02/04/1982- Malvinas Estoy en el avión, rumbo a las Islas Malvinas. Mi corazón late con fuerza mientras miro por la ventanilla y veo las olas del océano abajo. No puedo creer que estoy a punto de pisar tierra en este lugar histórico. Finalmente, después de varias horas de vuelo, avistamos la isla. El avión aterriza y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo. La emoción es palpable en el aire, puedo sentir la energía de la gente a mi alrededor. Bajo del avión y me encuentro rodeado de hombres y mujeres vestidos con uniformes militares, listos para enfrentar lo que sea necesario para proteger nuestras islas. Me encuentro con mis compañeros de pelotón y me digo: Ariel, estamos preparados para lo que sea que esté por venir. El clima es frío y el viento abofetea, pero eso no importa. Estamos en las Malvinas, nuestro hogar, y no permitiremos que nadie nos arrebate lo que es nuestro. Sin embargo, rápidamente notamos que los kelpers, los habitantes de la isla, nos reciben con hostilidad. A medida que avanzamos por las calles de la ciudad, podemos sentir sus miradas frías y desaprobatorias. No importa, estamos aquí para proteger y defender nuestras islas, no importa lo que piensen los habitantes locales. Estamos decididos a hacer lo que sea necesario para reclamar lo que siempre nos perteneció. Puerto Argentino es una ciudad pequeña y pintoresca ubicada en la costa este de las islas. En ella viven unas 2000 personas, la mayoría de las cuales son de origen británico. Casas de madera pintadas de colores pastel y calles limpias y ordenadas. La tensión se siente a flor de piel. La gente parece asustada y confundida por la presencia militar argentina, y están preocupados por lo que va a ocurrir. Las calles están vigiladas por soldados argentinos armados, lo que crea una atmósfera tensa y opresiva. Las tiendas y restaurantes empiezan a cerrarse debido al toque de queda, lo que significa que las calles estarán desiertas por la noche. La vida cotidiana en la ciudad ha cambiado drásticamente desde la ocupación. Nosotros pensábamos que los kelpers hablarían castellano, pero nadie lo hace, todo es en inglés. Puerto Argentino es una ciudad pequeña, tensa, llena de miedo y conmoción debido a nuestra presencia. Están preocupados por su seguridad y la incertidumbre sobre lo que vendrá a continuación. ¿Cómo comunicarnos con ellos? ¿Cómo explicarles? Caminamos por las calles, conscientes de las miradas hostiles de los kelpers. Pero no nos dejamos intimidar. En este momento, sé que hemos hecho lo correcto al tomar las islas. Es nuestra tierra, nuestra historia y nuestra cultura. Y estamos aquí para protegerla y defenderla con nuestras vidas. Hay lágrimas en nuestros ojos. El 2 de abril de 1982 será recordado como el día en que la Argentina recuperó lo que siempre nos perteneció. Y yo estaré orgulloso de haber sido parte de ello. 05/04/1982 - Malvinas Empezamos la preparación militar. Como los que estamos en esta compañía recién estábamos incorporados al servicio militar, no tenemos experiencia ni preparación. La comida es escasa y no hay mucho que comer aparte de las raciones militares. A menudo nos consolamos con el café, que es un gran aliado en los momentos de vigilia y guardia nocturna. El frío es incesante y las noches son particularmente frías. Tratamos de mantener el ánimo elevado, compartiendo historias y tratando de mantener el humor en nuestros momentos de descanso. 08/04/1982 - Malvinas Hoy ha sido mi primer día en las trincheras y ya he visto cosas que nunca imaginé. El sitio es hermoso pero la guerra lo ha convertido en un infierno. Las montañas están cubiertas de nieve y las trincheras están llenas de barro y frío. Me encuentro en una posición de primera línea, esperando a que comience el combate. El ambiente es tenso y las horas se hacen eternas, mientras estamos acurrucados en nuestras trincheras, tratando de mantener el calor. Me preocupa el miedo que siento, no sé si estoy listo para enfrentar lo que viene. Finalmente, ha llegado el día del primer combate. Nos preparamos para lo peor, y no sabemos lo que está por venir. El sonido de las balas zumbando por encima de nuestras cabezas es ensordecedor, y la adrenalina corre por nuestras venas mientras intentamos mantenernos vivos. Nos aferramos a nuestros fusiles y tratamos de hacer nuestro mejor esfuerzo para repeler al enemigo. 