VadeReto (marzo 2023)

VadeReto, ¿Jugamos a Inventar Historias? En el blog “Acervo de letras” de Jose Ant. Sánchez, existe este juego que me encanta. Es una invitación a escribir, sólo un tema cada mes que puedes desarrollar como más te guste. Así que, aceptando el desafío de Jose, aquí os presento mi relato que este mes va de ¡La Alegría!

Mamadú, la alegría de la casa

.- Anita, ¿pero eres tú, en serio?

Hacía como 5 años que no hablaba con mi amiga. Nos habíamos perdido la pista cuando ella se fue a instalar en Israel. El trabajo, la rutina que te envuelve, el no encontrar el momento para llamar a amigos comunes y conseguir su contacto.

Pero por fin, ahí estaba al otro lado de la línea, tan cariñosa y jovial como siempre, contándome que ahora vivía en Estocolmo pero que viajaba la semana siguiente a San Sebastián, por un curso que tenía que dar en la Universidad.

.- ¡Pues te quedas en casa, desde luego! A Josetxo le va a encantar.

.- ¡Ni hablar! No quiero molestaros y, además, me pagan el hotel.

.- ¡Ya, como que te vas a librar de nosotros! Además, tengo tanto que contarte que no puedo esperar estos días para sentarnos con nuestro té hasta que las velas no ardan.

.- Eres la misma de siempre, es que me convences. Y yo encantada.

Y así, de esa forma tan sencilla nos rencontramos y pasamos horas y horas charlando de todo lo vivido en este tiempo. ¡Que no es poco!

Comencé por contarle de los planes que habíamos hecho para unas vacaciones diferentes en África, concretamente en Benín. Los dos queríamos volver a vivir alguna aventura y era imposible imaginar todo lo que nos pasaría.

A nosotros nos gusta mucho viajar y conocer paisajes, gente y culturas diferentes. Pero el mundo es tan grande, que por muchos viajes que hagamos siempre quedarán países que son una sorpresa y Benín fue uno de ellos. No es mucha la gente que sabe situar a la antigua colonia francesa en el oeste de África, encajonada entre Togo al oeste, Nigeria al este y al norte por Burkina Faso y Níger, con una salida al océano Atlántico, en el Golfo de Guinea.

La idea era conocer el Complejo W-Arly-Pendjari, hogar de la mayor población de elefantes en África occidental y de la mayoría de los grandes mamíferos típicos de la región y el Parque Nacional W, con sus guepardos, cocodrilos e hipopótamos.

Luego iríamos a la costa y la capital Porto Novo con su mezcla extraña de edificios. Porto Novo es uno de los lugares de donde salieron muchos esclavos que fueron llevados a las haciendas de Brasil. Que ya sabemos que el esclavismo africano, no llegó solamente a Estados Unidos.

Paisaje, naturaleza, tradiciones y lugares únicos. Lo que nos gusta para recorrer y fotografiar.

.- Espera que llega Mamadú de la escuela.

.- ¿Mama qué?

.- Anita, te presento a Mamadú, nuestro hijo. Cierra la boca, chica. Que te van a entrar moscas. Mamadú, vete a jugar un ratito con papi, que luego me cuentas qué tal la escuela.

.- ¿Pero qué, quién, cómo…?

.- Espera, que te sigo contando.

De Porto Novo nos fuimos a Cotonou, que aunque no es la capital, es la ciudad más importante del país. Y tiene un Grand Marché, puestos de telas, cacharros, comida, e infinidad de mercancías, un mercado típico africano, caótico, lleno de olores y colores, adonde íbamos a comprar esas frutas maravillosas. Todos los días, en el mercado, encontrábamos un niño, o mejor dicho nos encontraba él y recorría con nosotros todos los puestos donde los vendedores lo conocían y le regalaban alguna fruta o algo de comida.

Con 4 añitos y su ancha sonrisa que conseguía cualquier cosa, nos hacía de guía y nos lograba mejores precios en todo. A Mamadú lo que le gustaba era correr de un lado para otro. También hacía el gesto de chutar un balón, aunque no tenía ni nunca había tenido uno.

Charlábamos, nos hacía reír y terminábamos comiendo algo juntos. El único momento en que se le cambiaba la cara y se ponía serio era cuando le preguntábamos por su familia. ¿Dónde estaban sus padres? ¿Tenía hermanos? ¿Por qué no estaba en la escuela?

