualquiera) son la pista, el faro que le están iluminando, desde hace mucho, por dónde tiene que arrancar para conocer su origen. No fueron elegidas porque sí, no son pesadillas sino indicios, pistas que el universo le regala.
Porque a sus padres, su origen les daba igual, lo querían a él, viniera de donde viniera. Pero a Josef, de niño y ahora, sí que le importa su origen. Por eso la pregunta que se hace ante la idea de viajar a la tierra de sus padres.
En cuanto a la referencia racial, como tú bien dices, la niña, en su inmenso amor se ve igual a su abuelo, no ve las diferencias de color. Y el abuelo, retribuyendo ese amor, no quiere descubrirle aún que el mundo crea diferencias donde no las hay. ¡Ya tendrá tiempo de aprenderlo algún día!
Por último, un pequeño detalle. Ya sabes cómo me gusta jugar con los nombres… Pues estos protagonistas tienen dos cada uno de ellos (por lo menos).
El hijo se llama «Andoni» y su hija le llama «Daddy», en inglés «Papito».
Josef (un precioso nombre que se usa con «f» final o «ph») se usa en muchísimos idiomas, incluído el euskera. Y con una grafía muy similar, en otros como el español. ¿Qué? ¿Te suena de algo? Pero es que su hijo le llama «Aita» que significa «Papá» en euskera y su nieta le dice «Aitxonita» que viene del diminutivo de «Aitxona» que es un cariñoso «Abuelito».
Por su parte, la niña se llama «Mery Ann», pero su papá le llama «Princesa» y su abuelo «Poupée» que es «Muñeca en francés. Muuuchos nombres para hacer hincapié en el amor que reina en esa familia.
Por fin, en cuanto al final, yo lo tengo bastante claro. Sé que Josef hará un primer viaje de descubrimiento a sus dos patrias: la de su familia y la de origen. Sé que habrá más viajes y en algunos no viajará solo. Y sé que su vida y la de quienes están junto a él será muy feliz, porque irradia amor y eso atrae más amor.
Una última curiosidad: ¿En un primer momento, pensaste que esa «Poupée» que nombraba Josef, era un ligue o una novia? 🤣😂 ¡Intenté desconcertar!
Bueno, que me divertí mucho y que esta Ipuin kontalaria reconozco que es una de las mejores… en ponerse colorá de vergüenza por tus palabras. Muchas gracias a ti por disfrutar de lo que escribimos.
Besarkada haundi bat, laguna.
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Hola Marlem. Una pregunta final que invita a pensar. Me encantó tu historia, me pareció entrañable y a la vez descorazonada cuando narras esos instantes que preceden al sueño profundo. Te aplaudo. Un abrazo
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Hola Nuria.
Me alegro que te haya gustado la historia, me alegro que te hayan llegado los sentimientos que invaden a ese entrañable Josef que espero, algún día. resuelva la incógnita de su origen y deje de tener esos sueños extraños.
Gracias por tus palabras. Un abrazo para ti también.
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¡Hola, Trujamán! Un estupendo relato con el que nos muestras cómo el personaje encara su jubilación como el momento perfecto para ir cerrando esas carpetas abiertas desde su infancia y que el día a día, la rutina y obligaciones laborales, dejaron archivadas. Que duda cabe que la vejez es el momento para ello, el momento de cumplir con los sueños e inquietudes pospuestas, el momento de cerrar heridas, la etapa para dar sentido a lo vivido. Un abrazo!
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Hola David.
¡Totalmente de acuerdo! La vejez, y específicamente la jubilación «es el momento de cumplir con los sueños e inquietudes pospuestas, el momento de cerrar heridas, la etapa para dar sentido a lo vivido.» Y cuando lo que está pendiente es el averiguar el propio origen, razón de más.
Para ayudarle a tirar del hilo, están esos ojos de animales (no cualquier animal, cuidadosamente seleccionados son los que intentan decirle algo en sus ensoñaciones.)
Muchas gracias por tus palabras, David. Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo para ti también.
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Saludos, Que bella historia, y me atrevo a pensar que incluso si Josef nunca descubre su origen…. pues en el fondo el ha vivido una vida hermosa y plena, con esa nieta!!, para que mas?
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Hola Josef. ¿No serás tú el que… ? No, no, nada.
Pues a mí me encantaría que Josef descubriera su origen, que una cosa no invalida la otra. Él ha vivido y sigue viviendo una vida feliz y plena. Pero ¿Te imaginas disfrutar de ese viaje a sus orígenes con su nieta?
Siempre podemos soñar con más. Descubrir más cosas no significa desdeñar lo vivido hasta ahora. A lo mejor, esos ojos le llevan hasta a algún pariente y su círculo en el universo, se expande. ¡Menuda aventura maravillosa!
¿Para qué más? Para tener más motivos para disfrutar y hacer disfrutar a quienes amamos, cada instante.
Un abrazo.
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Hola Marlen, ¿te digo algo? Me emocioné al final. El origen llamando a la puerta de una forma inequívoca, fuerte. Creo que no es imprescindible, pero es bueno saber de dónde venimos. Hoy hay muchas formas, incluso con las modernas pruebas de adn que te dicen tu etnicidad y de dónde procedes. Un cuento muy bonito, con un gran mensaje y una gran reflexión dentro. Saludos.
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Hola Tigrilla.
No sabes cómo me encanta saber que te emocionaste con mi querido Josef. Creo que hace mucho que recibe el llamado. Que su origen está dándole indicios. Tal vez, su subconsciente le está haciendo la trampa y no se decide a empezar su aventura hasta que su amada nieta crezca un poco y le pueda acompañar. ¿Te imaginas los dos en ese viaje, descubriendo un mundo nuevo, aunque familiar?
Y aunque una prueba de ADN te puede dar el indicio de origen de tus ancestros, la emoción que uno siente al experimentar el momento en que la pieza del puzzle ahora está en su sitio y que todo se completa, no tiene comparación. Si pasas por un momento así, el momento queda grabado a fuego en ti y en quienes te acompañan. ¡Un momento sublime! Así que me gustaría mucho que un ser bueno y cariñoso como Josef tuviera el privilegio de vivirlo.
Me alegro que te haya gustado. Gracias por tus palabras. Un abrazo.
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Eres única para llevarnos al terreno de lo entrañable; de esos hogares felices, donde hay verdadero cariño, armonía… y el calor de las cosas sencillas y verdaderas. Se vive y se respira ese ambiente hermoso, dulcemente alegre, en muchos de tus relatos.
Ese abuelo es todo un sueño de ser humano. Yo hubiera querido uno así en mi infancia, ¡con sus cuentos y buñuelos incluidos!!
Fenomenal que le hayas dado un enfoque tan positivo a esos ojos tan poco amigables…
(Las miradas animales quedan muy bien, me quedo con esa maravillosa jirafa );)
Abrazote goxoooo 🙂
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