10/04/1982 - Malvinas La guerra ha comenzado y estamos en el medio de la batalla. No sabemos cuánto tiempo durará ni cuántas batallas más tendremos que enfrentar. Pero estamos determinados a luchar por nuestra patria y por nuestras familias, sin importar cuáles sean las consecuencias. He visto la muerte por primera vez. Jorge, el pibe de Santa Fé, fue alcanzado por una bala y no pude hacer nada para salvarlo. Me siento impotente y vulnerable. El sonido de las balas y las explosiones es aterrador. Estoy tratando de mantener la calma. 28/04/1982 - Malvinas Los combates continúan y nuestra unidad intenta mantener el ánimo alto, pero es difícil. Cuando estamos en las barracas, para recibir atención médica y descanso, la comida es un poco mejor, pero sigue siendo escasa y mala. En las raciones militares hay pan, galletas, arroz, fideos, carne enlatada y alimentos en polvo como el café y la leche. De vez en cuando, nos dan algunos alimentos frescos, como carne y verduras, pero son muy pocas las veces, sólo ocasionalmente preparan comidas calientes como guisos y sopas, con algo de carne. Sin embargo, incluso allí, la comida es limitada y las raciones siguen siendo escasas y de baja calidad. Los soldados tenemos que conformarnos con lo que tenemos a mano para mantenernos nutridos y energizados para el combate. ¡Si mi madre me viera! 01/05/1982 - Malvinas Nuestra unidad recibe la orden de avanzar hacia la colina Dos Hermanas. Sabíamos que esta sería una batalla difícil, ya que los británicos habían fortificado la colina y habían instalado ametralladoras y otros armamentos pesados. Nos acercamos lentamente, tratando de mantenernos cubiertos de los disparos enemigos, pero pronto nos damos cuenta de que estamos en una posición comprometida. Las ametralladoras británicas comienzan a disparar, y pronto el sonido de las balas se convierte en una tormenta. Estamos luchando por nuestras vidas, avanzando hacia el enemigo mientras tratamos de repeler sus ataques. Algunos de mis compañeros son heridos y otros mueren en la batalla, pero seguimos avanzando con determinación. Finalmente, después de horas de lucha desesperada, logramos tomar la colina Dos Hermanas. Me despido de Ernesto y de Favián, ya no haremos el asado en El Soberbio, junto al río, frente a la hermosa selva misionera. 02/05/1982 - Malvinas Se dice que un submarino nuclear ha hundido al crucero ARA General Belgrano y que hay muchos muertos. ¡Pero es imposible! Inglaterra no atacaría un buque de guerra argentino que estuviera fuera de la TEZ, Zona de Exclusión Total, que ellos mismos establecieron. ¡Toda la comunidad mundial se les echaría encima! 10/05/1982 - Malvinas Estoy tratando de mantenerme fuerte, pero extraño mi casa. Extraño a mis padres, el sol, el calor, extraño mi cama, extraño la comida caliente. Me preocupa que no voy a volver a casa. ¿Valdrá la pena todo esto? ¿Valdrá la pena morir por algo que no entiendo completamente? 15/05/1982 - Malvinas Los pibes son lo único que me mantiene en pie. Somos como una familia aquí, luchando juntos y apoyándonos mutuamente. Pero también he perdido a algunos amigos. Cada vez que veo a uno de mis compañeros caer, siento un dolor horrible en mi corazón. Carlos me hablaba siempre de San Pedro, entre montañas y la selva. Vamos quedando pocos misioneros, todavía hay más pibes del Litoral. 17/05/1982 - Malvinas Hoy ha sido un día particularmente difícil. Tengo pesadillas despierto. Los británicos han intensificado su ataque y nos han dejado muy expuestos. Las trincheras son un objetivo fácil para ellos. Pero no voy a rendirme. No voy a dejar que mis amigos mueran en vano. 22/05/1982 - Malvinas Los combates se están intensificando y estoy comenzando a sentir el agotamiento. Los estallidos de los bombarderos se van acercando día a día. Las bombas parecen explotar dentro de mi cabeza. No he dormido en días y la falta de comida y agua me está afectando. La lluvia no moja, sino que lastima. Pero lo que realmente me preocupa es el frío. No puedo dejar de temblar. El frío es tan horroroso que mi compañero se orina encima para calentarse. 