Siempre evadía las respuestas, hasta que un día en que nos preguntaba dónde vivíamos y si teníamos hijos, me dijo:

.- ¿Por qué no me llevas contigo? Podría vivir con vosotros.

Fue el día en que nos dimos cuenta que Mamadú vivía en la calle, no tenía familia. O eso pensamos hasta que empezó a contarnos su vida. Vivía en Banikoara, donde los campos son de algodón, con sus padres y dos hermanos menores.

Una noche, su padre le dijo que al día siguiente le iba a acompañar a Nigeria. Cogieron prestado el coche de su tío y cuando llegaron, se encontraron con una señora que le dio dinero al padre. Entonces él le dijo que lo esperara, que iba a comprar pan. Se fue y le dejó allí. Nos contó que había tenido mucho miedo. Le decían que barriera la casa, que fregara los platos, cosas así. Su padre lo vendió para que se encargara del trabajo doméstico. Con el dinero, 20.000 CFA (unos 30 euros), quería saldar unas deudas.

La vida de Mamadú se truncó. Fue explotado y maltratado. Un día, cuando la señora lo mandó a hacer un recado con su hija, aprovechó para fugarse. Entonces vivió en la calle, comiendo lo que encontraba y durmiendo en el mercado ese, donde siempre nos encontraba. El niño nunca había ido a la escuela.

Su historia nos conmovió y lo convencimos para ir al Centro Don Bosco de Porto Novo, donde el misionero salesiano que nos atendió encontró a su madre, pero ella no quería que el niño volviera porque estaba segura que el padre lo volvería a vender y tenía miedo de en qué manos podía caer.

El tráfico de niños es terrible en la región. Son destinados a una vida de semi-esclavitud, sometidos a todo tipo de abusos y vejaciones, trabajando de la mañana a la noche, lejos de sus familias y a veces, de su país. Al no conocer la lengua del lugar, al no tener lazos ni relación con nadie de allí, se encuentran totalmente desprotegidos.

La gran frontera que Benín comparte con Nigeria hace de este pequeño país un lugar ideal para el tráfico de menores. Es una línea muy porosa donde una policía corrupta siempre mira para otro lado. La falta de recursos y una economía que depende del contrabando con el país vecino, facilita esta actividad.

Los niños y las niñas son vendidos o secuestrados para trabajar como siervos en casas, en granjas y plantaciones, en minas y canteras, en los mercados o son explotados sexualmente o utilizados como soldados. También son víctimas de las mafias que trafican con órganos o para sacrificios humanos, una práctica muy común en toda África occidental, pero especialmente en Nigeria.

.- Dios mío, Maitetxu ¡no me digas esas cosas!

.- Pero es que hay que saberlo, por lo menos saber lo que pasa más allá de nuestras narices.

Pobreza, falta de educación, desestructuración familiar, conflictos e inestabilidad, la impunidad de la que gozan los traficantes, la falta de medios de las autoridades, la falta de inscripción en los registros civiles o factores culturales como que a los niños no se les considere personas con derecho, facilitan esta actividad.

.- No llores Anita. Toma los pañuelos de papel.

El proceso de adopción fue complicado. Los viajes, los trámites se hicieron eternos y la espera nos generó una situación de permanente ansiedad. Pero contrariamente a las experiencias de otros adoptantes, fue un proceso normal, vino todo rodado gracias a la intermediación de los misioneros salesianos que comprendieron rápidamente que era la única forma de sacar a Mamadú de la calle y salvarlo del tráfico de niños. Cuando llegó, en casa no hubo proceso de adaptación porque fue instantáneo. Muy positivo por todo el entorno. Nuestras familias y amigos lo acogieron como un hijo propio. En la familia de Josetxo es el único niño que hay, el único nieto. En mi familia, mi sobrina tenía 15 años cuando Mamadú llegó, por lo que también es el único. Ha sido un niño muy bien cobijado, es el centro de atención y está un poco mimado, como le corresponde a un hijo único.

.- ¿Pero entonces es vuestro hijo? ¿Los papeles?

.- Todo en regla. Mamadú Babestuaren es nuestro hijo a todos los efectos.

.- ¿Y cómo lo recibió la gente aquí?

.- A nosotros, cuando íbamos con él por la calle, los vecinos con los que no habíamos tenido relación, nos paraban para felicitarnos. Llamábamos la atención, un niño tan sonriente y negro.

.- ¿Y va al colegio? ¿Se adaptó?

.- En el cole empezaron un poco los problemas que se solucionaron con mucho esfuerzo y tesón. El primer año lo que hicimos con la dirección del centro, fue informar de nuestra situación. Éramos la única familia con un hijo adoptado y Mamadú sigue siendo el único niño negro de la escuela. Los niños suelen ser duros con los que son diferentes, pero las maestras han hecho un trabajo genial, hablando con ellos, enseñándoles fotos de Benín y haciendo que Mamadú les contara sobre Porto Novo y el mercado. Nuestro hijo nunca ha tenido problemas por su condición de negro y adoptado. ¿Se los puede encontrar algún día? Quizás sí. Pero para eso estamos nosotros, para darle herramientas, para enseñarle a gestionar los problemas que pueda encontrar y para educar su entorno.

.- Ama, ama, que se hace tarde, hay que ir ya.

.- Ven Mamadú, dale un beso a Anita y cuéntale nuestros planes.

.- Orain Kontxa hondartzara goaz. 

.- Háblale en castellano, que Anita no sabe euskera.

.- ¡Ah, vale! Pues ahora nos vamos a la playa de la Kontxa. Pero rápido, antes de que se esconda el sol. Y vamos a sacar una foto como la del año pasado. Mira, esta. Todos saltando, bailando, contentos y muertos de risa. ¿Ves? Vamos ama, aita, Anita tú también. Zoriona zoriona!

.- ¡Alegría, amiga, alegría!

.- Yo llevo la cesta con la tortilla. Que “Barriga vacía, no tiene alegría”

.- ¡Ay Josetxo, tú siempre estás en todo, mi amor!

.- ¡Qué alegría volver a vernos, amigos!

PD: Como nunca he estado en Benín, aunque me hubiera gustado, las fotos no son mías. Son de libre circulación por internet. Con permiso de Jose, la foto final es de MundoCreati.com, edición JascNet, para el VadeReto de este mes.

Publicado por BlogTrujaman

Desconfío de aquellos autores, músicos, escritores que, escribiendo ficción, dicen no escribir sobre su propia vida. Al escribir, uno se va enredando en sus propios recuerdos y aparecen entremezclados en la obra. Es muy difícil que todo lo que cuentas le pase sólo a tus personajes. Detalles, pequeños gestos, lugares, contaminan lo que sale de tus manos y no puedes separarte de tus propias experiencias. A mí también me suele pasar. Por eso, en un momento dado, decidí escribir directamente sobre lo pensado y vivido en este planeta, en este viaje. O tal vez, el miedo a desaparecer sin dejar rastro, hizo que me decidiera a abrir la caja de mis recuerdos para contar sin filtro, instantes de un tiempo que no volverá.

22 comentarios sobre “VadeReto (marzo 2023)

  1. Buenos días, Marlen.
    Un relato agridulce, aunque con final feliz.
    Por desgracia somos ajenos a los gravísimos problemas que tiene el mundo más allá de nuestras fronteras, sobre todo para los niños. Con relatos como el tuyo se pega lanza grito a ver si así llega a más gente y nos concienciamos y hacemos algo más que protestar en el sofá.
    Como te he dicho varias veces, ya no viajo, pero me hubiera gustado visitar África de joven. Solo con el colorido ya te entra la alegría en el cuerpo. Creo que son felices con poco y disfrutan de lo que tienen. Me encantan esos vídeos donde salen pequeños bailando o disfrutando con una pelota de trapo. Por desgracias, ahí no aparecen las penurias y necesidades que pasan, pero deberían ser conscientes del amor y sonrisa que contagian y nosotros ser más solidarios, generosos y mirar más allá de nuestros pies.
    El mundo es duro, el mundo es cruel, pero creo que está claro que somos todos muy culpables de lo que pasa. Más allá de los grandísimos ¡*$»%&! gobernantes que explotan a sus gentes.
    Me quedo con la alegría final. Un niño que pidió una madre y se encontró con una familia.
    Muchas gracias, amiga.
    Groot Drukkie (abrazo grande en Afrikáans ;))