25/05/1982 - Malvinas Hoy recibí una carta tuya. Las cartas no llegan muy seguido y necesitaba unas líneas urgente, para no sentir que los estaba perdiendo. Sigo aquí, luchando. Ya no siento miedo, sólo determinación. Mis compañeros y yo hemos demostrado que somos capaces de enfrentar cualquier cosa. Sigo pensando en mi casa, mis viejos y en vos, pero ahora lo hago con la certeza de que voy a volver. ¡Tengo que volver! 30/05/1982 - Malvinas La lucha es constante y muchas veces nos encontramos en situaciones extremadamente peligrosas y tensas, pero siempre tratamos de mantener el espíritu de lucha y la determinación que nos ha traído a las islas. Hemos logrado mucho en estos días. Hemos resistido los ataques y hemos mantenido nuestras posiciones. Pero también hemos perdido a muchos de nuestros compañeros. Hoy celebramos nuestra resistencia y honramos a aquellos que han caído. Las lágrimas quedan para la noche, cuando nadie nos ve. 08/06/1982 - Malvinas Nuestra unidad estaba defendiendo Bahía Agradable, una posición en la costa, cuando los británicos lanzaron un ataque sorpresa por mar y aire. El sonido de las explosiones era ensordecedor, y pronto estábamos en una lucha cuerpo a cuerpo con los soldados británicos. El ruido de los disparos y los gritos de los heridos llenaban el aire, y estábamos luchando por nuestras vidas en una situación desesperada. A medida que avanzaba la batalla, sentí la pérdida de mis compañeros de una manera desgarradora. Nos habíamos convertido en una familia durante la guerra, y ahora, uno tras otro, estaban siendo heridos o asesinados. Fue un momento muy difícil para todos nosotros, pero seguimos luchando con determinación hasta que finalmente logramos repeler el ataque enemigo. Al volver a las barracas, nadie habla. El silencio pesa. 11/06/1982 - Malvinas Hoy ha sido el día más difícil hasta ahora. Hemos recibido un ataque sorpresa y muchos de los pibes han muerto. Han tomado Pradera de Ganso y los montes alrededor. A la madrugada nos hemos tenido que retirar. Me siento destrozado, pero sé que tenemos que seguir luchando. No me quedan fuerzas. Mi corazón está con aquellos que han perdido la vida. 14/06/1982 - Malvinas Acabamos de oír por la radio la noticia de que la guerra ha terminado. Después de haber luchado con valentía y sacrificio por nuestro país, la derrota es devastadora. Enorme tristeza, frustración y rabia por no haber podido lograr la victoria y por haber perdido a muchos de nuestros compañeros en la lucha. Juancho ha tenido un ataque de ira que no podíamos controlar. La injusticia de todo lo vivido, de todo lo perdido, dispara las emociones. Además, me invade un fuerte sentimiento de desilusión y de pérdida de confianza en el gobierno, que nos mandó desprotegidos a esta lucha. Falta de apoyo y de suministros adecuados fue lo que recibimos durante la guerra. Una traición a nuestros ideales y esperanzas. Pero al mismo tiempo, me siento abrumado por la emoción y el alivio, al saber que la lucha ha terminado y que finalmente podemos regresar a nuestras casas y reunirnos con nuestros seres queridos. Gratitud y respeto por los compañeros de armas, con los que hemos luchado juntos en condiciones extremas, y con quienes hemos forjado lazos de camaradería y amistad. Emociones encontradas, complejas y diversas nos invaden tras la derrota, pero sin duda es el momento más difícil y significativo en mi vida. Ha sido un camino largo y peliagudo, y nunca pensé que vería el final. Después de la noticia, me reúno con los pibes de la unidad, y nos abrazamos y nos felicitamos mutuamente por haber sobrevivido a esta odiosa guerra. Aunque muchos de nosotros hemos perdido amigos y compañeros en los combates, todos nos sentimos agradecidos de haber sobrevivido y de que la guerra haya terminado. Pasamos las siguientes horas empacando nuestras cosas y preparándonos para abandonar las islas. Siento una mezcla de emociones mientras hago esto: tristeza por separarme de mis compañeros y alejarme de las islas que hemos defendido con tanto ahínco, pero también felicidad y alivio por poder volver a ver a mis viejos. 