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    1. Hola Jose, buenos días.
      Sí, a la alegría también se llega después de los peores momentos en la vida. Eso quería contar, que aunque todo parece que va a ser funesto, la vida se encarga de las segundas oportunidades. Mamadú tuvo una primer familia que no lo quiso y llegó a venderlo por 30€. Pero llegaron Maitetxu y Josetxo y lo integraron en una familia feliz, con abuelos, tíos, primos y amigos. Al final cada uno de ellos, a su manera, expresa su alegría.
      De paso, no puedo con mi genio, y quise concienciar o recordar que los niños son los más desprotegidos (niños y viejos, las dos puntas de la vida, los que no importan). Mamadú adquiere el apellido de la familia: Mamadú Babestuaren y «babestuaren» significa en euskera «de los protegidos». Se convierte en protegido de su familia y de una sociedad que lo acepta.
      Lo que dices de los videos donde aparecen niños bailando o jugando, los niños son niños, vivan donde vivan y en las condiciones que sea. Vendrá (o no) el momento en que se den cuenta de las desigualdades con el resto del mundo y su reacción dependerá de lo que les hayan transmitido antes. Pero no serán conscientes de la alegría que transmiten porque nadie se los muestra. Es nuestro deber hacerles saber lo importantes que son para otras sociedades y para el mundo en general. Sí, ya sé, ¡difícil!
      De acuerdo contigo en que, «Más allá de los grandísimos ¡*$»%&! gobernantes que explotan a sus gentes», gobernantes a quienes votamos nosotros, por cierto, que no se nos olvide. Más allá de eso, todos somos culpables de mirar para otro lado, de no querer enterarnos, de creer que somos el centro del universo, de no hacer lo suficiente… Por eso aquí estamos, hablando de «los nadie» cada vez que podemos.
      Yo también me quedo con la sonrisa de Mamadú y con LA ALEGRÍA que debe inundarnos por estar vivos, por ser privilegiados, por tener la oportunidad de hablar y de hacer algo al respecto.
      Vreugde vir almal! N groot drukkie (¡Alegría para todos! Un abrazo grande en Afrikáans)

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      1. «Mamadú Babestuaren y «babestuaren» significa en euskera «de los protegidos»».
        Muero de amor. Qué tremenda y maravillosa casualidad tiene la vida.
        Alegría por Mamadú y porque tú eres voz de tantísimos callados por el mundo.
        Gracias, amiga.

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        1. Hola Jose. Una aclaración, nada más. Mamadú no existe, me lo inventé para este cuento. Y como me gusta jugar con los pequeños detalles, el apellido fue buscado a propósito, como un guiño.
          Los padres se llaman Maite y José, pero el uso del sufijo «txu» o «txo» implica en euskera cercanía, cariño, amor: por eso Maitetxu y Josetxu.
          El uso del euskera por parte del niño tampoco es casual, quería mostrar hasta qué punto y qué rápidamente se había ambientado a su nuevo hogar.
          Por último, quise que cada uno de los 4 personajes dijeran la palabra «Alegría» para reafirmar esta palabra tan especial. Mamadú la dice en euskera y repetida: Zoriona. Maitetxu y Anita también la dicen. Y Josetxu, que es un degustador de la buena vida y la buena cocina no podía dejar de nombrar la comida.
          ¿Te gustaron los guiños?

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          1. Bueno, para mí Mamadú existe y lo has ubicado cerquita del corazón. Existe en cada niño que pasa por esas penurias, en cada uno que consigue solventarlas y en todos los que de una forma u otra gritan en silencio pidiendo que se les escuche.
            Para los que disfrutamos leyendo y vamos más allá del simple texto escrito, los personajes toman vida y son la excusa perfecta para vivir (disfrutando o sufriendo) de sus peripecias.
            Y ya sé que debo llamarte Marlentxu; y vas a terminar convenciéndome de que me haga llamar Josetxu. XD
            Me encantan los guiños, tanto los pícaros como los dulces y amistosos. ;D

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            1. ¡Ay Josetxu! ¡Qué bonito que lo dices!
              Y además, tienes tanta razón con los personajes que cobran vida.
              En euskera se dice: “Izena duen guztia, ba da” que significa “todo lo que tiene nombre, existe”. Por eso los nombres de mis personajes son muy pensados, o tienen relación con alguien particular o su nombre tiene sentido.
              A mí también me gustan los guiños, de todo tipo. 🤣😂🤣
              Que duermas bien.

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    1. Hola Nuria.
      Me alegra que te haya gustado el relato y me alegra más que te haya hecho pensar en las personas y familias que sufren por culpa de estas mafias. En realidad esa era una de mis intenciones, la de reflexionar sobre lo poco que se protege a los niños. Y cuando se supone que se está regulando la adopción, muchas veces sólo se ponen trabas a la adopción, sin tocar a las mafias responsables del tráfico e impidiendo que familias que quieren adoptar legalmente, den una mejor vida a quienes lo necesitan. Demasiados intereses (léase $$$$$$$) de por medio.
      Gracias por tu comentario. Un abrazo amigo a ti también.

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  2. La alegría tiene también la forma de una oportunidad. No me refiero solo a la del protagonista de la historia, que me ha encantado, sino también a la oportunidad que ofrece esta historia para que nos asomemos a otras realidades.

    Son necesarias estas historias. Porque, como sociedad, si no sabemos pasar de la empatia al acto, entonces se quedan solo en eso, en historias. Siempre se puede hacer algo y, si nos escudamos en que la culpa es de los gobernantes y de los depravados, que lo es, para después no saber pasar de la empatia al acto, entonces no quedamos muy lejos de ellos, les hayamos votado o no.

    Ese es el valor de estas historias, el de enfrentarnos con nuestras propias conciencias. Y esa es la alegría que producen, al hacernos realmente seres humanos. Vuelvo a mi querida ecuación: «la alegría, cuanto más se da, más se tiene». Si pensamos en toda la alegría que hay por dar en estos mundos olvidados hasta por los telediarios, el potencial es enorme.

    Una alegría leerte, primor. Un gran abrazo!

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    1. Tienes razón, Isra. La alegría es también redescubrir lo que «sin querer queriendo» como decía El Chavo, habíamos dejado aparcado, sin tener en cuenta: asomarnos a otras realidades, despertar conciencias, empatías e intentar gestos. Siendo unos privilegiados, acordarnos de quienes no lo tienen tan fácil.
      Una alegría para mí, al encontrar eco. Gracias por estar del otro lado de la red. Un abrazo, amigo.

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  3. ¡Hola! Muy bonito relato, triste pero con la alegría final, lo que supone un extra de felicidad, por tanto. Esa felicidad debería poder contagiarse así, sin más, con solo leer un relato, este mes, con el reto del acervo haríamos más de un milagro. Un abrazo. 🙂

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  4. Hola Merche. Gracias por tu comentario.
    Fíjate que yo estoy convencida que, como tú dices, la felicidad, la emoción de un relato se transmite así nomás, al leerlo. ¡Y eso es un milagro tan cercano! Así que gracias también a Jose, por traernos este tema de reto al Acervo.
    Un abrazo.

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  5. Me ha gustado, y mucho. Primero porque llamas la atención sobre los problemas en otros sitios, a veces estamos tan encerrados en nuestra «burbuja» que poco estamos conscientes que en otros lugares verdaderamente se «batalla» y si no en otros lugares (porque en todos lados se cuecen habas), si quizás, en otras familias, en otros barrios, en otras zonas de un mismo país. Lo segundo, llamar la atención sobre la necesidad tan grande que hay de adopciones responsables, tanto niño que anda sufriendo sin padres, sin nadie que los apoye y cuya adopción se hace tortuosa y que crecen y luego ya nadie los quiere adoptar. Y tercero, la historia es preciosa, con un final feliz que compensa por todas las cosas desagradables por las que pasa Mamadú, es un alivio ver que al final su vida cambia para bien. Una alegría pues. Me parece que sales muy airosa del reto de José. Te dejo un abrazo.

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    1. Hola Ana. Muchas gracias por tu comentario. Tienes razón, en todos lados cuecen habas. Y si bien no siempre es fácil llegar a esos casos extremos a los que pocas veces tenemos acceso, hay otras familias, en otros barrios, en otras zonas del mismo país en el que vivimos, de los cuales podríamos ser conscientes y salir un rato de la burbuja para hacer algo.
      El tema de las adopciones se ha convertido en una patata caliente que nadie quiere tocar, hay demasiados intereses de por medio. Y luego sale el típico comentario imbécil: Pero si allí están mucho mejor, entre los suyos. ¿Y quienes son los suyos. Los que tratan a esos niños como mercancía, los que los venden, los que juegan con los sentimientos y las necesidades de sus familias. O los que podrían darles amor y un futuro?
      El reto de este mes es la alegría. A veces se puede lograr, a veces el final es feliz, a veces uno de estos niños zafa del destino y consigue la oportunidad de que una puerta se abra. Y eso (aunque sólo sea un porcentaje ínfimo) debe ser motivo de regocijo, de risas, saltos, carcajadas, ALEGRÍA.
      Un abrazo también para ti, Tigrilla.