16/06/1982 - Malvinas Durante estos días, mientras esperamos el transporte para llevarnos de vuelta a Argentina, reflexiono sobre mi tiempo en Malvinas. Me llevo recuerdos de la dureza de la lucha, las amistades que forjamos en el campo de batalla y las pérdidas que sufrimos. Me doy cuenta de que nunca seré el mismo después de esta experiencia y que llevaré conmigo las lecciones aprendidas y las emociones vividas, durante toda mi vida. Finalmente, llega el momento de partir y abordamos el barco que nos llevará de vuelta a casa. ¡Los extraño tanto! Ya me veo sentado en la cocina comiendo un guiso calentito. Me siento emocionado por volver a ver a mamá, papá, a los pibes, por volver a mi vida normal, a mis estudios, pero también cansado, muy cansado y ansioso por lo que me espera en el futuro. Sin embargo, sé que tengo la fuerza para enfrentar cualquier cosa que venga, después de haber sobrevivido a la guerra de Malvinas. Nunca olvidaré lo que he visto y lo que he vivido aquí. Emocionalmente agotado por las difíciles condiciones de la guerra, así como por la falta de apoyo y recursos adecuados, me pregunto ¿por qué luchamos en la guerra de Malvinas? Siento al mismo tiempo un fuerte sentido del deber y patriotismo, y creo firmemente estar luchando por mi país y mi patria a quienes les debo lealtad. Me siento motivado por la idea de recuperar las Malvinas para Argentina, y defender la integridad territorial de mi país. Sin embargo, también siento que la lucha no fue justa o equitativa, y que luchamos contra un enemigo mejor equipado y más preparado. A esta altura, cuestiono la legitimidad de la guerra, y me pregunto, aquí, ante tantas frías cruces, si realmente vale la pena el sacrificio de tantas vidas.
La guerra de las Malvinas fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido desatado el 2 de abril de 1982, con la ocupación de Puerto Argentino por parte de tropas argentinas, bajo órdenes de la Junta Militar. En él se disputó la soberanía de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, ubicadas en el Atlántico Sur. Como respuesta, el gobierno británico desplegó una enorme fuerza expedicionaria que, al cabo de diez semanas de batalla, desalojó a las fuerzas argentinas.
Pero hagamos un poco de historia. Tras su descubrimiento, la región había sido ocupada en forma sucesiva por España, Francia y nuevamente España. Argentina estableció que, de ser posesión española como Virreinato del Río de la Plata, tras la Revolución de Mayo de 1810 y de la independencia argentina en 1816, pasaron a formar parte del nuevo país Argentina y los consideró parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
El Reino Unido, en una operación militar, el 3 de enero de 1833, desalojó a la población de origen argentino y a las autoridades allí establecidas legítimamente, reemplazándolas por súbditos británicos. Esto motivó que las autoridades argentinas reclamaran inmediatamente la agresión injustificada llevada a cabo en tiempo de paz y amistad entre las dos naciones, continuando hasta la actualidad el reclamo de forma diplomática. Desde ese momento, hubo un canal multilateral inalterable hacia las Naciones Unidas y la OEA y otro hacia el Reino Unido con continuidades, rupturas y algunos pasos en falso, sin encontrar una solución definitiva.
La Organización de las Naciones Unidas consideraba y considera actualmente a los archipiélagos como territorios en litigio entre Argentina y Reino Unido. Mientras este último los administraba y explotaba, Argentina establecía que habían sido ocupados por una potencia invasora, y además estos territorios se encuentran en su plataforma continental.
Estratégicamente, el control de la zona da a su ocupante una posición privilegiada sobre el cruce austral y su tráfico marítimo. Argentina fue el primer país que tuvo una base científica en Antártida en 1904, señalando una política activa que se tradujo en 13 bases, seis de ellas permanentes. En ese marco, las islas tienen un valor estratégico también para Reino Unido. Malvinas es el único lugar que tiene el control para el pasaje del Atlántico al Pacífico. Si pasa algo con el canal de Panamá, es el paso obligado de los barcos. Por otra parte, Reino Unido ya está pensando qué va a hacer con la Antártida y sus riquezas, fundamentalmente con la mayor reserva de agua potable del planeta.
Tatuadas en la piel, pintadas en los muros de Buenos Aires, en billetes de curso legal: las islas Malvinas siguen omnipresentes en Argentina 40 años después del intento fallido por recuperar su soberanía, reivindicada desde los libros escolares hasta la propia Constitución. «La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del derecho internacional constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino», establece la Constitución.
El que os presento es un relato de ficción, basado en hechos reales.
En cuanto a los videos, el primero es “La isla de la buena memoria” de Alejandro Lerner.
Y el segundo es el tema «Reina Madre» que Raúl Porchetto escribió en medio de la Guerra de Malvinas. Cuenta una historia ficticia sobre un soldado inglés que se cuestiona a sí mismo, en una carta dirigida a su madre, preguntándose por qué estaba luchando, por qué estaba matando. Con el paso del tiempo se convirtió en una especie de himno de aquel conflicto bélico.
En aquellos días yo me peleé con muchos de mis amigos. Aunque creía y creo que las Malvinas son argentinas, no creía en aquella guerra, no creo en ninguna guerra, no creo que la guerra sea una solución. Y mientras ellos vendían sus joyas para mandar alimentos y abrigos a los pibes que estaban luchando en Malvinas, mientras las primeras planas proclamaban “Estamos ganando”, yo me sentía extraña a todo mi entorno. Hasta que escuché el tema «Reina Madre», entendí que no estaba sola y pude respirar.
Hoy, 2 de abril, se conmemora en Argentina el “Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas”.
Por los que cayeron, por los que volvieron, por los que dejaron allá parte de sus vidas…

Ay, Marlen. ¡Cuánta tristeza!
No creo en las guerras, nunca creeré. Venga de quién venga y quienes combatan. La violencia no puede ser la solución a los problemas. Porque, además, en estas, los más débiles siempre tendrán las de perder. Aunque en el fondo, todos pierden. Digan lo que digan los gobernantes y sus malditos políticos.
Si al declarar una guerra, los valientes de coronas, estrellas y galones fueran obligados a ponerse al frente de las tropas y ser los primeros en combatir, seguro que agotaban el diálogo hasta llegar a algún consenso. Pero claro, como los que mueren, sufren o regresan machacados, son siempre los mismos, seguirán existiendo guerras hasta nuestra exterminación.
Hay quién dice que si te atacan tendrás que defenderte; o que, si no te preparas para la guerra, no te dejarán vivir en paz. El problema es que no hablamos de disputas de vecinos, peleas o defensa de tu casa; cada guerra es un mercado de intereses políticos y económicos; una mentira transformada en patriotismo, orgullo de banderas y territorios; un juego en el que los poderosos no se manchan ni los dedos y deciden la vida y muerte de muchos inocentes.
La canción “Reina madre” de Raúl Porchetto hiere el corazón como una espada. ¡Tremenda!
Un recuerdo para los caídos, de cualquier bando o condición.
Un Abrazo.
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Hola Jose.
Me costó mucho escribir esta entrada. Tristeza, rabia, bronca, dolor por tanta injusticia, por tantas vidas destrozadas, por tantos inocentes en las trincheras y fuera de ellas. Por eso me reitero en mi convicción: «Aunque creía y creo que las Malvinas son argentinas, no creía en aquella guerra, no creo en ninguna guerra, no creo que la guerra sea una solución.» Lo lamentable es que no aprendemos.
Las cicatrices aún están abiertas. Sigo escuchando a Porchetto. Y sigo recordando a los caídos, a todos los caídos en esa guerra infame.
Un abrazo.
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