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  6. Hola Marlen. Que suerte tuvo Mamadu de encontrar personas con tanta bondad. Llegar a tener otra vida en libertad con el cariño de una familia es una bendición.
    Cuando leo estas historias no puedo evitar preguntarme dónde está Unicef. Porque en estos países, al igual que en Brasil donde los niños están indefensos en manos de las mafias que rastrean las calles para capturan a niños, y niñas, no hacen nada. Es algo incoherente, incomprensible.
    Un gran relato con un mensaje excepcional. Me gustó mucho. Un abrazo

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  7. Hola Nuria.
    Sí, Mamadu tuvo la enorme suerte de ser un privilegiado en un mundo cruel e injusto. Logró salir de la miseria y vivir como debieran vivir todos los niños, en medio del amor y la protección de una familia.
    Creo que Unicef lucha contra gigantes y eso no es fácil. Leía hace un momento que la pandemia puso en evidencia que la protección social es una respuesta fundamental, en tiempos de crisis. ¡Claro! Casi todos los gobiernos del mundo introdujeron nuevos programas de protección social o adaptaron con rapidez los regímenes existentes a fin de apoyar a los niños y las familias, pero la mayoría no hizo reformas permanentes orientadas a garantizar una protección ante crisis futuras. O sea que algunas organizaciones y particulares se implicaron en buscar soluciones, y lograron paliar en algo la crisis. Pero luego llegaron, como siempre, los recortes porque hay necesidades más importantes: subirse el sueldo o los beneficios a ellos mismos, hacer propaganda con grandes emprendimientos que aseguran votos…
    Injusto y horroroso, sí; pero incomprensible, no.
    África, América, Asia, en muchos países de este hermoso mundo que habitamos, los niños están indefensos en manos de las mafias que rastrean las calles para capturar a niños y niñas. Ni Unicef ni nosotros tenemos suficiente fuerza para luchar contra ellos. Pero tenemos la fuerza de ser muchos y estar en todos lados. Así que si logramos que a alguien le lleguen nuestros gritos, si logramos que alguien se interese y haga un pequeño gesto, si somos un poco más conscientes y hablamos de ello, como estamos haciéndolo, cada ínfimo gesto suma.
    Me alegro que te haya llegado el mensaje, me alegro que te haya hecho reaccionar. Sigamos dando pasos, sigamos exigiendo y haciendo pequeñas cosas. Gracias por tu comentario, de verdad. Un abrazo.

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  8. Impresionante y a la vez magnífica historia. Me has sacado una sonrisa enorme. Y también casi lágrimas. Es insoportable saber que existe semejante crueldad y abuso de los niños. Pero hay que saberlo. Todo el mundo debe saberlo y no mirar hacia otro lado. Insufrible, pero espantosamente real.
    Y realísimo es tu relato, me lo he creído. Pero estoy segura de que existen casos como el que narras, en el que algunos niños encuentran el paraíso al ser rescatados por padres así de buenos. Ójala se acabe con esa endemoniada realidad. Ni un sólo niño del planeta merece tal infelicidad; ni hambre; ni esclavitud; ni desamor; ni abusos. En fin… me has hecho estremecer. Y sonreír también! :).
    Un cálido abrazo, viajera, y ¡felicidades por tan encantador aporte!

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  9. Hola Maite.
    Muchas gracias por tus palabras. Escribir implica eso, llegar a quien te lee, despertar emociones, hacer reír y sonreír, hacer llorar y estremecer. Cuando lo logro, me siento inmensamente feliz y cuando me entero que el cuento ha llegado a destino y el comentario no es un simple «Me gusta» lo festejo como festejo cada minuto especial de cada día. Así que ya sabes lo que voy a hacer, voy a festejar por tu comentario, por el hada Inspiración que me ayuda, por Mamadú y todos los niños que encuentran su sitio en el mundo y son felices viviendo rodeados de amor.
    Y me uno a tus deseos: Ni un sólo niño del planeta sin felicidad, con hambre, en condición de esclavo, sufriendo abusos, sin educación, sin AMOR.
    Un abrazo goxo goxo (calentito) para ti también.

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